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Siete empresas del Ibex llegan a la guerra de aranceles de Trump con EEUU como su principal mercado

Un corredor de la Bolsa de Nueva York, el pasado jueves. EFE/Justin Lane

Antonio M. Vélez

6 de abril de 2025 21:43 h

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La guerra comercial de Donald Trump contra el resto del mundo llega con varias compañías del Ibex 35, principal indicador bursátil español, más expuestas que nunca a Estados Unidos. Siete firmas del selectivo español (ACS, Acerinox, ArcelorMittal, Ferrovial, Fluidra, Grifols y Puig) tienen allí su principal fuente de ingresos, con una cifra de negocios conjunta de más de 45.000 millones de euros en ese territorio en 2024. La mayor economía del planeta también está entre los mercados más relevantes de Inditex, Iberdrola, Repsol o Santander.

Destaca la mayor constructora española, ACS, que el año pasado obtuvo en EEUU el 57% de su cifra de negocios: 23.737,4 millones, frente al 21,2% de Australia y el 8,7% de España, tras crecer allí su facturación un 18,1% y su cartera de pedidos, un 23,3%. Supone ya cerca del 60% de su cartera total, que en 2024 batió un récord con 88.209 millones, un 20% más. 

En ella sobresalen los centros de datos, con pedidos por unos 8.000 millones en EEUU. Su filial Turner se ha adjudicado entre otros proyectos la construcción del mayor centro de datos de Meta (dueña de Facebook), en Luisiana, de más de 10.000 millones de dólares. En noviembre, anunció que construirá en Ohio un campus de datos con una inversión de 2.000 millones para Vantage, gigante de este sector en el que participa un íntimo de Trump con planes para instalar cuatro centros de este tipo en España.

ACS culminó en enero la integración de Flatiron y Dragados North America, de sus filiales Dragados y Hochtief, dando lugar a la segunda mayor empresa de ingeniería civil y construcción de Norteamérica, con una cartera de pedidos de 18.500 millones de dólares, presencia en 24 estados de EEUU y ocho provincias canadienses e ingresos de 6.000 millones. Su filial Abertis provisionó en 2024 deterioros de 1.359 millones en EEUU por el fin anticipado de la concesión de la autopista texana SH-288. Tiene allí cuatro concesiones con 293 kilómetros que el año pasado ingresaron 601 millones. 

Estados Unidos también es clave para Ferrovial, cuyo valor bursátil (28.700 millones) más que duplica al de ACS, aunque la cifra de negocios de la constructora de Rafael del Pino (10.280 millones en 2024) no llega ni a la cuarta parte de la que tiene la constructora de Florentino Pérez. 

El grupo de construcción y servicios de los Del Pino, una de las operadoras de autopistas de referencia en Norteamérica, tiene en EEUU su principal mercado con el 27% de su cifra de negocios en 2024 (2.781 millones de euros), por delante de Polonia (2.281 millones) y España (2.260 millones). Allí está el 18% de su plantilla.

Tras culminar la polémica mudanza de su sede a Países Bajos, donde tiene una presencia testimonial, en mayo del año pasado Ferrovial empezó a cotizar en el índice Nasdaq, uno de sus argumentos para su fuga de España, lo que “marcó un paso más en nuestro proceso de internacionalización y muestra nuestro compromiso con Estados Unidos”, señala Del Pino en su última carta a los accionistas. Tras el batacazo bursátil del viernes, en la peor jornada del Ibex desde la pandemia, la compañía ha borrado las ganancias del ejercicio y se deja un 3,1% este año.

La otra firma del selectivo con sede fuera de España es el gigante siderúrgico ArcelorMittal, con matriz en Luxemburgo. Europa en su conjunto es su primer mercado, con 32.773 millones de dólares en 2024, casi la mitad de las ventas totales (62.441 millones). Pero EEUU es el primer país por facturación de la multinacional indoeuropea, con 8.440 millones, el 13,5% del total. 

