El castillo templario más grande de toda España está en León

Castillo de Ponferrada

Adrián Roque

29 de marzo de 2025 12:00 h

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En pleno Bierzo leonés, donde el río Sil acaricia las lomas de Ponferrada, se levanta una de las fortalezas medievales más impresionantes de España. El Castillo de los Templarios no solo destaca por su envergadura y buen estado de conservación, sino también por la fascinante historia que encierran sus muros.

Fundado sobre un antiguo asentamiento prerromano, su construcción como castillo templario comenzó en el siglo XII, cuando la orden recibió el encargo de proteger a los peregrinos del Camino de Santiago.

Atravesar hoy sus puertas —flanqueadas por torres semicirculares— sigue generando respeto, igual que siglos atrás.

La huella de los monjes guerreros

La Orden del Temple no solo fortificó la muralla existente, sino que convirtió el castillo en un centro de actividad económica y religiosa. Levantaron viviendas, bodegas, huertos y hasta un convento. Ponferrada se convirtió en una pieza clave de su red de fortalezas europeas.

Pero aquel poder —militar y financiero— acabó volviéndose en su contra. En 1312, por decisión del papa y las monarquías europeas, los templarios fueron disueltos. El castillo pasó entonces a manos de nobles y reyes que lo disputaron durante siglos, ampliándolo con nuevas torres, estancias y sistemas defensivos.

Siglos de abandono... y una segunda vida

Durante los siglos XIX y XX, la fortaleza perdió su valor militar y entró en decadencia. Algunas de sus piedras se usaron para construir viviendas e iglesias, y hubo incluso quien planteó hacer un campo de fútbol en su interior. En los años 90 tuvo que cerrarse por riesgo de derrumbe.

El resurgimiento llegó con un ambicioso proyecto de restauración, que culminó en 2010. Desde entonces, el castillo no solo se conserva, sino que se ha convertido en un centro cultural de referencia, con salas habilitadas para exposiciones, actividades y visitas.

Torres, rondas y salas que cuentan historia

El visitante puede recorrer el recinto de dos formas: a través de las rondas de vigilancia que conectan las torres, o explorando las dependencias del Castillo Viejo y el Palacio Nuevo.

Entre las torres más destacadas se encuentran la de Cabrera, con cinco alturas; la de Moclín, que alberga una exposición sobre la vida en los castillos; o la de los Caracoles, situada en la entrada principal. Desde sus troneras y matacanes aún parece posible defender la fortaleza.

En el Castillo Viejo pueden verse las torres del Homenaje, la de los Reyes Católicos o la del Duque de Arjona. En el Palacio Nuevo, un gran patio interior y diversas estancias muestran cómo fue la vida palaciega en tiempos medievales.

Un espacio para la cultura y el conocimiento

Hoy, el Castillo de Ponferrada acoge exposiciones temporales y permanentes sobre la historia templaria y la evolución de la villa. Una de las más destacadas es Tempus Libri, con manuscritos religiosos y científicos como el Libro de Kells o los códices Beatos.

También alberga la Biblioteca Templaria, en la antigua Sala de los Azulejos, con facsímiles, libros antiguos y joyas donadas por el bibliófilo Antonio Ovalle García.

Con este renacimiento cultural, el castillo ha pasado de símbolo militar a icono patrimonial y punto de encuentro para quienes buscan comprender —y vivir— la historia. Entrar hoy a sus salas es recorrer un camino que une espiritualidad, estrategia, arte y memoria.

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