Crean un 'botón del pánico' en autobuses de Bizkaia tras detectar 235 agresiones a conductores en los últimos años
El pasado 19 de marzo trabajadores de los autobuses de Bizkaia, Bizkaibus, convocaron una huelga de 24 horas para denunciar las agresiones que sufrían principalmente los conductores, pero también pasajeros. Según denunciaron en su horario laboral sufren “muchísimas amenazas” y agresiones verbales, lo que genera en los trabajadores “un miedo”. Además destacaron que esas agresiones, verbales o físicas, no eran exclusivas de los horarios “más conflictivos” como los nocturnos o los cercanos a discotecas, sino que se producen “a cualquier hora del día”, por lo que exigieron “medidas concretas” a la Diputación, encargada de gestionar, junto a las seis empresas concesionarias, el servicio de Bizkaibus. Tras una serie de reuniones mantenidas, desde la Diputación de Bizkaia han puesto en marcha nuevas inciativas para acabar con estas agresiones: un 'botón del pánico' y un protocolo específico para seguir en caso de ataques.
Hasta ahora los conductores contaban con un pedal que debían presionar en caso de tener algún problema. En su lugar, el nuevo sistema incluye un botón rojo manual que, tras pulsarlo, se activan cuatro cámaras en el autobús que comienzan a grabar imágenes. La principal novedad es que, al igual que ya existe en servicios como el Metro de Bilbao, habrá trabajadores en un puesto de mando que visualizarán esas imágenes y decidirán cómo actuar. Dicho puesto de mando cuenta con un gran panel central de monitores donde se podrá observar en todo momento la flota y cómo circula por la red viaria del territorio. Según las necesidades e incidencias que ocurran las pantallas pueden cambiar las imágenes. El puesto de mando o mesa de seguridad está integrada por representantes de las empresas concesionarias, la parte social y la Diputación Foral de Bizkaia. Su objetivo principal es “analizar la evolución de la seguridad y definir estrategias de mejora”.
“Se está desarrollando un puesto de mando unificado que coordinará toda la flota de autobuses en tiempo real. Sus funciones principales son la visualización en directo de las cámaras instaladas en los autobuses, la gestión y análisis de alertas generadas por el botón de emergencia, la coordinación inmediata con los conductores y fuerzas de seguridad y, por último, la implementación de un software avanzado para detectar comportamientos inusuales”, detallan.
Según los datos aportados por la Diputación de Bizkaia a este periódico, entre enero de 2018 y septiembre de 2024, se registraron 738 conflictos a bordo, de los cuales el 60% (469 casos) requirió intervención de la Ertzaintza o policías locales. Además, 235 incidentes fueron catalogados como agresiones al personal: 222 verbales y 17 físicas. Los principales desencadenantes de las agresiones fueron el “incivismo, reticencias a pagar el billete, el incumplimiento de normativas sanitarias (mascarilla) durante la época de la COVID-19 y tensiones postpandemia”, según declaran.
Con el objetivo de poner fin a este tipo de agresiones, por el momento se ha instalado el 'botón del pánico' en 160 autobuses, pero la previsión es que esté disponible en toda la flota -cerca de 300- para junio. Con este nuevo sistema se pretende “ofrecer una respuesta más rápida y eficiente ante incidentes”. “Entre las medidas se están consideran diferentes modelos de mamparas de seguridad para protger a los conductores y próximamente se realizarán pruebas piloto con varios prototipos”, detallan desde la Diputación, una medida en la que valoran como ventaja “la protección total frente a agresiones”, pero como desventaja “la posible incomodidad, los reflejos y la limitación de espacio”.
Entre las agresiones registradas, informan de que muchas están relacionadas con consumo de alcohol y drogas, con robos o intentos de robos -que en situaciones “aisladas” han requerido intervención, con “acoso o comportamiento inadecuado”, vandalismo con daños materiales dentro de los vehículos, pasajeros agresivos que han llegado a realizar “interacciones verbales o físicas que generan tensión” y problemas relacionados con el pago del billete, con pasajeros que se niegan a pagar.
El nuevo protocolo, en caso de agresión se divide en cuatro fases que deben seguir los conductores de Bizkaibus. La primera, mantener la calma y evitar confrontaciones, la segunda, pulsar el botón de emergencia de forma discreta, la tercera detener el vehículo en un lugar seguro, si es necesario y, la cuarta y última, contactar con el puesto de mando y, de ser preciso, coordinarse con los servicios de emergencia (112 o Ertzaintza).
En cuanto a las iniciativas de cara a futuro, se prevé la “modernización de la flota” con la “incorporación de nuevos autobuses equipados con cámaras que grabarán de forma permanente” y formaciones para el personal. “Los 1.200 conductores recibirán capacitación específica para actuar en seis tipos de situaciones conflictivas, desde agresiones verbales hasta episodios de acoso sexual o intentos de robo”, además de campañas de sensibilización y “la revisión tecnológica de los sistemas automatizados para reducir conflictos relacionados con el pago y el acceso”. Más allá de ello, desde la Diputación han acordado contar con un “refuerzo de la presencia policial en horarios y zonas conflictivas” y promover la “interacción directa con Ertzaintza y policías locales para responder rápidamente a las incidencias”.
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