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Lunes en África
La emergencia de Sosa, ¿ruptura amistosa o transfuguismo?
![Votación del BNR para desvincularse de NC.](https://static.eldiario.es/clip/dfe60c10-9e46-4b49-a167-8af44d3d89e8_16-9-discover-aspect-ratio_default_0.jpg)
Los ritmos de la política en Canarias están marcados por los espejismos. Ruidos intensos que provocan deformaciones en la visión de los futuros que afronta el Archipiélago; así se pueden explicar la creación y evolución de Coalición Canaria, los posteriores extraños episodios que llevaron a la izquierda a pactar con personajes como Dimas Martín, o el paso efímero de fulgurantes estrellas nacientes como Juan Fernando López Aguilar, cuyo éxito electoral en 2007 fue de tal calibre, que no sólo no pudo gobernar sino que disparó su carrera política lejos de las islas, expatriado en los insípidos salones del Parlamento Europeo, por citar sólo algunos de los fenómenos que han marcado el devenir de los juegos de poder isleños. En su día, José Carlos Mauricio advirtió de que en la politica canaria, si llegas muy acelerado, puedes acabar saliendo por la ventana con sólo abrir una puerta.
Ahora llega otro movimiento telúrico de la mano de Teodoro Sosa, erigido en fulgurante rompedor de la unidad de la única fuerza progresista de obediencia canaria capaz de mantener alguna cuota de poder y de representación institucional a la izquierda del PSOE, especialmente sobre la base electoral de Gran Canaria, cuyo mapa demográfico ha de tenerse en cuenta a la hora de trazar cualquier estrategia de crecimiento. Sosa, dinamizador desde la Alcaldía de Gáldar del BNR, ha sido el último en llegar a esa suerte de confederación de grupos municipales reunida en torno a NC, y ya ha sido el primero en marcharse, mediante un procedimiento exprés de ruptura que no parece obedecer a otra lógica política que la de satisfacer un ambicioso plan de promoción personal.
La escenificación teatral de la ruptura elegida por Sosa parece orientada a unificar de nuevo fuerzas nacionalistas, a base de debilitar las que ya tenía acumuladas, y ese podría ser el primer resbalón de la estrategia; el riesgo de navegar “libre de lastres” es que acabes estrellado contra las primeras rocas a las que empuje el viento. La puesta tan masculina en escena de la ruptura galdense deja además interrogantes abiertos sobre el hueco que esa plataforma concede a las mujeres, que también votan.
Pero ese es un futuro demasiado lejano, que no se puede abordar sin el tránsito previo de los casi dos años que faltan hasta la próxima cita en las urnas locales y autonómicas. Por el camino es probable que las prisas del aspirante norteño estén calibradas en función de un anticipo de las elecciones generales, que podrían acelerar su desembarco en esa nueva plataforma que pregona, y que, a juzgar por todos los indicios que se ha encargado de mostrar en los meses previos a su divorcio, acabará convertida en franquicia de Coalición Canaria.
¿Qué escenarios son esos? Los distintos condicionantes del mapa político de Gran Canaria en función de este nuevo fenómeno auguran un periodo de incierto desarrollo institucional, con el Cabildo como eje de mayor inestabilidad.
Escenario 1. Entente cordial. Los rupturistas de las candidaturas de NC que concurrieron a las urnas en 2023 tienen dos años para mantener sus actas con apariencia de normalidad, y aseguran que esta división no afectará a su gestión en el Cabildo de Gran Canaria, donde gobiernan con precaria mayoría gracias a un pacto con el PSOE, que pende de un solo voto. Pero resulta cuando menos estrafalario que quienes se van de un partido por desavenencias irreparables confíen en mantener la gestión institucional como si nada hubiese pasado. Teodoro Sosa da por sentado que seguirá siendo vicepresidente del Cabildo, pero habrá que ver por cuánto tiempo. Y resultaría también poco creíble que los demás partidos, socios y no socios, no traten de sacar partido de esta división interna, por lo que el escenario de apariencia normalizado, será en todo caso mucho más frágil que la actual, sin garantía de mayoría en cada votación de los asuntos que necesiten acuerdos plenarios. La “normalidad” que pregonan parece un ejercicio más de la vieja técnica del avestruz cuando esconde la cabeza.
Escenario 2. Los disidentes asumen su papel de tránsfugas. Obviamente, quienes abandonan a mitad de mandato la formación política por la que concurrieron a las elecciones de 2023 van a tener que cargar con la losas de haberse convertido en tránsfugas. Sin ir más lejos, esa es la acusación que reiteradamente utilizaron los ahora revocados para criticar la ruptura del pacto municipal de Agaete cuando la portavoz del PSOE abandonó ese partido y cambió el gobierno local hace poco más de un mes. Y en la teoría politica, si presumen de honradez, los que renuncian a seguir bajo el paraguas de NC deben entregar sus actas y permitir que corra la lista de la candidatura presentada a las urnas. Lo contrario convertiría el Cabildo de Gran Canaria en un circo muy similar al tamayazo, aquella maniobra que dio en Madrid mayorías consecutivas al PP. Uno de los grandes errores de cálculo de los disidentes consiste en creer que esta fractura no les generará costes, y este será uno de ellos. Aunque en Canarias el transfuguismo está convalidado como parte del juego institucional, la nueva formación nace con una mancha que será difícil de borrar en el futuro. Porque alguien tendrá que explicar ante los electores qué intereses van a representar cuando llegue el momento de tomar decisiones conflictivas, que vendrán. Similares procesos cabe prever en los ayuntamientos donde estas agrupaciones escindidas no cuentan con mayorías absolutas.
Escenario 3. Una nueva mayoría de gobierno insular. El menos probable de los supuestos, pero abierto a distintas posibilidades. Variante 1) Antonio Morales continúa siendo el presidente pero sin el apoyo de los fieles a las siglas de NC. Esto supondría que Morales confirma su alineamiento con la disidencia, y le coloca en el incómodo papel de un presidente tránsfuga, material inflamable que no tardarán en usar sus adversarios políticos. Eso si se confirma que Roque Aguayro da el salto al vacío de la mano de Teodoro Sosa, para regresar al escenario de comparsa de CC que ya rompió en 2005. Esta agrupación de representación limitada al municipio de Agüimes escribiría así una biografía política de tradición fraccionaria, porque no ha conseguido fraguar ninguna alianza política estable mas allá de sus fronteras locales.
La variante 2) es menos probable, porque supondría que Antonio Morales opta por mantenerse bajo el paraguas político de las siglas con la que concurrió a la urnas, que no fueron las de Roque Aguayro sino las de NC. Y tendría que negociar cada acuerdo plenario con las distintas fracciones, algo que tendrá que gestionar con fina mano izquierda para no resultar desalojado de la presidencia a poco que cualquier disidente de cualquiera de los bandos decida cobrarse alguna vengancita.
Eso dibuja la variante 3), que implicaría el relevo temprano de Morales bien por su actual aliado del PSOE, bien por una alternativa que incluya al PP, que pareciendo ahora más improbable, ya ha pasado por los cálculos de varios miembros de la Corporación insular. No son pocos los que andan estos días manejando toda clase de algoritmos para dar por finalizada la emergencia de la fiesta de exaltación de Teodoro Sosa.
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