Qué ver en Helsinki: Un paseo por el centro histórico tras las huellas de Suecia y Rusia

Detalles en Helsinki. La capital de Finlandia alterna calidad medioambiental y arquitectónico.

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Una de las teorías de la conspiración más curiosas y estrambóticas que circulan por ahí es que Finlandia, en realidad, no existe. Este enorme pedazo de tierra que, entre otras cosas, tiene una de las superficies de bosque nativo de Europa y más de mil lagos, sería una invención de Suecia y Japón para hacer trampas con las cuotas de pesca. Casi nada… Para no existir, Finlandia es un país de datos superlativos: un 75% de sus casi 340.000 kilómetros cuadrados son tierras vírgenes donde vive la fauna más variada de Europa. Cuenta con 41 parques nacionales que van desde las costas bálticas a los extremos lapones ya dentro del Círculo Polar Ártico. Helsinki ocupa su lugar en el extremo sur del país. Ahí, en plena costa báltica a dos pasos por mar de otras compañeras nórdicas como Estocolmo o Tallin (lo que permite plantearse unas vacaciones con varios destinos). En este primer post sobre la capital finesa te proponemos un paseo por su casco fundacional (iconos azules en el mapa)  descubriendo a través de sus monumentos y calles, la historia del país.

GUÍA DE ESTOCOLMO

GUÍA DE TALLIN

Finlandia existe. Pero antes de 1917 no existía. La historia del país ha pivotado en torno a los equilibrios de fuerza entre sus dos vecinos: Suecia y Rusia. Pero la nación finesa se reafirmó en oposición a la administración rusa (1812-1917) pese a haber estado bajo soberanía sueca durante siglos. Helsinki es una consecuencia de estas idas y venidas. Las visitas a la ciudad suelen empezar por la Plaza del Senado, gran espacio abierto que ejerce de pequeño manual de historia del país. En esta gran plaza podemos dar el primer paso de la ‘exploración’ yendo hacia la Sederholm Talo –Casa Sederholm- (Aleksanterinkatu, 16), que es la casa de piedra más antigua de toda la ciudad pese a ser de mediados del XVIII. Esta casona de estilo barroco perteneció al comerciante Johan Sederholm, un patricio local con muy buenas relaciones con la corona sueca. Hasta la construcción de esta casa, Helsinki era un pueblo de casas de madera que apenas malvivía como un proyecto sueco frustrado para opacar la potencia económica de Tallin. Este edificio alberga hoy una de las sedes más importantes del Museo de Historia de Finlandia. La idea de Sederholm era crear una nueva Helsinki capaz de rivalizar con Abo, la principal ciudad de la ‘provincia sueca’ y lo que consiguió fue poner a los rusos en alerta.

Sigamos… La Plaza del Senado articula el espacio del Casco antiguo de la ciudad en torno a los grandes edificios públicos del país. Una estatua del Zar Alejandro II ejerce de contrapunto al significado simbólico de la plaza. Paradójicamente, fue Rusia la que convirtió Helsinki en una ciudad. Un vistazo panorámico de 360 grados nos presenta un conjunto de edificios que representan la identidad nacional del país: la Catedral de Helsinki (Unioninkatu, 29) es una mole imponente de porte neoclásico que concentra la identidad religiosa luterana; el conjunto formado por el Arppeanum (Snellmaninkatu, 3) y la Oficina del Primer Ministro (Snellmaninkatu, 1) refuerzan el papel del lugar como centro de poder de la nueva república. Si seguimos girando en el sentido de las agujas del reloj nos encontramos con la Casa Sederholm y un conjunto de casonas burguesas que simbolizan la consolidación de la ciudad como centro burgués y terminaríamos con la dupla formada por la Universidad de Helsinki (Yliopistonkatu, 4) y la Biblioteca Nacional (Unioninkatu, 36). El 90% de la plaza data del XIX. Justo el periodo de dominación rusa. Un conjunto clasicista pintado en tonos pastel muy bonito de ver y que recuerda la cercanía de la capital rusa en aquellos momentos: la preciosa y fascinante San Petersburgo.

