El teleférico de Madrid, un Bien de Interés Patrimonial único en el mundo

El Teleférico de Madrid es mucho más que una instalación ‘antigua’, es historia, memoria y un icono de la ciudad. Y está en los recuerdos de muchísimas personas, de todas las que hemos ‘viajado’ desde el paseo de Rosales hasta la Casa de Campo surcando el cielo. Es una pieza de museo al aire libre única en el mundo.
La renovación completa del teleférico anunciada por Almeida -totalmente contraria a nuestra propuesta- es el ejemplo de cómo el PP está intentando vaciar de contenido y de esencia la ciudad de Madrid. Pretende convertirla en un puro escaparate para turistas, olvidando conscientemente que aquí vivimos, trabajamos, nos divertimos, nos relacionamos y construimos nuestro hogar millones de personas.
El Teleférico se encuentra en un entorno muy especial, entre la Casa de Campo, el parque del Oeste y el paseo del Pintor Rosales, espacios protegidos desde el punto de vista patrimonial.
Pero el alcalde ha dejado que el Teleférico de Madrid se deteriorase durante años y ahora habla de “modernizarlo” y de acometer unas obras largas y costosas (tanto, que ha duplicado el coste inicial). Básicamente, lo que quiere hacer es cargarse toda la instalación y hacerla completamente nueva al estilo de los telecabinas de los Alpes suizos. Pero resulta que estamos en un entorno de gran riqueza histórica, cultural y medioambiental muy especial para la ciudad. Y que una obra de estas características podría llevarse por delante centenares de árboles de la Casa de Campo y el parque del Oeste, muy apreciados por la ciudadanía y que, además, están protegidos.
Frente al destrozo que quiere hacer Almeida, desde Más Madrid proponemos que el teleférico sea declarado Bien de Interés Patrimonial (BIP) para blindar su protección y conservación. Es un icono de Madrid y está en una zona especialmente sensible, entre la cornisa del Manzanares y la Casa de Campo, perfectamente integrado en este entorno tal y como es ahora. Lo que queremos es que se recupere y funcione, pero sin cambiar su esencia.
Almeida se ha empeñado en arrasar con toda la esencia de Madrid como si fuera un emperador romano y construir su propio icono para Madrid. Y parece que lo ha encontrado en eventos como la Fórmula 1, que nadie ha pedido y que va a meter los rugidos y el humo de los coches hasta el comedor de muchísimas viviendas. No hace falta alcalde, Madrid ya tiene muchos iconos y uno de ellos es el Teleférico. No hay que ‘quemar’ nada y levantar de nuevo la ciudad, lo que tiene que hacer Almeida es avanzar hacia el futuro y cuidar el Teleférico, los espacios forestales, cuidar las quintas…, en definitiva, cuidar el patrimonio y mantener la esencia de Madrid, en vez de despersonalizarla y convertirla en un escenario de cartón piedra para turistas.
Durante los 48 años que duró la concesión del Teleférico (se inauguró en 1969), fue un negocio millonario para el concesionario mientras que el Ayuntamiento solo recibía 3 céntimos de euro por cada viajero. Y los beneficios iban al bolsillo del privado en vez de repercutir en la mejora de la vida de las madrileñas y madrileños. Por eso, durante nuestro gobierno municipalizamos el Teleférico, que pasó a ser gestionado por la EMT.
Antes de iniciar su explotación, realizamos una exhaustiva auditoría técnica (motores, cables, cabinas, poleas, tensores), así como una puesta a punto profunda del teleférico, priorizando la seguridad, que incluyó el embellecimiento de las cabinas, varias de las cuales se hicieron accesibles a personas con movilidad reducida. La gestión por parte de EMT permitió que los beneficios se utilizaran en prestar un mejor servicio de transporte público.
Es el momento de recuperar el Teleférico de Madrid, vamos tarde después de tantos años cerrado por la pasividad de Almeida. Pero es imprescindible proteger las instalaciones y la maquinaria original, basta con sustituir el cable portador y mantener el resto de elementos. Garantizando, además, una gestión pública para que los beneficios repercutan directamente en la ciudad. Y protegiéndolo como Bien de Interés Patrimonial. Queremos un Madrid que mire al futuro teniendo muy presente su memoria.
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