No seamos talibanes de la música

31 de enero de 2025 08:13 h

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Cuando era todavía estudiante (Master of Arts in Specialized Performance), el Ayuntamiento de Tijarafe con el gran Ricardo Cáceres como pionero de esta idea me ofreció la oportunidad de tocar en un homenaje a Luis Cobiella, mandándonos el mismo compositor una selección de su música. Tocamos sus piezas y junto a Moritz Müllenbach lo combinamos con piezas de Schumann, compartiendo humildemente ese homenaje con ellos en persona. Esas piezas que todavía conservo, sencillísimas (la obra de Cobiella es sencilla, seamos sinceros) pero entrañables y sutiles, no están solas: forman partes de cientos de partituras que me dieron para tocar compositores a los que he tenido la suerte de conocer y generosamente las compartían sin nigún tipo de prejuicio. Compositores tan dispares como Eötvös, Hosokawa, Aguilar (que grabaré en pocas semanas) o Robledo, sobre el que me doctoré e investigué durante años, y al que le encantaba si los estudiantes le hacíamos un homenaje (como a don Luis), o si las orquestas le pedían partituras para tocar sus fantasías. Otro gallo nos cantaría si la música de Teobaldo Power (al que investigo actualmente) hubiera sido accesible al público y se hubiera copiado y tocado: su figura se hizo leyenda, pero sus manuscritos no se compartieron, como sí se hizo con los grandes compositores que conocemos en la historia de la música. Los pocos manuscritos que quedan son la tercera parte de todo lo que compuso nuestro compatriota. Ni siquiera sus Cantos Canarios están completos: lo que conocemos hoy en día son arreglos sobre algunas particellas de voces que se conservan. Pero sigo a la búsqueda de lo que pueda encontrar, tanto en Francia como en España y otros países. Quizá sea la búsqueda de una causa perdida. Así que no repitamos la historia. 

No sólo Teobaldo Power sufre este olvido. Los manuscritos de Robledo duermen en un pueblo. Las pocas partituras que se han editado hasta ahora son mi “regalo” a todas las fundaciones y universidades a las que me invitan para hablar de su obra. Y soy feliz cuando se toca, en Japón, Estados Unidos o en Colombia, porque yo, por mucho que lo haya conocido y trabajado con él, no soy nadie para decidir el qué y el cómo. No caigamos en el error de ser talibanes de la música. Tampoco debo yo serlo con Robledo, que sacó del anonimato a artistas que vivían en la pobreza y no tuvieron acceso a la “alta cultura” para que cantaran su música (a La Talegona la descubrió limpiando escaleras). Este concepto de “alta” y “baja” cultura me chirría cada vez que llega a mis oídos. Suele ser usado por personas que creen poseer el secreto del conocimiento. ¿Pero cuándo el folclore andaluz, la música judeosefardí o Michael Jackson han sido menos (o más) que Mozart? De ese berrinche clasicista me sacaron los años de estudios musicológicos hasta doctorarme en la Universidad de Berna; los viajes al Amazonas, a las siete montañas, a la reserva de los turuc me alejaron de esas afirmaciones y me arrancaron el miedo a perder mi identidad, ya que esta es la verdadera causa de los miedos que afloran ahora mismo en estas espesas aguas. Absolutamente todo lo nombrado forma parte de nuestro patrimonio cultural y es cultura con mayúsculas. 

Sería inmensamente feliz si la Bajada durara un mes, viniera la Sinfónica de Las Palmas, la Sinfónica de Tenerife, la Concertgebow, la Orquesta de La Palma, y todas ofrecieran sus interpretaciones del minué. Y si además viniera el coro de voces búlgaras, la orquesta nacional de violines chinos de Pekín y la tribu Zaouli a darnos su versión, seguro que nos darían una ahora mismo necesaria lección de vida. Y me repito: toque quien toque, que se rinda homenaje a la música. 

Para concluir: hoy mi experiencia de tocar la música de Cobiella en un pueblito sería imposible de repetir, no me dejarían. La música no necesita que la defiendan: necesita que la compartan y que sea tocada en libertad para ser comprendida y amada.

*La Dr. Isora Castilla es músico profesional y musicóloga. Su trayectoria musical puede consultarse en este enlace.

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