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El copago en las escuelas: una barrera silenciosa para la igualdad educativa en Andalucía
![Imagen de archivo de un alumno en un centro escolar andaluz](https://static.eldiario.es/clip/1fbcee96-f21e-4ba4-b055-5acdfc799da4_16-9-discover-aspect-ratio_default_0.jpg)
La educación debe ser un derecho universal y gratuito, garantizando igualdad de oportunidades. Sin embargo, en Andalucía, el copago en centros públicos y concertados afecta a muchas familias, debilitando este principio fundamental.
Aunque la educación obligatoria en España es teóricamente gratuita, muchas familias deben afrontar pagos adicionales para actividades complementarias, material escolar y “aportaciones voluntarias” que, en la práctica, no lo son. Estos gastos, aunque menores, son inasumibles para quienes tienen dificultades económicas.
El copago se manifiesta en cuotas por actividades, materiales, uniformes y servicios como el comedor. Aunque se presentan como opcionales, la presión social los hace casi obligatorios. Un estudio de FACUA Andalucía indica que más del 65% de las familias en la educación pública han pagado algún tipo de cuota durante el curso.
Las “aportaciones voluntarias” generan presión sobre las familias. Las actividades y mejoras escolares se presentan como esenciales, lo que genera temor de exclusión. Un estudio de CEAPA revela que el 75% de las familias en colegios concertados pagan cuotas de hasta 50 euros, una cifra imposible para muchos hogares con ingresos ajustados.
Este copago amenaza la equidad educativa. Niñas y niños de familias sin recursos se ven marginados de experiencias fundamentales. Así, el mensaje es claro: la calidad educativa depende de la capacidad económica, cuando debería ser un derecho garantizado.
Vacíos legales y falta de regulación
La Ley Orgánica 3/2020 (LOMLOE) garantiza la gratuidad de la educación básica en centros financiados públicamente, pero vacíos legales permiten justificar “aportaciones voluntarias”. En especial, los centros concertados han normalizado el copago, generando presión implícita para contribuir económicamente.
Las familias vulnerables enfrentan una carga económica considerable, donde cada euro cuenta. Para ellas, 50 o 100 euros al año en costes educativos pueden significar renunciar a necesidades básicas
Aunque la ley indica que estos pagos no pueden condicionar la matriculación ni el acceso a actividades básicas, la falta de supervisión permite que esta práctica continúe. Muchas familias optan por pagar para evitar que sus hijas e hijos sean excluidos de excursiones o talleres educativos.
Un padre relata: “Nos dicen que la aportación es voluntaria, pero si no pagamos, nuestros hijos quedan al margen o somos señalados por el colegio”. Esta presión coloca a las familias en un dilema injusto.
Impacto en las familias y el alumnado
Estos pagos generan desigualdades dentro del aula. Quienes no pueden costear actividades pueden sentirse excluidos, afectando su autoestima e integración escolar. La educación debe ser un espacio de inclusión real.
Las familias vulnerables enfrentan una carga económica considerable, donde cada euro cuenta. Para ellas, 50 o 100 euros al año en costes educativos pueden significar renunciar a necesidades básicas. Esta presión financiera genera ansiedad y estrés, afectando también el bienestar emocional y académico del alumnado.
Organizaciones como CODAPA y sus federaciones han denunciado la presión económica que sufren las familias. Campañas de concienciación y estudios buscan visibilizar este problema y exigir soluciones.
La inclusión educativa implica garantizar igualdad de oportunidades para toda la infancia y adolescencia, sin que los recursos económicos sean una barrera
FACUA Andalucía ha instado a las administraciones a adoptar medidas contra estos abusos. Es imprescindible garantizar una educación equitativa donde todo el alumnado tenga acceso a las mismas oportunidades.
La inclusión educativa implica garantizar igualdad de oportunidades para toda la infancia y adolescencia, sin que los recursos económicos sean una barrera. Cuando el copago limita el acceso a experiencias formativas, se vulnera este derecho fundamental.
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas, especialmente el ODS 4, buscan garantizar una educación inclusiva y equitativa. Para cumplir con estos compromisos, Andalucía debe erradicar el copago y asegurar la gratuidad real.
Propuestas para revertir la situación
Las administraciones deben garantizar la gratuidad educativa mediante inspecciones a los centros para evitar que las aportaciones sean disfrazadas de “voluntarias”. También se necesitan mecanismos de apoyo financiero para que ningún estudiante quede excluido.
La creación de fondos específicos, gestionados por asociaciones de familias o administraciones, podría ser una solución viable para costear actividades y materiales. Además, es fundamental una mayor transparencia en la gestión de presupuestos escolares para exigir rendición de cuentas.
El copago perpetúa desigualdades en el sistema educativo andaluz. La promesa de una educación gratuita debe convertirse en una realidad tangible, eliminando cargas económicas injustas. Ningún niño o niña debería sentirse menos por no poder pagar. La educación debe ser un derecho garantizado para todas las personas.
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