La editorial Marciano Sonoro cumple una década de amor por los libros en un pueblo de menos de 400 habitantes

Jesús Palmero y Cristina Pimentel, de Marciano Sonoro.

Elisabet Alba

Cristina Pimentel y Jesús Palmero han hecho del amor por los libros su forma de vida. Un amor tan grande, tan inabarcable, tan expansivo, que a ella la llevó a estudiar Biblioteconomía y Documentación y a especializarse en la encuadernación, y a él, licenciado en Bellas Artes y vinculado a la Cultura desde siempre, a empezar por hacer “libros para otros”. Los dos, pareja “de toda la vida”, desde que ella tenía 15 años y él 17, se autodefinen como “muy lectores, muy coleccionistas de libros”, y juntos soplan las velas este mes de abril por la primera década de Marciano Sonoro, su editorial, que ha publicado ya, desde la pequeña localidad de San Román de la Vega, más de ochenta obras entre librodisco, novela, poesía, ensayo y literatura infantil. Y los que quedan.

¿Cómo se construye una existencia entera con amor, libros y amor por los libros como cimientos? “Creo que sé cómo empieza”, bromea Cris. Así, con toda la naturalidad del mundo, consigue que cuatro completos desconocidos sentados alrededor de una mesa se rían y se deshagan del vértigo que da siempre preguntar y responder sobre una parte de la intimidad. Han abierto las puertas de su casa a ILEÓN y enseguida la conversación empieza a brotar, y se convierte en un torrente en el que las anécdotas se amontonan a medida que el tiempo vuela, y cuando nos damos cuenta habían pasado dos horas que bien podían haber sido dos semanas porque hay demasiado que contar.

“Me gustaba el libro físico”, relata Cris, por eso en 2003 se atrevió a abrir su propio taller de encuadernación en Astorga. Poco a poco esa devoción, el ambiente cultural y transgresor en el que tanto ella como Jesús se han movido siempre, sus amistades y los proyectos que surgían fueron cambiando su hoja de ruta. Primero llegó el encargo del poeta Ángel García para editarle uno de sus trabajos, “y nos encantó”. Y, unos años más tarde, en 2015, “empezamos con Marciano Sonoro”.

“Arrancamos con un jovencísimo Abel Aparicio”, el escritor, entonces novel, fue la primera persona que se acercó a darles la bienvenida al pueblo de menos de 400 habitantes de la comarca de Vega del Tuerto donde han echado raíces, y lo hizo con un puñado de poemas bajo el brazo. “Quería saber si nos gustaban, si veíamos que tenían calidad”, y unos años más tarde les dio “nuestro best seller”, '¿Dónde está nuestro pan?'.

De los comienzos es también 'Astorga Rock', “un proyecto que nos llevó un año de investigación y trabajo” hasta que vio la luz el librodisco de 300 páginas que resucitó a los viejos rockeros maragatos. De ahí salió el nombre, Marciano Sonoro, de la idea primigenia de ser una editorial musical que apostara también por la poesía, que “empezó siendo una cosa y fue creciendo y convirtiéndose en otra”.

El taller creció y se hizo editorial, y los librodiscos y poemarios se fueron intercalando con novelas, ensayos, obras de divulgación histórica y hasta un par de libros para niños. Cada semana les llegan propuestas, “no sabemos cómo ni por qué, pero la gente llega a nosotros desde todas partes”, y ellos se encargan de leer y seleccionar qué títulos se suman a su estantería de Marciano Sonoro en la que ya hay 82. “Intentamos no pasar de los diez libros al año para que la edición, el tiempo que dedicamos a cada libro, sea sostenible”, para que el amor por el proceso no se convierta en una obligación bajo presión y que sea libre, “editamos lo que nos gusta”.

Con el tiempo, “lo rural, lo próximo, lo cercano nos ha ido interesando y emocionando cada vez más”. Y, por casualidad o atraídos por un imán invisible, los proyectos que eligen suelen tener vinculación con la provincia de León de una forma u otra, aunque de partida imaginen que tienen menos salida en venta. “Hay libros que dan prestigio a la editorial”, “a veces hemos tenido que pelear por algún título” y otras han pensado que “¡ese libro lo teníamos que haber editado nosotros!”

Disfrutan de todo el proceso, sabiendo que “una editorial es eso, ir abriendo caminos que ni tú sabes qué caminos vas a tomar”. “Vivimos con el autor la emoción de crear algo juntos y desde cero y la satisfacción de ver su idea hecha realidad”. El proceso de trabajo es tan al unísono que “generamos vínculos muy estrechos con muchos”, casi familiares, y a nivel personal “tenemos la oportunidad de descubrir textos que de otra manera quizá no leeríamos. Hay cosas asombrosas y brillantes, y con los años hemos ganado en calidad de las cosas que sacamos”.

“Hay autores que no creen en sí mismos” y tienen guardadas historias increíbles, por las que en Marciano Sonoro apuestan por llevar al papel. “En León, hay gente muy buena escribiendo y también muy buenas editoriales. Literariamente, hay muy buena salud”, pero ellos se conforman con quedarse en el lugar al que han llegado. “Si quisiéramos editar más tendríamos que crecer, contratar gente, y eso nos obligaría a tener una producción y una rentabilidad”, cumplir con unos números de los que nunca han dependido, porque su principal fuente de ingresos es otra, lo suyo con los libros es amor.

Este año lo tienen ya cerrado, “y estamos cerrando cosas para el año que viene”, nos cuentan. Desde hace unos meses Cris ha tenido que dejar la editorial por un problema de espalda que ha ido empeorando con los años, pero sigue al lado de Jesús en un proyecto que no se entiende el uno sin la otra. El décimo aniversario que está a punto de cumplir Marciano Sonoro es un éxito de los dos y la muestra de un amor compartido y llevado al máximo exponente.

El fin de semana del 5 y 6 de abril darán inicio las celebraciones con un acto literario-musical en la Fundación Club 45 de Santa Colomba de Somoza del mítico cantante del grupo leonés Los Flechazos, Álex Cooper. “Cuando hicimos un año hicimos un 'fiestorro' en el bar La Cuadra de Carneros, con conciertos de rock en directo, que nos dejó tan agotados que no lo hemos vuelto a hacer”, se ríen. Pero una década bien se merece otra.

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