El pequeño pueblo con un castillo medieval en Aragón al que planear una escapada de primavera

Castillo de Benabarre, en Aragón.

Edu Molina

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Enclavado en la comarca de Ribagorza, en la provincia de Huesca, Benabarre es un pueblo con un encanto especial que combina historia, naturaleza y tradición. Su castillo medieval, situado en un punto estratégico de la localidad, se convierte en la pieza central de una escapada perfecta para quienes disfrutan conociendo patrimonio y los planes tranquilos.

Con la llegada de la primavera, Benabarre se viste con colores vibrantes, el clima se suaviza y las calles empedradas invitan a pasear sin prisa. Su legado histórico, la riqueza de su entorno natural y la autenticidad de sus costumbres lo convierten en un destino ideal para desconectar y sumergirse en la esencia del Pirineo aragonés.

Un castillo con siglos de historia

El Castillo de Benabarre, también conocido como el Castillo de los Condes de Ribagorza, es el gran emblema del municipio. Su origen se remonta a los siglos X y XI, cuando la fortaleza servía como bastión defensivo en un territorio fronterizo. Tras la conquista cristiana en 1062 por el rey Ramiro I, el castillo fue consolidado como un punto clave en la defensa del condado.

Durante el siglo XIV, Benabarre se convirtió en la capital del Condado de Ribagorza y la fortaleza adquirió aún más relevancia. En su interior se construyó una iglesia románica que más tarde evolucionó hacia el estilo gótico. A lo largo de los siglos, en el castillo se han llevado a cabo reformas y restauraciones que hoy permiten admirar su estructura bien conservada y su privilegiada ubicación con vistas panorámicas.

En 2006, el castillo fue declarado Bien de Interés Cultural, lo que impulsó su restauración y puesta en valor. Hoy en día, pasear por sus murallas y rincones permite imaginar la vida en la época medieval y disfrutar de una perspectiva única del paisaje ribagorzano. Sus torres y almenas evocan tiempos de caballeros y batallas, ofreciendo a los visitantes una experiencia auténtica que los transporta siglos atrás.

Además, el castillo alberga exposiciones y eventos culturales a lo largo del año, lo que lo convierte en un punto de interés continuo. Desde recreaciones medievales hasta conciertos y ferias temáticas, la fortaleza es un centro de actividad en la localidad. Su acceso está acondicionado para los visitantes, con paneles informativos que permiten conocer su historia de manera didáctica y entretenida.

Casco histórico de Benabarre

Más allá del castillo, el casco antiguo de Benabarre es un deleite para los visitantes. Sus calles empedradas, con fachadas de piedra y balcones de hierro forjado, invitan a descubrir rincones llenos de historia. La iglesia parroquial de Santa María la Mayor, construida en el siglo XVIII, destaca por su arquitectura y su colección de arte sacro.

En primavera, recorrer el casco histórico es una experiencia aún más placentera. Las terrazas de los bares y restaurantes comienzan a llenarse de vida y el mercado local ofrece productos autóctonos como quesos artesanales, embutidos y dulces tradicionales.

Además, pequeños comercios locales ofrecen artesanías y productos elaborados en la región, lo que permite a los visitantes llevarse un recuerdo único de su paso por Benabarre. Uno de los espacios más representativos del casco antiguo es la Plaza Mayor, donde se celebran eventos y ferias a lo largo del año. Este punto neurálgico es ideal para relajarse y observar el ritmo pausado del pueblo.

El entorno natural de Benabarre ofrece diversas opciones para los amantes de las actividades al aire libre. Las rutas de senderismo que parten desde el pueblo permiten adentrarse en paisajes de montaña, bosques y ríos que reflejan la belleza de la Ribagorza. Además, la cercanía al Espacio Natural del Montsec de Aragón lo convierte en un punto de partida ideal para actividades como el senderismo, el cicloturismo y la observación astronómica.

Los senderos bien señalizados permiten explorar la flora y fauna local, con miradores estratégicos desde donde se puede contemplar la grandiosidad del Pirineo aragonés. Para quienes buscan una experiencia más aventurera, existen rutas de escalada y actividades acuáticas en los embalses cercanos, que permiten combinar deporte y contacto con la naturaleza.

Las tradiciones también juegan un papel esencial en la identidad de Benabarre. Entre las festividades más emblemáticas se encuentra el Ball dels Salvatges, una recreación histórica con danza, música y teatro que revive episodios clave del pasado local. Esta celebración, junto con otros eventos culturales y gastronómicos, refuerza la conexión de Benabarre con su historia y su comunidad.

La Semana Santa y las fiestas patronales son momentos en los que el pueblo cobra un ambiente festivo y acogedor, con calles decoradas y actividades que involucran a residentes y visitantes.

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