¡Me cambian la(s) Historia(s)!

Ilustración artística medieval falsa realizada con Inteligencia Artificial.

La gente que me conoce por primera vez tiende a extañarse de que “sepa de tantas cosas”. Se lo debo a mi padre, amante de los libros que me permitió tener a mano en casa decenas de enciclopedias y miles de libros de todo tipo (física, química, astrofísica, historia, filosofía, lingüística y cosas aún más sorprendentes) y, sobre todo, a un gran divulgador: Isaac Asimov. Este estadounidense de origen ruso escribió más de trescientos libros de todo tipo (muy recomendables, aunque algo antiguos y quizás ya superados en muchas conclusiones, los de Historia). Y de aquellas me salió la curiosidad por todo tipo de cosas. Como joven periodista saltaba “de la remolacha al chip” como quien no quería la cosa... pero siempre me dí cuenta que mi verdadera pasión era la Historia (y la Ciencia). Soy de familia castellana, mis padres y mis hermanos (salvo la pequeña) son de Logroño, y yo, –el mayor, junto con la mi germanita Camino–, nací en León de pura casualidad; pero aquí me quedé a vivir desde que tengo un año de vida. Así que siempre he mirado a esta tierra de una forma sorprendida y un tanto mágica.

Al final me dio, tras varios años de profesión en los periódicos de León, por hacer el doctorado de Historia que nunca llegué a terminar (me dejé la tesina de por medio al intentar hacer malabares en el siglo XVII), pero que me ofreció una nueva perspectiva de los cambios que la historia leonesa había tenido. Así que se lo contaba a los amigos y más de una vez alguno me dijo: “Tienes que escribir un libro”. Un libro no, pero contar de forma divulgativa los últimos avances históricos de León sí es posible.

Así que aprovechando la oportunidad de conocimiento que me dio mi padre y el rigor y la prudencia que me enseñó mi madre (aunque a veces no le haga mucho caso), me dispuse hace años a intentar conseguir este fin divulgando. Así llevo unos cuantos años en ILEÓN y en otros lugares como El Reto Histórico y en el podcast Espacio Historia. También participé en un programa de Histocast sobre 'León, la Cuna del Parlamentarismo'.

León, una tierra mágica

El tener una educación de corte castellano en casa siempre me hizo ver como un poco bicho raro en esta tierra mágica. Sorprendido por la capacidad increíble de los leoneses para contar cosas, escribir, comunicarse con palabras y giros que me resultaban a la vez extraños y muy poéticos. Desde el “vino una nube y cayó piedra” tan gráfico para decir que granizó, hasta el “le dio una luna” para explicar que alguien se había vuelto loco. Han sido expresiones que me han servido para trabajar como periodista de agricultura y ganadería y de comarcas y provincia. Esas sentencias eran una mina de oro para mis reportajes.

Luego están esas palabras tan fantásticas como 'prestar' (de la que tanto nos sentimos orgullosos los leoneses), 'marché' (en vez de irse), 'aguanta' (para dar prisa), “arima la puerta” (para arrimarla y no cerrarla), o 'trancarla' para cerrarla, todo lo terminado en “in-ina-ino” (parte de todos los leoneses hasta Extremadura)... y una forma de hablar muy extraña que oí por primera vez a los 12 años en una excursión a Asturias de una señora viejina.

Era una cosa que llamaban asturianu y que con 13 años en clase de Lengua con el maravilloso libro de Lázaro Carreter comprendí por primera vez que era el dialecto romance asturleonés (ojo, dialecto del Latín y lengua, aunque minoritaria, distinta del castellano). Me fascinó. Hasta tal punto que en uno de mis trabajos en primero de carrera de Ciencias de la Información (Periodismo) fue sobre la Lengua Leonesa.

Sorprendente el “dexai a la vieya, dexai a la pobre, nu fa mal a nadie, nu's metáis cun ella” o el “vino el llobu e díxole a vaca, voite a comere” que para mi mente castellana hacía gracia y para mi leonesa daba respeto. Más tarde conocí que el leonés es uno de los idiomas romances de España, junto con el aragonés, que sufría desparición y desamparo... y que la propia gente de León denostaba, sorprendiéndome de cierto 'leonesismo de bandera' y no de cultura. No entenderé jamás el ir contra otra lengua porque no es la tuya, y mucho menos que critiquen la oficialidá del asturllionés asegurando que “es una lengua inventada”. ¿Pero almas de cántaro, alguien puede decirme qué lengua NO ES INVENTADA?

El caso es que a lo largo de los años (salvo los cinco que pasé entre Madrid y León durante los estudios de la carrera) he ido leyendo libros sobre historia y cultura de Léon. Durante mi trabajo en los periódicos observé cambios en esos libros. Cuando estudié los cursos de doctorado de Historia entré en contacto con arqueólogos y profesores y encontré que lo que dicen los libros está muy desfasado.

Desmintiendo mitos y leyendas históricas

Sólo hay que decir que León no fue fundada por la Legio VII, que no quedó despoblada durante los primeros años de la invasión árabe como siempre se ha dicho, que el Cid no era castellano ni un pobre infanzón sino un noblaco asturleonés que fue abuelo de reyes, que Vellido Dolfos no fue un traidor, sino un héroe leonés, que Fernando I nunca fue rey de Castilla como dicen los castellanos sino sólo de León, que Alfonso IX no fue el último Rey de León (sino Juan I de León entre 1296 y 1300) ni la supuesta unión con Castilla de Fernando III en 1230 fue una fusión integradora que hiciera desaparecer la Corona Leonesa administrativamente de la Historia, y que Asturias no es la verdadera Asturia (como ya pudieron leer ustedes en mi primer artículo) para darse cuenta de que hay mucho que divulgar sobre la realidad.

Es sorprendente cómo últimamente hay gente en España que se llega a escandalizar con la Historia de León. Que lleguen a criticar que los leoneses nos “hayamos inventado un Reino de León” (como llegó a decir Isabel Díaz Ayuso) sin darse cuenta de que el problema es que a ellos no les han enseñado cinco siglos de historia –porque el reino de los Astures de Pelayo y el de León son el mismo desde 722 al supuesto 1230 en que no desapareció al crearse la Corona de Castilla (y de León) al recibir las dos coronas por herencia Fernando I de Castilla y III de León–, y que por eso no pueden protestar por aquello tan común que ocurre hoy tan manido del “¡Me cambian la Historia!”. Resulta que se ha invertido mucho dinero en investigación y no puede ser que valga más lo que alguien estudió hace cuarenta años en el Instituto que lo que se ha avanzado en medio siglo. ¿A que nadie protesta porque cambien los conceptos de la Física cada vez que descubren algo? Pues eso mismo: la Historia de León y de Castilla ha cambiado mucho y el mantener que en la Edad Media sólo existió 'lo castellano' es absurdo. Tanto como decir que León, que se fundó ochocientos años antes de que se dijera por primera vez el vocablo Castilla, es “una ciudad castellana” (no, no lo es). Más cuando del Reino de León surgen los de Portugal y Castilla... y por tanto 'la madre no puede ser la hija'.

Me baso en estudios científicos históricos y arqueológicos, y citaré a sus autores, para contarles la versión actual de la Historia de León con ánimo de divulgar, divertir e informar. No busquen más, no soy historiador de carrera (aunque hiciera los cursos de doctorado en Historia), sólo les quiero mostar lo muchísimo que hay que contar y corregir de la versión tradicional que ya está caduca.

Y que aprendan divirtiéndose diciendo: “¡Qué bien que me cambian la Historia!”

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