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Rempujones en la derecha global
Moreno Bonilla no quiere que le toquen al santo y ha exigido al PP mejores relaciones con Puigdemont. El asunto tiene calado porque si algo aprieta las filas de la derechura andaluza, incluyendo un sector del socialismo, es su fobia catalana; un valor electoral que no necesita carteles. Moreno Bonilla, sin embargo, no piensa ya en Andalucía. Piensa en su futuro más allá de Feijóo. ¿Susanea? No: morenea, Moreno es más oblicuo, menos racial, y piensa en global, es más suave. Tal vez porque vea o le hayan dicho que caliente - tiene jueces y juezas amigos con los que se reúne, ¿quién no?- que lo de Díaz Ayuso puede acabar mal. Y ahí está el tío.
Curiosamente una señora amiga muy de derecha que opera en la nuez capitalina me advierte: no toquéis tanto a Feijóo que Ayuso acecha y será peor. En realidad, lo leo al revés: Feijóo se tambalea entre las baronías que tienen que comparecer ante las urnas antes que Pedro Sánchez. Un Feijóo que donde decía digo, dice ahora Diego con Puigdemont y que, por su ansia de un triunfo, ha dejado sin sustantivos miles de millones de euros a los que mandan. Un líder descompuesto que descomponga al PP antes de los plazos previstos para su amenazante fin de etapa pone en jaque la alternativa deseada del poder madrileño que tampoco le hace ya ascos a Puigdemont y, nerviosa, quiere ganar tiempo. Algo se mueve en la derechura.
El baile también alcanza a Catalunya y no solo porque el independentismo ya no se ande con remilgos con la derecha española. Artur Mas pide a Junts coquetear también con su extrema derecha explícita, Aliança Catalana. Mas ve perdida ya a ERC y descarta todo lo demás, es decir, se apunta al futuro, a la derechura global, más eje ultraderechista catalán que independentista, una distopía a la catalana. Si hay bulla, que sea con los suyos.
Pobre gente rica del barrio de Salamanca; Trump ha causado consternación en las postineras cenas vargasllosistas de la corte a cuyos comensales/conspiradores les ha cogido sin chándal
El agua, o su confirmación, la ha dado Trump con Maduro, al fin y al cabo hay que entenderse con el que manda, se apuntó desde la secretaria de Estado de los EEUU. Aunque las mismas fuentes aseguran que en la visita de un asesor de Trump a Maduro no se habló de petróleo y se dijo que la posición política no ha cambiado. Si se reúne Trump con quién quiere, del rey p’abajo todo vale. Reconozco que Felipe se adelantó; me extrañó que ya no viera tan mal la postura del gobierno español con Venezuela e incluso que amonestara a los suyos de lo suyo por esparcir la idea de que España era como el país caribeño; sin que eso supusiera apoyar a Sánchez pero qué carcajadas las de Rodríguez Zapatero. Un veterano amigo experto en lides diplomáticas en B me comentó que la clave secreta detrás del cambiazo es Operación Cisneros, pero qué sé yo.
Pobre gente rica del barrio de Salamanca; Trump ha causado consternación en las postineras cenas vargasllosistas de la corte a cuyos comensales/conspiradores les ha cogido sin chándal. Quieren que nos olvidemos ya de Juan Guaidó, que un poco sí, pero a ver quién se olvida urgente de Edmundo González.
En fin, que con el todo vale del trumpismo, y dada por segura la resistencia de Pedro Sánchez y la pertinaz torpeza de Alberto Núñez Feijóo, empiezan las bullas en la derechura y los rempujones.
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