El cierre de un bar 24 horas en Madrid ilustra el choque de Ayuso y Almeida por la apertura nocturna de la hostelería

Entrar a RedBar es adentrarse en una especie de pequeño universo aséptico y heterogéneo en el que casi cualquier plato tiene cabida. Una especie de no-lugar a pocos metros de la Plaza de España de Madrid, en la céntrica calle de San Leonardo. La fría estética de aeropuerto se combina con una enorme carta de 52 páginas en la que se alternan burritos, sushi o croquetas. Un espacio en el que la falta de personalidad es la mayor marca personal. Eso, y su apuesta por una apertura continuada durante 24 horas los siete días de la semana. O al menos ese era el propósito de su director corporativo, Felipe Alayeto.
La marca dispone de cuatro establecimientos en Catalunya que de momento operan con normalidad. En la capital su proyecto se ha encontrado, sin embargo, con la oposición de la Agencia de Actividades. Esto es, el órgano del área de Urbanismo del Ayuntamiento de Madrid encargado de la concesión y vigilancia de determinadas licencias municipales. El pasado jueves 20 de febrero, la entidad dependiente del concejal Borja Carabante clausuraba el negocio hasta el 17 de marzo, debido a que ofrece servicio de restauración de forma ininterrumpida, incluida la madrugada. Mientras, 46 empleados han quedado abocados al ERE.
Alayeto se defiende en una extensa conversación con Somos Madrid: “El Ayuntamiento no tramita ninguna de nuestras solicitudes de ampliación de horarios, que cuentan con el amparo de la legislación autonómica”. De hecho, según cuenta, altos cargos de la Comunidad de Madrid le trasladan su apoyo y su “perplejidad” por la negativa del Gobierno de José Luis Martínez-Almeida a estudiar “no ya nuestras peticiones para abrir de madrugada, sino cualquiera de las que reciben”.
El empresario argumenta que el marco legal le permite abrir a cualquier hora, gracias a la modificación que el Gobierno de Isabel Díaz Ayuso llevó a cabo en 2022 de la Ley de Espectáculos Públicos y Actividades Recreativas: “Los bares especiales podrán acogerse a un nuevo tramo horario que permita facilitar la demanda de los servicios que en dichos locales se presta”, recoge la normativa. Sin embargo, el propio Alayeto admite que dicho cambio legislativo traspasó las competencias para tomar la decisión final a los ayuntamientos.
“Nos castigan por ser rebeldes”
La batalla del hostelero con el equipo de Almeida ha llegado a los tribunales, donde Alayeto ha presentado ya tres recursos contencioso-administrativos: “La tramitación es obligada por parte del Ayuntamiento. Nos pueden exigir ciertos ajustes o subsanaciones, pero no dar sistemáticamente el silencio como respuesta. Es por ese incumplimiento que ahora estudiamos sancionar al sancionador. Hemos tenido bastante paciencia en estos últimos cuatro años y sentimos que nos castigan por ser rebeldes”.

El propietario de RedBar asegura que su compañía acumula ya “55 actas de sanción por dar de comer en horario nocturno”. Cree que cumplen la normativa y que con su actividad “se hace lo mismo que a las 4 de la tarde solo que a las 4 de la madrugada”. Desde su punto de vista, “el responsable directo de esta situación es Borja Carabante, que es plenamente consciente de la injusticia que se está cometiendo, además de sus técnicos”. Desde el área de Urbanismo no han atendido las preguntas trasladadas por este periódico acerca de este enfrentamiento.
Alayeto carga contra las restricciones legislativas en materia de horarios establecidas por la Comunidad de Madrid, aunque el Ejecutivo de Ayuso las flexibilice si así lo desean los ayuntamientos: “Los restaurantes deben cerrar ocho horas, frente a por ejemplo las cuatro que establece la ley en Catalunya. No tiene ningún sentido que en Madrid bares o restaurantes tengamos que parar mientras una discoteca sí puede ofrecer la misma actividad que a nosotros nos impiden desarrollar”.
No tiene ningún sentido que en Madrid bares o restaurantes tengamos que parar mientras una discoteca sí puede ofrecer la misma actividad que a nosotros nos impiden desarrollar
El hostelero reconoce que un 72% de su facturación procede de la apertura nocturna. A la falta de competencia se une la proximidad de una residencia de estudiantes, la cercanía de numerosos hoteles a los que muchos clientes llegan de madrugada o se marchan temprano y la oferta musical de los musicales de Gran Vía (que en ocasiones termina en un horario que impide comer después por la zona). “En Plaza de España a las 2.00 o 3.00 de la mañana esto parece una biblioteca nocturna. Por otro lado, no podemos ser el segundo Broadway y no tener restauración nocturna”, sentencia Alayeto. Pero también alude a “una cuestión de salubridad”: “Mientras que en estos horarios se limita la hostelería a la venta a domicilio, en realidad es el momento en el que más necesitan usar el baño o el lavabo los servicios de emergencia, por ejemplo”.
Los precedentes de las farmacias 24 horas, VIPs y San Ginés
El empresario se compara incluso con Rosa María Lastra, que en 1996 fue pionera en la apertura de una farmacia durante 24 horas. Su negocio de la calle Conde de Peñalver rompió con la dinámica establecida hasta la fecha, según la cual de madrugaba solo operaban las correspondientes farmacias de guardia: “Le hicieron la vida imposible desde el Colegio de Farmaceuticos por defender su modelo, que al final se acabó normalizando”.
Tacha la legislación sobre los horarios de la hostelería, que data de 1997, de “desfasada”. “Las regulaciones no dependen de las consejerías de Consumo o Comercio, sino de las de Interior. Es un reflejo de que todavía vienen de la dictadura, cuando se buscaba controlar ciertos espacios”, expone.
“No queremos café para todos, hay que cumplir unos requisitos mínimos”, matiza Alayeto. Recuerda asimismo como “a un madrileño no hay que explicarle qué era VIPs”, que en los años noventa se convirtió en un establecimiento de referencia en las madrugadas madrileñas. Preguntado acerca de la churrería y chocolatería San Ginés, que sí abre de forma ininterrumpida los fines de semana, indica que “tiene una licencia excepcional para consumo interior de Comunidad de Madrid, anterior a que esa facultad pasara a los ayuntamientos”.
De momento Felipe Alayeto, pese a que no piensa cesar en su lucha, prefiere optar por un perfil más bajo: “Cuando volvamos a abrir no retomaremos la apertura de madrugada, pero voy a seguir defendiendo lo que creo que es justo”. Mientras, prepara el aterrizaje de otro RedBar en la glorieta de Puerta de Toledo. Tiene claro que su lucha dura 24 horas y siete días a la semana.
5