Y perder y perder y volver a perder

Enric Gallego controla  el balón en el Husca-Tenerife

José Miguel Galarza

Santa Cruz de Tenerife —
20 de diciembre de 2024 00:59 h

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De derrota en derrota, perdido el amor propio y cualquier síntoma de mejoría aun el debut en la puerta de Badía, el Tenerife camina directo a un descenso anticipado pese al final de la era diseñada por José Miguel Garrido que le ha llevado a este ridículo en Huesca. Un equipo sobrepasado por las urgencias e incapaz de generar una ocasión de gol frente a este amañado por Antonio Hidalgo al que le sirvió con el remate de Soko –en el que pifiaron medios, defensas y portero– para llevarse los puntos con un magro 1-0.

El enésimo plan de Mel cambiando sobre lo cambiado fue otro fiasco. Hoy quiso plantearle a Hidalgo un partido con dos extremos y dos puntas y la respuesta fue igual de inane porque el Tenerife despreció el juego elaborado –desaparecido Diarra del juego colectivo– y se fio a jugar a los espacios, por dentro con los delanteros y por los costados con Waldo y Cantero. El uno es un trasunto de futbolista en declive y el otro responde a las titularidades con la displicencia de los jugadores cedidos en la cuenta atrás para volver a casa.

La consecuencia es que el Tenerife repitió el proceso de poner balones en el área de aquella forma, en lo que descubría las carencias de Ángel viniéndose a la calle del diez para jugar a la corta y Pulido se medía con Enric Gallego en un duelo en el que le incomodó lo justo para negarle cualquier remate limpio. A empujones, pura decantación, solo inquietó a Dani Jiménez con un disparo lejano de Ángel que no cogió puerta (m.25).

Enfrente el Huesca no necesitó pasar por encima del Tenerife para llevarse la victoria. Ni tiene recursos para más, ni tampoco los necesitaba vista la respuesta de un rival resignado a la fatalidad, incapaz de responder a los cambios de ritmo y menos aún al golpe de 1-0, incluido su entrenador, que esta vez no tiró de cambios en el descanso y esperó veinte minutos de la segunda parte para tratar de arreglarlo. Así los cambios de Marlos y Maikel Mesa, en la misma línea de aceptación del duelo que el resto, porque no pasa de provocar una tarjeta amarilla en cada aparición el primero y porque las virtudes del lagunero no casan con estos escenarios dramáticos que piden algo más que el talento.

El Huesca le tomó los pulsos al Tenerife, comprobó que perdió la chispa y los mecanismos con Cano –y también con Mel, con el que solo ha ganado improvisación– y se avino a buscar una jugada subiendo una marcha, a sabiendas de cómo responde este Tenerife cuando se descubre incapaz de jugar revolucionado. Andado un tercio de partido, pasó lo que tantas veces este curso.

Gerard Valentín se deshizo a la carrera de Sergio, Cantero y Ángel, Loureiro (un central) se apareció por delante para salvar la entrada a los pies de Guerrero con un toquito que le dejó franca la caída al área sin marca y llegado hasta la línea de fondo optó León por ponerse de perfil –manos a la espalda– para que colocara un balón envenenado al área chica, que también se comió Badía. Soko hizo el resto poniendo el pie para el gol.

El partido se le murió al Tenerife con una hora por jugarse. En otro estado de cosas, cabría esperarle una reacción con juego o con nervio, de fútbol o a las bravas, pero anda tan resignado el Tenerife a este rol de desahuciado que la respuesta a lo del Huesca fue la previsible. Los mismos duelos cedidos y el mismo plan de balones al área por si Pulido o Loureiro descuidaban una marca. Y a balón parado, que hasta pudo con córners y faltas, el castigo de que los lanzara Waldo, al que el Señor del fútbol no lo llamó para esas artes. De resumen antes del entreacto, una volea que Cantero remató al lateral de la puerta local.

Y de regreso la misma respuesta desvarada, permitiendo incluso dos tiros limpios del Huesca (Javier Hernández, m.55; y Soko en el 80) fruto de esa desgana con la que el Tenerife se manejó en las salidas, como cuando el Huesca le encaró por dentro o por los flancos. Con trece y la prolongación, Mel se acordó de Teto, hoy el único que jugó hacia adelante con algo de tino. Y de fin de fiesta, Yanis. Y en el banquillo, Dylan, como protegiéndolo del escarnio si no fuera que ya dejó de creer en su catecismo –esta prejubilación retribuida– en lo que espera su turno en el ocaso de la era Garrido.

(1) SD Huesca: Dani Jiménez; Valentín (Abad, m. 74), Loureiro, Blasco, Jorge Pulido, Vilarrasa; Kortajarena (Mier, m. 69), Sielva, Javi Hernández (Jordi Hernández, m. 81); Soko (Enrich, m. 81) y Unzueta (Joaquín, m. 69).

(0) CD Tenerife: Badía; Mellot, Sergio González, José León, Guerrero; Cantero (Moreno, m. 65), Diarrá (Teto, m. 77), Aarón (Senhaidji, m. 90+1), Waldo; Angel (Mesa, m. 65) y Enrich Gállego.

Gol: 1-0, m.35, Soko.

Árbitro: Arcediano Monescillo (Comité de Castilla-La Mancha). Amonestó a los locales Loureiro (m.66) y Jorge Pulido (m.75); y a Diarrá (m.71).

Incidencias: Partido correspondiente a la vigésima jornada de la Liga Hypermotion (Segunda División). Estadio de El Alcoraz, ante 4.638 espectadores.

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