Coge el dinero, Moreno, y úsalo sin “distraerlo”

Vivimos días de fingimiento y cinismo. Días en que el autoproclamado rey Trump desde EEUU llama dictador al presidente electo ucraniano Zelenski para preguntarse luego: “Pero ¿yo he dicho eso?”. Y aquí, en España, el aún president valenciano Mazón, tras meses diciendo que el día de la DANA que mató a 227 personas, tras su larga comida en El Ventorro, se puso al frente de la emergencia a partir de las 19:00 h, ahora cuenta que lo hizo a las 20:28, pero dice que no cambia su versión como si fuéramos tontos.

En este contexto casi cuela como normal que las 11 autonomías gobernadas por el PP hagan aspavientos de rechazo a la quita de sus deudas anunciada por Hacienda por valor de 83.252 millones de euros cuando el vaticinio mayoritario, casi unánime, y la más pura lógica indican que acabarán aceptando. Sirva de muestra del sinsentido el caso de Andalucía, que ayer celebró el día de su autonomía y que preside ese Juanma Moreno Bonilla que cuando, más pronto que tarde caiga Feijóo a fuerza de pusilánime, se disputará reemplazarlo con su homóloga madrileña Isabel Díaz Ayuso.

Moreno, que ha alcanzado la Junta de Andalucía con el lema electoral de Bajada masiva de impuestos con el fracasado objetivo de –copiando a Madrid– atraerse a empresas y ricos que tributen aquí, ha llegado a protagonizar momentos tan paradójicos como ese en que reclamaba al gobierno central 1.000 millones de euros para combatir la sequía mientras sus sucesivas bajadas de impuestos a los adinerados nos han hecho perder a andaluzas y andaluces justo 900 millones. O ese otro, indignante, en el que devolvió al Gobierno 119 millones de euros para guarderías públicas que se acabaron repartiendo otras comunidades, con tal de primar aquí el negocio de las privadas.

Pues bien, este Juanma Moreno que ante el pacto de investidura entre el PSOE y ERC, de noviembre de 2023, que perdonaba deuda a Cataluña reaccionó diciendo que era un agravio porque a Andalucía le correspondería la condonación de 17.800 millones de euros, ahora que le perdonan 18.791 millones, es decir, casi mil millones más, dice que no acepta, que ni hablar.

Necesidades que no admiten frivolidad

¿Cómo va a ser eso? Es inadmisible rechazar con frivolidad tan millonario perdón de deuda. Como si en Andalucía no hubiera desatendidas, por falta de dinero, urgentes necesidades sanitarias, educativas o de dependencia.

Cuando, en sanidad, Moreno se ha sacado de la manga el chapucero plan72 h que se supone garantiza que en tres días los enfermos son atendidos para, en vez de aumentar plantillas, camuflar con llamadas y derivaciones, cómo se retrasan las citas mientras todos tenemos parientes y amig@s sufriendo, incluso en casos de cáncer.

Es inadmisible rechazar con frivolidad una quita de casi 19.000 millones de euros de deuda cuando el año pasado la Junta de Andalucía exigía que le perdonaran 1.000 millones menos y en la comunidad faltan tantas y tantos sanitarios, especialistas educativos y cuidadores de ancianos.

O, en educación, las familias de alumnado con necesidades educativas especiales salen llorando impotentes de reuniones donde reclaman especialistas que enseñen a sus hijos porque un delegado educativo como el de Sevilla justifica el no contratarlos diciendo: “¿Para qué quiere un niño con autismo un personal técnico en integración social, para que le enseñe a mover la lengua enfrente del espejo?”. Semejante tipo, Miguel Ángel Araúz, sigue mantenido en su puesto.

Y, en las residencias de ancianos andaluzas, denuncia CCOO, hay un cuidador por cada 43 usuarios, pese a que la cantidad prevista de forma oficial es de uno por cada 3,3.

Interés de la gente vs. estrategia partidista

Todas las perspectivas de análisis determinan que Andalucía es la primera o segunda autonomía más beneficiada por esta oferta de quita del Ministerio de Hacienda. Tanto si se mira la cantidad total de dinero perdonado por comunidad, como si se compara la proporción de deuda condonada sobre el total que cada autonomía tiene, o si se reparte la cuantía a no devolver entre el número de habitantes.