Allí opera mediante su filial Calvert, una joint venture con la japonesa Nippon Steel Corp, que en octubre acordó comprarle su 50% para intentar desatascar la compra de US Steel que la nipona lleva meses negociando con las autoridades de EEUU. Entre el jueves y el viernes, ArcelorMittal se ha dejado en Bolsa un 15,5%.

Para la española Acerinox Estados Unidos supone un 52% de su facturación, unos 2.800 millones. Al tener producción propia allí estaría a salvo de las medidas proteccionistas de Trump. En 2024 compró por 800 millones de dólares Haynes International, líder del sector de aleaciones de alto rendimiento en EEUU, con tres fábricas allí. Acerinox prevé invertir 200 millones en los próximos cuatro años en Estados Unidos, donde tiene 3.192 empleados, más que en ningún otro país (su plantilla es de 9.293 efectivos en todo el mundo, 2.626 de ellos en España).

Una compañía española con presencia histórica en Estados Unidos es Grifols, señalada en 2008 como activo “estratégico” por la Administración de ese país, según revelaron los cables de Wikileaks en 2010. En 2024, el mercado norteamericano aportó más del 56% de la cifra de negocios de la multinacional catalana de hemoderivados, cerca de 4.100 millones, si bien el dato de ventas incluye Canadá. EEUU concentra el 64% de toda la plantilla de Grifols: más de 12.500 empleados. Es el país que más contribuye a su beneficio, con 346 millones en 2024, seguido de Irlanda (314 millones).

Otra empresa catalana del Ibex, Fluidra, también tiene en Estados Unidos su principal mercado desde su fusión con Zodiac en 2018. Actualmente, Norteamérica aporta el 42% de la facturación del segundo fabricante mundial de piscinas, que en este mercado incluye Canadá, donde apenas tiene 18 empleados. EEUU supuso más de la mitad de su beneficio en 2024, unos 100 millones.

Como subraya en su informe anual, el nuevo consejero delegado, el colombiano Jaime Ramírez, ex ejecutivo de Black & Decker nombrado en junio de 2024 para sustituir al anterior CEO, Bruce Brooks [estadounidense procedente de Zodiac], “ha sido seleccionado entre candidatos procedentes de ese país y tendrá su base operativa también en Estados Unidos de América. Ello es así debido a la relevancia del mercado americano tanto en el contexto actual como en la estrategia a futuro de Fluidra”. 

En febrero, antes del “Día de la Liberación” de Trump que ha sacudido a los mercados mundiales, el presidente de Fluidra, Eloi Planes, admitía “cierta exposición” a los aranceles anunciados entonces, especialmente en México, donde Fluidra cuenta con una producción de componente para piscinas.

Puig, también catalana y que salió a cotizar en el Ibex en mayo de 2024, también depende en gran medida de Estados Unidos, el mayor mercado de belleza del mundo y el primero en ingresos netos para el grupo, el menos castigado en la jornada negra del viernes, cuando cedió un 0,92%.

En 2024, Norteamérica (que incluye también México y Canadá) aportó 1.715 millones de los 4.790 millones que facturó el grupo Puig. Hace unos días su presidente ejecutivo, Marc Puig, veía “probable” trasladar al precio del producto parte de los aranceles de Trump.

“Acto de autolesión”

El jueves, tras el show de Trump en la Casa Blanca para presentar lo que falsamente denomina como “aranceles recíprocos”, el presidente francés, Emmanuel Macron, propuso “dejar en suspenso” las inversiones francesas en EEUU. Para varias grandes compañías españolas ya es tarde, en un mercado que hasta hace nada se ponía como ejemplo de atracción de inversiones por parte de varios ejecutivos españoles.

