Lanzado en 2008, el Audi Q5 terminó relegando a las berlinas y al A3 como los coches más vendidos en la marca alemana: hasta 2,5 millones de unidades se han vendido de él desde entonces, llegando a convertirse en el dominador de su categoría. Una posición que en los últimos años había perdido en favor de sus dos principales rivales, el BMW X3 y Mercedes-Benz GLC, renovados con anterioridad, eso sí. Y con permiso del Q3, un automóvil más perqueño pero que ha cogido gran protagonismo también.
Recuperar ese estatus es lo que busca su tercera entrega, que ya hemos podido conducir y que acarrea una revolución interna determinada por una nueva plataforma, mecánicas electrificadas y la dualidad de carrocerías donde la Sportback ha mejorado considerablemente en diseño. Esta variante se estrenó en 2021 y deja atrás un aspecto difícil de digerir y que más bien parecía solución de emergencia para dar respuesta a un segmento creciente (tanto es así que en Europa ha supuesto el 55% de las ventas). La silueta ahora es más elegante y dinámica, con una caída del techo mejor integrada y un luneta inclinada que mantiene los elementos visuales del SUV como la tira de LED.
Un Q5 Sportback más atractivo
De hecho, el coche -que aumenta su longitud hasta los 4,72 metros- recurre a la Plataforma Premium de Combustión, la PPC, que también da vida al nuevo A5 y que convivirá de manera paralela con la eléctrica, PPE bajo la que han sido creados tanto el Q6 e-etron como el A6 e-tron. Esta última también es usada por Porsche. En el diseño, destacan elementos como la icónica parrilla Singleframe que aumenta su anchura y prominencia; los grupos ópticos principales, con un diseño más estilizado, tecnología Matrix LED mejorada y una firma lumínica diurna más elegante en la que se podrán elegir hasta ocho diseños diferentes.
Y como en el apartado lumínico Audi sigue siendo uno de los referentes, este Q5 también evoluciona su zona trasera donde la tecnología OLED se combina con un sensor de proximidad y permite interactuar con el resto de conductores, destacando avisos a través de estas tiras para alertar en caso de peligro, ya sea por accidente o avería. Además, se proyecta en la luz de freno superior un triángulo de emergencia para poner ya en preaviso a quienes le suceden.
Interior digital conocido
El apartado exterior los completan los nuevos juegos de llantas de aleación de 19 a 21 pulgadas, los 11 colores de carrocería con la posibilidad de añadir el tono deseado dentro del amplísimo catálogo Audi exclusive o los tres niveles de acabado: Advance, S line y Black line.
Puertas adentro, el puesto de conducción es una oda a la digitalización ya conocida en los nuevos A5, A6 y Q6. Se trata de una terna compuesta, primero, por un cuadro de instrumentos de 11,9 pulgadas con un sinfín de información; segundo, un monitor central de 14,5 pulgadas con tecnología OLED y basado en Android Automotive lo que permite integrar Spotify o Youtube. Por último, hay una tercera pantalla de 10,9 pulgadas situada frente al copiloto que replica algunas de las funciones de la central -pudiendo así ayudarle por ejemplo a la hora de ajustar un destino- y cuenta con la tecnología de opacidad para no distraer al conductor si el acompañante está viendo contenido multimedia o con un videojuego.
Este ambiente se completa con un avanzado y completo Head-up display, mientras que las opciones de personalización se han ampliado gracias a los nuevos materiales sostenibles como el textil Kaskade y Dinamica, un cuero alternativo fabricado en parte con poliéster reciclado. Por último, la iluminación ambiental dinámica se integra con funciones de seguridad como los intermitentes o los sensores de proximidad.
habitabilidad y maletero
Sin salir de la habitabilidad, no hay diferencias de espacio en las plazas traseras que sigue siendo amplísimas para las piernas o la cabeza, incluso en el Sportback. Y se conserva una de las grandes virtudes del anterior Q5, la segunda fila deslizable (aunque pase de 15 a 10 cm). Por anchura caben más o menos tres adultos y entre los elementos de confort tenemos la calefacción de las butacas, el sistema de climatización independiente o los diferentes puertos USB para que la experiencia digital sea todavía mayor.
