El Prismático es el blog de opinión de elDiario.es/aragon.
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Viene Trump amenazando, lo que faltaba. Lo vacío no se llena. La entropía era eso: Aragón y sus huecos. Teruelazo tremebundis. Aviones en reposo, parking, balneario. ¡Y gracias! Huesca y Zaragoza, esperando las torres de luz… algo, un turista, una idea.
Pensábamos que el autoconsumo era otra cosa, pero es lo de siempre: consumirse. Estoy que me consumo, etc. El autoconsumidor de la nada vacía. Cincuenta kilómetros malos, que son como cien buenos, baches, guijarros, sin raya enmedio, hielo, meteoritos… ni caerá esa breva. Cóóóo.
La muerte llega a Aragón por esos baches, dando tumbos en furgonas viejas con cruces pintadas, las cruces son de coche fúnebre, que es un motocarro.
En los cuentos insuperables de Severino Pallaruelo 'Pirineos, tristes montes' sale una aldea en un risco en la que solo viven padre, madre y una hija; el padre es un hombron enorme y los vecinos de la aldea más próxima, que está a horas de breñas y sendas entre precipicios, sufren toda la vida de pensar que cuando muera ese gigante tendrán que bajarlo ellos hasta el cementerio del pueblo.
En otro cuento, o realidad, un montañés de la plena miseria sube cada día de madrugada al glaciar a buscar hielo… para los gintonics de los ingenieros de la central hidroeléctrica.
Hemos avanzado mucho pero los repartidores se escuernan con sus mochilones a cero grados de casa en casa. Vamos bien a duras penas. O viceversa.
Esperando las baterías y sus tierras rarísimas, Labordeta y Eloy nos amparen si pudieran.
Las autoridades ya hacen lo que pueden intentando vender solares y recalificar de urgencia y vender pinares para hacer caja y apartar equipamientos para erigir torreones pagar otros envites… pero los vecinos empiezan a juntarse y desperezar las palabras tanto tiempo dormidas. Zombis somos y en Netflix nos encontraremos.
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