¿Por qué cada vez más mujeres se autodefinen como bisexuales?
En los últimos años, un término ha cobrado fuerza en las redes sociales y en el discurso feminista contemporáneo: el “heteropesimismo”. Se trata de un sentimiento de desilusión y frustración hacia las relaciones heterosexuales, principalmente entre las mujeres, basado en experiencias de decepción, desigualdad y agotamiento emocional, a la hora de interactuar con hombres.
El heteropesimismo no trata de una renuncia total a las relaciones con hombres, pero sí una manera de escepticismo irónico y compartido. Muchas mujeres que lo expresan siguen en relaciones heterosexuales, aunque con una consciencia crítica sobre sus dinámicas y teniendo claro cuáles son sus límites. Se trata de una mezcla entre ironía y amargura, una forma de sobrevivir en un sistema que, según diversas perspectivas feministas, ha construido el amor y la pareja romántica desde una desigualdad, debido a la socialización de cada uno de los géneros.
El peso de la socialización de género es innegable.
Históricamente, a las mujeres se les ha enseñado que el amor es un eje fundamental de sus vidas e incluso, la meta a alcanzar, mientras que a los hombres se les ha permitido una mayor autonomía emocional y se les ha animado a buscar otro tipo de aventuras en sus vidas. Mientras ellos ven películas de guerra, nosotras vemos películas románticas. Esta clara desigualdad ha generado dinámicas donde las mujeres se ven cargadas de la mayor parte del trabajo emocional en las relaciones, lo que puede llevar a un agotamiento extremo. No es de extrañar que muchas se pregunten si realmente vale la pena.
Por otro lado, la visibilidad de la comunidad LGBTQ+ ha aumentado gracias a la representación en medios, redes sociales y activismos. Las nuevas generaciones han crecido en un entorno donde la sexualidad es vista con mayor fluidez, lo que permite que más mujeres se sientan cómodas identificándose como bisexuales sin miedo a la discriminación o el juicio social. A diferencia de décadas pasadas, donde la heteronormatividad todavía tenía más poder y dictaba las relaciones con mayor contundencia, hoy muchas mujeres pueden explorar libremente sus emociones y atracciones sin sentirse obligadas a encajar en etiquetas rígidas.
Históricamente, la bisexualidad ha sido rechazada, invisibilizada y rodeada de prejuicios. A menudo se ha considerado una fase, una indecisión o incluso una forma de llamar la atención. Sin embargo, con el aumento del acceso a la información y la educación sobre diversidad sexual, más mujeres han encontrado en la bisexualidad una identidad válida y estable, aunque siga siendo una de las letras del colectivo LGTBIQA+, más estigmatizada.
El aumento de mujeres que se autodefinen como bisexuales es un reflejo del cambio social hacia una visión más inclusiva de la sexualidad. En un mundo donde la identidad y la orientación van ganando muy poco a poco, más derechos y ya no están tan dictadas por normas estrictas, más personas se sienten libres de identificarse de la manera que mejor representa sus experiencias y emociones. La bisexualidad, lejos de ser una moda o una tendencia pasajera, es una expresión legítima y una identidad en sí misma y cada vez más reconocida de la diversidad humana.
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