Y por si se lo está preguntado, ambos mantienen la misma capacidad del maletero con una diferencia de 5 litros en favor del SUV, hasta los 520 litros. Volumen que, eso sí, se reduce en los motores SQ5 hasta los 475 y 470 litros por la redistribución de los elementos del sistema de propulsión. Las formas son muy regulares e incluso cuenta con funciones prácticas como el pequeño compartimento para guardar la bandeja.
Diesel ya, y PHEV en unos meses
También hay una evolución mecánica pues toda la gama Q5 está disponible con motores electrificados que se inician con las versiones MHEV plus que hemos conocido y que tendrán su culmen con las alternativas híbridas enchufables que llegarán en los próximos meses, con autonomías eléctricas superiores a los 120 km.
La novedad reside en que la nueva tecnología híbrida ligera permite mover al conjunto en modo 100% eléctrico en determinados escenarios, como pueda ser la arrancada, los primeros metros inicial, las maniobras de aparcamiento o los atascos. En este caso hablamos de un bloque de 24 CV que se alimenta mediante una red de a bordo con batería de 48 voltios y una capacidad de 1,7 kWh (su química es litio ferro-fosfato) y una transmisión automática de doble embrague con siete relaciones. El tránsito entre los motores es imperceptible y lógicamente sirve para arañar unas buenas décimas al gasto medio.
Hablamos por un lado de dos bloques de gasolina, un 2.0 TFSI de 204 CV de potencia y 340 Nm de par, y otro V6 3.0 TFSI de 367 CV y 550 Nm que acelera de 0 a 100 km/h en 4,5 segundos para dar vida en exclusiva al SQ5. En el otro lado de la balanza tenemos el diésel, 2.0 TDI con 204 CV y 400 Nm para homologar el gasto más bajo de todos, 5,9 l/100 km y conseguir una autonomía oficial de más de 1.100 km. Durante la prueba hemos optado por los dos 2.0 siendo complicada la elección entre uno y otro aunque quedando quizá más prendidos del diésel, por ese mayor par que ofrece y porque el consumo medido fue 1,5 litros inferior al TFSI, que nos marcó un gasto de 9 l/100 km durante la ruta. La única pega que el ponemos es que en marcha suena considerablemente más que el gasolina.
Comportamiento off road
Por cierto, todos están asociados a la tracción total quattro (aunque el gasolina también podrá combinarse con la tracción delantera), lo que no solo le proporciona una capacidad de remolque hasta de 2.400 kilos, sino que le permite salir airoso tanto de situaciones adversas de agarre en asfalto como fuera de él. Porque otra de las virtudes que mantiene el coche, y lo hemos comprobado durante la toma de contacto, es que es uno de los pocos SUV premium con verdaderas aspiraciones off road.
Para ello se rodea no solo de una buena altura libre al suelo, sino que esta puede variar en un rango hasta de 60 mm gracias a la suspensión neumática, que igualmente aumenta las opciones de uso al ajustar la altura y la dureza de los amortiguadores según el tipo de conducción o el camino por el que transitemos, haciendo que el Q5 absorba baches pequeños sin comprometer la estabilidad durante maniobras más exigentes.
Precios de la gama
Otra mejora reseñable tiene que ver con la dirección progresiva variable, estándar en todas las versiones: facilita las maniobras a baja velocidad y ofrece un control preciso a alta velocidad. Por último, aparte de los modos de conducción ya conocidos que van desde el Efficiency hasta el Dynamic, el sistema eléctrico con freno regenerativo permite recuperar hasta 25 kW en las fases de deceleración. Un tacto del freno que es algo distinto a lo que nos tenía acostumbrados ya que al combinar elementos mecánicos con la tecnología por cable (by wire), la primera parte del recorrido está bastante vacía por culpa del propio sistema eléctrico para, directamente pasar a una frenada contundente.
Ahora bien, si hablamos de precio, aquí el Q5 sube igualmente un escalón ya que la gama arranca en los 61.600 euros del gasolina, los 65.250 euros del diésel y los 94.690 euros del SQ5, mientras que la carrocería Sportback tiene un sobreprecio de 2.310 euros que, a nuestro juicio, ahora sí merecen y mucho la pena.