Trump acaba de anunciar la mayor andanada proteccionista en un siglo, que Financial Times ha definido como un “asombroso acto de autolesión”, para intentar frenar su galopante déficit comercial y acometer las bajadas de impuestos prometidas en campaña. El movimiento ha hundido las bolsas de todo el mundo en dos jornadas negras, previsiblemente impulsará la inflación y puede desembocar en una recesión. 

Sin llegar a ser su mercado más relevante por ingresos, Estados Unidos es clave para la mayor cotizada española, Inditex. Con fábricas en algunos de los países más afectados por los aranceles anunciados por Trump, como Vietnam, Estados Unidos es el segundo mercado por facturación para la dueña de Zara, tras España. En 2024 registró allí un beneficio antes de impuestos de 415 millones, un 5,6% más que en 2023. Esta cifra multiplica por ocho el resultado que obtuvo en 2018, primer año en el que el grupo comenzó a desglosar ese dato.

Más importante es el papel que otorga a Estados Unidos la segunda mayor empresa por capitalización de España, Iberdrola. Para la mayor eléctrica española, es su principal mercado de expansión para los próximos años. El año pasado fue el primer destino de sus inversiones brutas (casi un tercio), con un aumento del 29,7%. Tiene previsto destinar allí el 35% de sus inversiones en los próximos años, frente al 24% de Reino Unido y el 15% de España. Con unos 10.000 megavatios instalados, EEUU concentra ya el 37% de sus activos no corrientes (43.750 millones) y un tercio de la base de activos de su negocio de redes, más que ningún otro mercado.

En febrero, Galán se mostró ante los analistas “seguro de que todo funcionará bien” con la nueva Administración de Trump, donde “llevamos más de 20 años”, con más de 40.000 millones en activos y presencia en 24 estados, como New York o Massachusetts. Afirmó que el riesgo para las inversiones previstas en renovables es “mínimo”. El 11 de marzo presentó al secretario de Energía, Chris Wright, los planes de inversión en redes en EEUU hasta 2030, con más de 20.000 millones de dólares que se suman “a los 50.000 millones de dólares invertidos en los últimos 20 años”, destacó la multinacional energética.

Esa apuesta no tiene reflejo equivalente por ahora en la cuenta de resultados de Iberdrola, que tras la victoria electoral de Trump borró el contenido LGTBI de su web global. Estados Unidos es el tercer país por ingresos (7.751 millones en 2024), tras España (casi 17.000 millones) y Brasil (9.139 millones). 

En el caso de Repsol, supone un 9,4% de la producción de la petrolera española y un 14,6% de sus reservas. Pero, más que por su peso en sus negocios, es la llave para desatascar su actividad en Venezuela, donde se juega más de 500 millones, tras la amenaza de veto de Trump que puede materializarse en cuestión de semanas. 

El año pasado Repsol puso en marcha en EEUU su mayor planta fotovoltaica. En 2021 adquirió allí 40% de la compañía de renovables Hecate Energy. Su presidente, Antonio Brufau, ha puesto en los últimos años a EEUU como ejemplo de atracción de inversiones. En particular a la conocida como IRA, la ley de reducción de la inflación que puso en marcha Joe Biden. La ha contrapuesto a la política de descarbonización de la UE, basada en la electrificación y el abandono de la producción de combustibles fósiles. Según Repsol, pone en peligro la seguridad del suministro y encarece la energía.

El mayor banco español, Santander, también tiene en EEUU un mercado relevante. Es el tercero que más aporta a su margen de intereses (diferencia entre los intereses pagados y cobrados), solo por detrás de Brasil y España: 5.693 millones en 2024, y concentra el 12% de su riesgo de crédito. Santander, cuya presidenta, Ana Botín, recibió en enero pasado elogios de Trump en la cumbre de Davos (Suiza), tiene un consejo asesor internacional que preside Larry Summers, exsecretario del Tesoro estadounidense.

Mientras, su principal rival en España, BBVA, se tienta la ropa ante el efecto que va a tener la guerra arancelaria de Trump en México, que es su principal mercado.

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