Katajanokka, Tevassari y los puertos de Helsinki.- Desde la Plaza del Senado, casi todo el casco histórico queda a un paso. La primera de las incursiones propuestas se centra en la preciosa bahía que enmarca la ciudad: un laberinto de ensenadas, canales e islas que crean un entorno muy bonito. La primera de las paradas propuestas es la isla de Katajanokka, unida al resto de la ciudad por una triada de pequeños puentes. Antes de dejar ‘el continente’ visita la conocida como Casa de Los Estamentos  (Ritarikatu, 1), un curioso salón de reuniones donde están representados todos los escudos de la extinta nobleza finesa (hoy el país es de los más igualitarios y prósperos del mundo). Ya en Katajanokka, el gran hito que hay que ver (y lo vas a ver porque resalta y mucho) es la Catedral Ortodoxa de Uspenski (Pormestarinrinne 1) otra de las huellas de la presencia rusa en la ciudad. La isla es un pequeño barrio de edificios de finales del XIX y principios del XX pintados de colores chillones. Una buena manera de verlo todo desde las alturas es subirse al SkyWheel Helsinki (Katajanokanlaituri, 2), una noria situada en un lugar estratégico (no es barata, la verdad -15 euros-).

El paseo por la ‘costanera’ de la ciudad (Pohjoisranta) nos deja muy buenas oportunidades para hacer fotos bonitas. La fachada costera de Helsinki es una sucesión de casonas pintadas de colores con vistas a la bahía y que ofrece oportunidades para ‘abandonar’ la ciudad como la pequeña isla de Tevassari donde hay un pequeño bosque y hasta una playa. La calle Pohjoisranta gira hacia el interior para encontrarse con el Jardín Botánico de la Universidad de Helsinki (Kaisaniemenranta, 2) y el puente que nos lleva al barrio de Siltasaari Broholmen.

Un paseo en barco hasta Suomenlinna.- La rivalidad entre Rusia y Suecia venía de lejos. Pero los planes suecos de convertir a Helsinki en una ciudad de importancia pusieron en alerta a los zares. El ferry que sale hacia el Castillo de Suomenlinna tiene su punto de atraque junto a la Plaza del Mercado, otro de los espacios históricos importantes de la capital finesa. El trayecto hasta el castillo es un agradable paseo que pasa junto a una docena de pequeñas islas y peñascos que pone de relieve la belleza de la bahía. La fortaleza se construyó a mediados del siglo XVIII por la corona sueca alertada por el expansionismo de los zares rusos. Este castillo es, en realidad, un complejo de baterías, barracones, astilleros y almacenes que se esparcen por seis islas unidas mediante pasarelas y que pueden visitarse a través de un sendero con paneles. Este castillo fue una de las causas de la Guerra de Finlandia (1808-1809) un conflicto enmarcado dentro de las guerras napoleónicas y que dejó al país fines integrado en Rusia aunque con un alto grado de autonomía. Aquí puedes ver el Vesikko, un submarino de los años 30 que ahora sirve como museo.

Comer barato y bien en el centro de Helsinki.- La capital de Finlandia es un destino caro. Se nota mucho el diferencial de costo de vida y esto hace que plantearse comer bien y barato sea una misión muy difícil de conseguir. Una buena opción en pleno centro es Kaupungintalon Ravintola (Sofiankatu, 1), un buffet libre en el que puedes encontrar algunas especialidades finesas (pescados y sopas, por ejemplo) y pescados frescos del día. Es de los pocos lugares de la ciudad en la que puedes comer por menos de 25 euros por persona. Otro clásico de ‘bajo presupuesto’ es dejarse caer por el Vanha Kaupahalli –Sala del Mercado- (Eteläranta) donde hay varios puestos de comidas. Las sopas de este lugar son legendarias (ideal si te gustan los sabores del mar bien marcados). Nuestro preferido en Helsinki es Savotta (Aleksanterinkatu, 22) con una carta centrada en especialidades finesas. No es barato, pero merece la pena.

Fotos bajo Licencia CC: Bernt Rostad; Lasse Rintakumpu; Richard Mortel; William Marnoch; Jo Shaw; Jorge Láscar

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