Valentina Cabra, agricultora y presidenta de la DO: “En nuestra casa llevamos el azafrán dentro”
Valentina Cabra es la primera mujer presidenta de la Denominación de Origen Azafrán de La Mancha, un cultivo que conoce bien y desde dentro: “En nuestra casa es que se habla mucho de azafrán. Llevamos el azafrán ahí dentro”
Ella, junto a sus cuatro hermanas, son la tercera generación de azafraneros, las cinco se dedican a su cultivo y comercialización. Aceptó el desafío de presidir la figura de calidad de un cultivo que lleva años arrastrando problemas y que ponen en duda su futuro hasta los propios cultivadores.
Y aunque ella conoce estos problemas en profundidad, prefiere no plantearse el futuro y vivir día a día. “Ahora mismo el azafrán está en un momento muy crítico”, entre los principales problemas la falta de mecanización y la falta de certificación de los bulbos de azafrán, a los que se suman otros como la escasez de mano de obra y la falta de relevo generacional.
“Seguimos cultivándolo como lo cultivaban nuestros antepasados, por eso uno de los retos importantes que tenemos en la mecanización de sector, para poder vivir del azafrán, para profesionalizarlo y poder vivir del cultivo”, apunta. Un sector muy pequeño, “en el que empresas tienen que apostar por desarrollar esta maquinaria que no existe”.
Valentina Cabra asegura que “sí que hay proyectos de mecanización, se está trabajando en muchos prototipos, pero todo a nivel particular, de empresas, cooperativas, pero va muy lento porque tiene un coste muy alto. Las máquinas no existen, es muy complicado, complicado y costoso”.
Pero además, arrastran año tras año “el estado sanitario de los bulbos, que creemos que pasa por un mal momento, también porque el bulbo tiene una serie de plagas, los hongos les atacan mucho y no hay productos específicos para tratarlo. Estamos trabajando mucho sobre eso”, además, “los bulbos tienen un alto valor y tampoco quiere hacer nadie inversión en una semilla que no está certificada”.
Llevan años pidiendo ayuda a la Administración para la certificación de los bulbos, pero no tienen respuestas. Actualmente, los tienen que comprar en Holanda. Porque aquí no hay garantías. “No hay ningún avance, ese es el problema, por parte de la Administración hay un poquito de dejadez, un poquito de abandono, o por lo menos es la percepción que tenemos los agricultores, que no hay mucho interés por el tema”, considera.
Para esta experta en el cultivo del azafrán falta conciencia sobre que este es un cultivo con unas características especiales. “No les entra en la cabeza que este cultivo no es como todos los cultivos, este sector no es como todos los sectores, es un sector muy pequeño en el que el agricultor es muy pequeño”, asegura porque lo conoce bien.
A su juicio las ayudas no son suficientes. “Te dicen sí, porque damos ayudas a los agricultores, pero a qué agricultores, por ejemplo, agricultores de zonas que no supere los 10.000 habitantes. Nosotros, por ejemplo, no entraríamos. ¿A agricultores jóvenes que que se quieran incorporar? Pero claro nadie invierte tanto, la planta cuesta mucho, ahora mismo está alrededor de 7 u 8 euros el kilo, y para una hectárea necesitas 3000 o 4000 kilos, es mucho dinero y sin una garantía”, apunta.
Todo ello tiene como consecuencia la falta de relevo generacional en este sector, no hay continuidad, “es que se ha perdido una generación de cultivadores”. Desde la Denominación de Origen intentan llevar a cabo acciones que difundan el conocimiento del cultivo. “Se hace mucha promoción para que conozcan el cultivo, se invita a muchas veces a colegios, a jóvenes, a los jóvenes ya entre 15 y 18 años, para que lo puedan ver cómo una oportunidad y sí que se les enseña cómo es el cultivo, se dan charlas a través del Consejo Regulador para darlo a conocer y que la gente se anime. Pero seguimos diciendo lo mismo, que a la gente joven este tipo de cultivos no les es atractivo para nada, para nada porque tiene mucho trabajo y no hay mecanización”.
Cosecha 2024
Aunque este año no hay cifras exactas sobre la cosecha, será algo mejor que la anterior y podría llegar a los 330 kilos más o menos. El año pasado apenas se obtuvieron 280 kilos, la cifra más baja de la que se tienen registros. Este año ha subido algo pero porque han subido algo las hectáreas, pero el año que viene pueden volver a bajar“, señala.
Y es que el rendimiento no ha sido tan bueno como se esperaba viendo que la climatología sí ha acompañado en 2024. “Pensábamos que este año iba a ser muy bueno porque las lluvias sí que cayeron en el momento que tenían que caer, el verano no ha sido muy fuerte, empezó a hacer calor tarde y luego enseguida refrescó. Para nosotros ideal, pero no termina de mejorar”, aduce.
Valentina Cabra afirma que el azafrán es un cultivo que está en riesgo de desaparecer: “Es así de rotundo. Este año, por ejemplo, pues sí que llegamos casi a las cien hectáreas, el año pasado estábamos en 93, este año 100, pero al fin y al cabo eso no es salvarlo. Y luego los rendimientos están a la baja, bien por el cambio climático, por el estado de los bulbos y el rendimiento ha sido también bajo, no han llegado a 4 kilos por hectárea cuando tenemos un tope de 15 kilos. Fíjate la diferencia desde lo que se produce ahora hasta lo que puede llegar a producir, a lo que se producía hace bastantes años”.
Buenos precios y cosecha vendida
En cuanto a los precios, cree que se mantendrán como el año pasado, ya que la cosecha se ha mantenido más o mismo en los mismo márgenes.
Ellos ya saben que es un producto con mucho prestigio y que lo tiene vendido. “Lo que tenemos está vendido Si hubierais más, se vendería más. Nuestro problema no es la comercialización, nuestro problema es la producción. Ser capaces de producir más. Porque el azafrán con denominación de origen, con el prestigio que tiene, está vendido.
Caminos del Azafrán
Desde la Asociación Caminos del Azafrán, que Cabra también preside, se está intentando impulsar el conocimiento de esta especia, de su cultivo y de su historia.
“La asociación nace en el 2021, nace a través de la de la denominación de origen para crear una red con todos los pueblos que se dedican a azafrán. Se dividió en siete rutas, de todos los pueblos que tenían tradición azafranera y no ofrecen solamente azafrán, vamos a sacarle partido y vamos a trabajar también sobre su valor que tienen como pueblo, es gastronomía, arquitectura, naturaleza”, señala.
“Queremos impulsar el azafrán, que la gente lo conozca, que se hable, a través de las rutas, que la gente conozca a su gente, sus pueblos. La verdad que también están funcionando muy bien”, asegura, aunque también hay turistas que llegando pensado en que el paisaje del azafrán es como el de la lavanda. “Viene mucha gente a visitarnos pensando que esto es como la lavanda. Quieren visitar los campos, pero nosotros recogemos por la mañana temprano. Es complicado porque no sabes cuándo florece”, asegura, y que es que la flor del azafrán se recoge cada mañana, nada más florecer y eso dificulta que los turistas que acuden puedan ver los campos cuajados de flor. “Esta es una flor que florece un día al año”, concluye.
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