¿Dónde ve entonces el problema Moreno? ¿Qué es lo que molesta?

A ver, es cierto que con esta propuesta de Hacienda él y el conjunto de 11 autonomías gobernadas por el PP, los 14 consejeros que el miércoles abandonaron en bloque el Consejo de Política Fiscal (11 + los de las ciudades autónomas de Ceuta, Melilla y el que gobierna con Coalición Canaria), al verse ante un café para todos, se quedan sin el argumento de la cesión al independentismo catalán al que sacan tanto rédito electoral. Un argumento muy goloso para seguir atacando, intentar hacer caer a la coalición de PSOE y Sumar, o tratar de vencerles en las próximas generales. En Andalucía, el PP se frotaba las manos pensando que, como María Jesús Montero, nueva líder del PSOE andaluz es la ministra de Hacienda, jamás llegaría a presidenta de la Junta porque ellos no se cansarían de achacarle, eso que ahora no pueden, de primar a Cataluña.

Resulta legítimo discrepar sobre cantidades, tratar de negociar la mejor rebaja de deuda para cada autonomía pero no negarse sólo porque el 'café para todos' deja al PP sin el argumento del agravio catalán que tantos votos le da.

Ahora a la ministra Montero se le critica haber ideado esta quita de la deuda de la que, ante la ciudadanía andaluza, solo puede salir victoriosa. Y eso porque si la Junta acaba aceptando los casi 19.000 millones habrá muchas mejoras que se verán posibles gracias a ella y si, de forma suicida, Moreno se empeña en rechazarlos se le culpará con toda razón de tantas necesidades desatendidas por su cabezonería.

Pero, digo yo, ¿acaso no es una virtud en política, en vez de un defecto, que cuando uno no tiene mayoría absoluta para gobernar el país, logre cumplir el acuerdo necesario con ERC y Junts sin por ello perjudicar al resto de autonomías, sino al contrario, haciéndose cargo de gran parte de sus deudas para facilitar que todas presten mejor servicio a la gente?

Mejor financiación y sin corrupción

La política es negociar, ceder, proponer alternativas, pactar. Y volver a empezar. Razones de fondo sobre el origen de estas deudas explican lo “justo y necesario” de que la administración central aligere su carga a las comunidades y el equipo de la ministra Montero ha calculado las cantidades a perdonar a cada autonomía según criterios razonables, pero las autonomías que discrepen están en su legítimo derecho de aportar argumentos y negociar en beneficio de sus ciudadanos.

Lo que no tiene sentido es negarse por berrinche, por empecinamiento, porque no conviene electoralmente. Ni diciendo que lo que urge es la reforma de la financiación autonómica pendiente desde 2014. Nadie discute eso, ni el gobierno pide a las autonomías renunciar a dicha reforma de la financiación para a cambio aplicarles esta quita de la deuda.

El gobierno no obliga a las autonomías a renunciar a la reforma de la financiación autonómica urgente desde 2014, así que no tiene nada de malo sino que interesa a la ciudadanía que sus comunidades dispongan de más dinero para mejorar servicios. Siempre que no haya corruptelas como apuntan ya casos en la Junta de Juanma Moreno (PP) en Andalucía.

Así que espero que Moreno y los demás presidentes autonómicos del PP acepten este consejo y este ruego ciudadano: coged el dinero, que no es ni de Sánchez y Montero ni vuestro, es nuestro, de la ciudadanía, y al disponer de esa cantidad que ya no hay que devolver, administradla de la mejor manera. Estoy más que de acuerdo con el ministro de Sumar y economista Ernest Urtasun en que habría que fijar que las autonomías a las que se quite deuda no rebajen impuestos a quienes más tienen.

Pero, además, en el caso de Juanma Moreno, hay que exigirle que administre de forma limpia el dinero. Porque en sus solo siete años de gobierno, los últimos tres con mayoría absoluta, se nos están acumulando casos que huelen fatal en ámbitos diversos, como la sanidad, con fraccionamientos de miles de contratos “en fraude de ley” para repartir a dedo 458 millones de euros; en turismo donde la Cámara de Cuentas ha destapado un agujero de 1,2 millones de euros en ayudas a hoteles; tráfico de influencias para la concesión de un tanatorio y hasta desvío de dinero público para sobresueldos, comilonas, copas y llenar autobuses y mítines del PP. Atención a lo que ocurra.