La mitad de los adolescentes valencianos utiliza las redes sociales para informarse y no es capaz de identificar las 'fake news'
En el marco del Día Internacional del Acceso Universal a la Información, que se celebra el próximo 28 de septiembre, y dentro de su campaña #DerechosSinConexión, Save the Children ha publicado hoy una investigación sobre desinformación y acceso a discursos de odio de niños, niñas y adolescentes en el entorno digital, con la que la organización denuncia que la exposición a estos contenidos vulnera de forma directa el derecho de la infancia y adolescencia a una información veraz y segura, un derecho esencial que cada vez está más en juego.
Así, uno de los principales resultados que arroja este análisis es que el 54% de adolescentes en la Comunitat Valenciana utiliza las redes sociales como principal medio para acceder a la información, al mismo nivel que la televisión y por delante de otros medios de comunicación como a prensa online (33%), la radio o la prensa en papel (5% y 4% respectivamente).
En lo que respecta a las redes sociales y los creadores de contenido, un 14% de adolescentes en la autonomía considera que son siempre una fuente fiable de información, porcentaje que asciende al 67% que piensa que pueden serlo en determinadas ocasiones. Si se desagrega por género, se aprecia cómo los chicos confían más en estos perfiles: un 19% considera que son una fuente fiable de información frente a un 9% de las chicas.
“Internet puede ser una buena herramienta para democratizar el acceso a la información, pero también facilita contenidos que pueden ser perjudiciales. Los niños y niñas son especialmente vulnerables a estos contenidos”, señala Rodrigo Hernández, director de Save the Children en la Comunitat Valenciana.
Otro aspecto que preocupa a la organización es el relacionado con los bulos: casi la mitad de la población adolescente en la Comunitat Valenciana, concretamente el 47%, no sabría identificar siempre cuándo una noticia es falsa. Además, aunque sospechen que se trata de una noticia falsa, casi uno de cada tres adolescentes directamente ni la contrasta, mientras que un 60% recurriría a familiares y amigos para comprobar su veracidad.
Exposición a modelos irreales de vida y apariencia
El análisis también señala otro riesgo que afecta a la infancia y adolescencia en el entorno digital y que impacta de forma directa su la salud mental es la exposición permanente, a través de las redes, a representaciones ideales de determinados estilos de vida, estándares de belleza y, en el caso de las chicas especialmente, la sexualización del cuerpo femenino.
La organización recuerda que, aunque esta exposición constante de la vida privada como modelo de negocio ya existía en la televisión y la prensa tradicionales, el mundo digital hace que cualquiera pueda llegar a hacerlo, lo que supone que el concepto de intimidad adquiere ahora un nuevo significado. Las chicas suelen seguir a personas con las que sienten afinidad, dan consejos o para conocer la vida privada de ciertos perfiles, mientras que los chicos tienen a interactuar más con personas relacionadas con el mundo de los videojuegos o el deporte.
“Nos preocupa que chicos y chicas empiecen a replicar lo que hacen estos perfiles y que acaben compartiendo aspectos más personales o fotos íntimas o sexualizadas y que acaben sufriendo algún tipo de violencia. Esto tiene a ocurrir en mayor medida en el caso de las niñas y adolescentes, que debido a los estereotipos sexistas pueden sentir que tienen que amoldarse a los cuerpos públicamente deseables”, señala Hernández.
Diferencias de contenido y discurso por género
El documento publicado por Save the Children recoge también un análisis de diversos perfiles de hombres y mujeres streamers de toda España para comparar las diferencias en los discursos en case al género. En el caso de los creadores de contenido chicos, se observa que tienen más seguidores por norma general y muestran diferentes tipos de conductas de riesgo, como son compartir comentarios sexuales recurrentes, hacer referencia habitual a la pornografía o realizar reseñas de videojuegos de contenido erótico o pornográfico. Además, realizan referencias misóginas, banalizan el consumo de drogas o acosan a quien muestra rechazo a lo que dicen.
En el caso de las creadoras de contenido, tienen por norma general un número de seguidores más bajo, y todas se han tenido que enfrentar a ataques en sus redes por diversos motivos: por defender a víctimas de abusos, visibilizar malos tratos de una expareja o por no cumplir con ciertos estereotipos estéticos.
Irene Fields, creadora de contenidos de videojuegos, afirma que ella ha sufrido este tipo de acoso en sus redes. “Yo he recibido muchos comentarios violentos en este mundo sólo por ser una chica del tipo ‘vete a la cocina’, ‘qué haces jugando si deberías de estar limpiando’ o incluso me han llegado a desear que sufriera una agresión sexual, algo que cruza los límites. Es necesaria una educación para aprender a utilizar las nuevas tecnologías, ya que todo avanza muy deprisa y no nos podemos quedar atrás, y ya no sólo para saber usarlas, sino también para otras cosas como por ejemplo dónde buscar bien la información, porque mucha parece real y no lo es”, asegura.
Campaña #DerechosSinConexión
Save the Children ha lanzado esta investigación en el marco de su campaña #DerechosSinConexión para concienciar a la sociedad en general de que niños, niñas y adolescentes también se desarrollan en Internet, por lo que este tiene que ser un lugar seguro para ellos, garantizando que se cumplen sus derechos.
Para ello, la organización pide desplegar todas las medidas que recoge la Ley Orgánica de Protección a la Infancia y Adolescencia frente a la Violencia (LOPIVI) para proporcionar entornos seguros a la infancia en el entorno digital a la vez que se garantiza que se cumplen todos sus derechos.
Así, Save the Children apuesta, tal y como indica la ley, por educar a niños, niñas y adolescentes en un uso responsable y seguro de internet y las nuevas tecnologías, que incluya herramientas que les ayuden a evaluar la fiabilidad y credibilidad de las fuentes de información en el entorno digital, a identificar y contrastar la información no veraz y a entender los mecanismos que se esconden tres la propagación de los discursos de odio.
Además, la cantidad de mensajes misóginos y modelos sexistas que se propagan en la red y que afectan de forma diferenciada a chicos y chicas pone de manifiesto la necesidad urgente de una educación en igualdad y una educación afectivo-sexual reglada y progresiva, que revindique la igualdad entre hombres y mujeres y combata los estereotipos de géneros también en el mundo digital.
“Para que estas medidas sean efectivas todos los actores implicados deben remar en la misma dirección: Consell, Gobierno central, empresas tecnológicas, familias, centros educativos, creadores de contenido... Sólo si toda la sociedad ponemos de nuestra parte se podrá garantizar que niños, niñas y adolescentes tengan acceso a una información veraz, segura y diversa, y podremos proteger sus derechos”, concluye Hernández.
Nota a la edición
Esta investigación se basa en encuestas a 3.315 adolescentes de a partir de 14 años en España y cinco grupos de discusión formados por 27 niños, niñas y adolescentes, con representación de edades de 10 a 17 años. Además, se ha contado con la colaboración de personas expertas y profesionales del sector, desde trabajadoras sociales que abordan patologías relacionadas con el abuso de la tecnología a creadores de servicios web, para abordar esta realidad desde la visión más amplia posible, y plantear recomendaciones que tengan en cuenta todas estas perspectivas, especialmente las de la población adolescente.
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