Las cartas de despedida de los asesinados en La Rioja en el 36 que se hacen universales en el Festival de Málaga

Rodaje del corto 'Recuerdos para quien por mí pregunte' que recoge las cartas de los condenados a muerte en 1936 a través de las lecturas de sus descendientes

Ester Fernández García

0

Seguramente no haya nada más íntimo que las cartas de despedida, más aún cuando son las últimas, como lo son las de los asesinados por el franquismo. Cartas privadas a sus familias que al mismo tiempo son documentos de memoria e historia. Textos sencillos que encierran historias universales. Crónicas de la Guerra Civil desde donde se dijo que “aquí nunca pasó nada”, pero que “si lees una sola de esas cartas, te das cuenta de que sí pasó, en esas pequeñas historias también se escribe la historia mayúscula”.

Así lo explica Fernando Vílchez, el cineasta que ha llevado a la gran pantalla las cartas de los asesinados en La Rioja en 1936 a través del corto 'Recuerdos para quien por mí pregunte', que ha ganado la Biznaga de Plata al Mejor cortometraje documental en el Festival de Cine de Málaga. Esta película recupera algunas de esas cartas a través de las lecturas de sus descendientes.

La idea nació del libro 'Escríbeme a la tierra' de Jesús Vicente Aguirre, que recoge unas setenta cartas de asesinados en La Rioja tras una ardua investigación del escritor. Fernando Vílchez fue a la presentación de la obra y allí, nietos y biznietos de las víctimas leyeron las cartas. “Me pareció conmovedor ver cómo las nuevas generaciones recogen ese legado de memoria”, explica el cineasta del despertar de su corto.

El trabajo comenzó con la selección, unas catorce cartas elegidas finalmente, y el orden narrativo a través de dos tipos de misivas. “Unas cartas son muy dolorosas y honestas porque están escritas con la conciencia de la muerte. Están escritas desde el último adiós, desde las últimas palabras, porque saben que esa noche los autores van a ser asesinados. Y hay otras cartas más cotidianas, que te preguntan más sobre cómo va el campo, cómo va la viña, pidiendo que les lleven unas alpargatas, cosas muy sencillas y familiares”. A través de ellas, Vílchez fue construyendo la película y profundizando en el horror.

Después, contactó con los familiares porque la idea fue desde el comienzo que las cartas las leyeran los descendientes. Ellos mismos eligieron dónde grabar: el patio de su casa, el viñedo de su bisabuelo o el lugar al que se llevaron a su abuelo. “Son lugares también que tienen una carga emocional para quien lee”, apunta el director. Le parecía importante mostrar cómo ha llegado el legado de sus bisabuelos a estas personas después de varias generaciones (la mayoría son de la cuarta generación) y qué supone para ellos enfrentarse a esa carta, la última en muchas ocasiones, que escribieron sus antepasados. “Ha sido muy emocionante ser testigo de cómo empujan las palabras de sus abuelos, de sus bisabuelos. También de ver que las cuidan como un tesoro”, apunta Fernando Vílchez.

Este cineasta no es ajeno a las dinámicas negacionistas de la crueldad del franquismo en las que se ha sumido parte de la juventud. “A veces veo cosas que empujan a pensar que ese camino no tiene vuelta atrás, que las siguientes generaciones directamente abrazan una intolerancia, un fascismo que antes había vergüenza por manifestarlo”, alerta. Pero en medio de este ruido, los protagonistas de su película sobre la represión franquista. “No está todo perdido, de pronto te encuentras con una generación que no solo recoge la memoria de sus antepasados con orgullo y desde la intimidad, sino también desde la política. Que abiertamente te dicen que esto no puede volver a ocurrir, que aquí hubo una serie de crímenes contra mi familia y no la voy a olvidar y lo voy a decir en voz alta”. El orgullo de los bisnietos que supone leer en una plaza el último adiós, una carta privada, para hacerla universal y para romper el silencio que acompañó a las otras generaciones.

Fernando Vílchez ha elegido el Super8 para captar estas lecturas y contar con ellas catorce historias particulares y, al mismo tiempo, otras miles similares que sucedieron en todo el país y, en definitiva, la historia de España. Aunque el formato pueda sorprender, cuando él lo explica no cabe otra opción: “Me gusta pensar que desde el formato más pequeño se puede llevar una imagen a la pantalla grande. Es la metáfora de estas historias pequeñas, en una comunidad pequeña, y que terminan siendo la imagen central”. Además de que el aspecto del Super8 “te lleva al pasado, a lo atemporal”, como apunta Vílchez, también le interesó porque era el formato de las imágenes caseras, familiares y refleja así el valor que estas tienen.

Del formato más pequeño, 'Recuerdos a quien por mi pregunte“ ha llegado no solo a la pantalla grande, también a las alfombras rojas, a la crítica, a los premios. El Festival de Málaga ha premiado a este corto rodado en La Rioja y que cuenta la historia de La Rioja con una Biznaga de Plata y su director reconoce estar todavía asimilándolo. ”El estreno allí fue muy hermoso, muy potente, muy emotivo. Hubo mucha gente que se sintió conmovida por las cartas, por las lecturas, por los jóvenes que aparecen ahí“. Y después de la repercusión del estreno, llegó la emoción del premio, que ha llenado de orgullo al equipo de la película pero también de responsabilidad por seguir mostrándola.

Llevando esta historia a más lugares para visibilizar y honrar unas cartas, unas víctimas y unas familias que han pasado demasiado tiempo en silencio. Contando que aquí sí pasó algo a través de las últimas palabras de quienes lo sufrieron. Enseñndo que esas líneas privadas son memoria universal y que hay una generación de jóvenes que no va a permitir que se cuestione lo que tanto dolor dejó en sus casas. “Resistencia con integridad”, lo define el cineasta que lo ha contado.

Etiquetas
stats