A ver cómo te lo cuento. Hacía ya mucho tiempo que le tenía muchas ganas, estaba en esa lista de restaurantes pendientes que, seguro, todos los disfrutones tenemos.
Había visto ya un sinfín de fotos y videos, pero lógicamente aquí lo que vale es disfrutarlo.
Y es que Maná 264 está pensado para deleitarte en todos tus sentidos. A la vista, es un espacio muy cuidado en detalles, con un estilo moderno y elegante. Y si lo primero que ves al entrar es una cava de vinos suculenta, amplia y repleta de buenas referencias, ese local tiene una intención bien definida: aquí se viene a disfrutar.
Seguro que sabes de mi predilección por una buena sobremesa, y sinceramente pocos restaurantes dan el valor que merece a ese momento, pues en Maná 264 tienes una invitación directa a la comodidad, la calidad y el confort de sus asientos, mesas, menaje y cristalería durante tu velada.
Es maravillosa la sensación que se transmite en un lugar así, pensado para ello. De nada serviría un contenido de tal envergadura lleno de intenciones si el servicio no estuviera a la altura. Con solo unos diez minutos en el restaurante comprobarás que el personal de sala está fuertemente conectado a esa intención de hacer que cada comensal sienta la confianza y la predisposición de un buen trato. En hostelería, la óptima profesionalidad no sería nada sin actitud, y en esas ganas creo que radica el éxito.
Una vez analizado el entorno, sabes que solo queda lo mejor: que lo que nos llegue a la mesa esté a la altura.
Como todo buen momento disfrutón, de esos que sabes que será memorable, lo ideal es comenzar con burbujas. Así que decidimos dar inicio al disfrute culinario con un Corpinnat, el Torelló 225 Brut Nature, un gran reserva con 36 meses de crianza en botella, que como peculiaridad que no se si conoces, se le realiza cada año el poignettage (agitación en botella) con ello se consigue que las levaduras vuelvan a mezclarse con el vino, logrando así un espumoso enriquecido en aromas y sabores.
A estas alturas espero que lo sepas, pero por si no es así, te cuento que un buen espumoso siempre (pero siempre) irá genial con un buen jamón ibérico de bellota. En Maná 264 cuentan con la presencia y asesoramiento de Ibéricos en Canarias by Geovany Almanza. Estos jamones se están ganando muy a pulso la presencia en grandes restaurantes por su calidad y sabor, pero júzgalo tú mismo en la imagen. Si te gusta en la foto, imagina la deliciosa sensación de maridarlo con el Torrelló 225. Y si además lo acompañamos de un pan de cristal con tomate y aceite de oliva virgen extra, ¡brutal comenzar así!
Aún con burbujas en nuestras copas y el retrogusto tan sabroso de un buen producto ibérico, nos presentan en la mesa unas zamburiñas a la plancha repletas de sabor y muy frescas. Es también una apuesta segura como entrante. Esa salinidad que conjuga perfectamente con el Corpinnat que aún nos quedaba en la copa, nos invita a decidir nuestra siguiente elección líquida: un Ribeiro con 94 puntos Parker, O Gran MEIN Val do Avia, un vino blanco elaborado con un coupage de Treixadura, Godello, Albariño, Torrontés, Loureira, Caiño blanco y Lado. ¡Cómo están de buenos y bien elaborados los vinos D.O Ribeiro!
Sí, aún me estaba chupando los dedos cuando nos ponen en la mesa el rejo de pulpo entero a la brasa con parmentier de papas. Buen producto, con una elaboración lograda que la brasa le da ese punto diferente. Reconozco que el pulpo duró poco en el plato, por algo será.
Si te soy sincero, el siguiente plato yo no lo hubiera elegido. Ignoro si saben de mi relación con el marisco: aún nos estamos conociendo y vamos poco a poco, pero gracias a mi grata compañía, recibimos una gran sorpresa con estos langostinos rebozados con pasta Kataifi y chutney de mango. Por si lo dudan, ese día mi relación con el marisco avanzó muy positivamente por la increíble mezcla de sabores y texturas en solo dos o tres bocados. Y espera, como buen facilitador de relaciones, tomar un trago del Ribeiro blanco teniendo aún en boca el langostino, ocurre ese momento en el que cierras los ojos y mientras solo dices “Mmmm”, realmente estás dando gracias a la vida por el momento que estás viviendo. Porque soy de los que piensa que somos el resultado de nuestras decisiones.
Sabíamos que era el turno del arroz, porque lógicamente lo habíamos pedido al comienzo. Pero como plato ganador que es, se nos presenta en la mesa con esos aires de grandeza que, o te los crees desde un inicio o eres de los que espera con más calma, a ver si es verdad todo lo que dicen de él.
En la presentación, el arroz con pluma ibérica y boletus frescos dio muy buena impresión: se lo llevan a la mesa auxiliar y comienza el reparto minucioso para los cuatro comensales. Es ahí, en la mesa donde se juega el puesto en el ranking de arroces para el recuerdo o arroces que pasan desapercibidos. ¿Qué piensas si te digo que escribiendo estas líneas aún recuerdo el sabor del susodicho? Pues que está muy alto en mi ranking, una recomendación total para disfrutar en Maná 264, que no te dejará indiferente.
Seguramente estás pensando que con el arroz acabamos con los principales. Pero claro, es que no conoces a los pedazos de seres humanos que me acompañan y muchas veces además, en estas veladas. Nos gusta comer, si, y comer bien. Nuestra decisión fue poner el punto final a los platos principales con un corte de carne lomo bajo Txogitxu.
Esa jugosidad y sabor ya sabes a qué te invita ¿verdad?. A un buen vino tinto.
Comenzaba este artículo dándole a la sobremesa el valor que se merece y que, desde un inicio, el restaurante te invitaba a ello. Pues así lo hicimos, la elección del siguiente vino no solo tenía como función, además de acompañar a la carne, también y quizás la más importante de las responsabilidades en esta velada: acompañarnos en una buena sobremesa.
Al ver la carta de vinos, no dudé, tenía ganas de vivir la experiencia con un vino con mucha personalidad, lo que sabemos que nos aportará la región de California, con un 78% Cabernet Sauvignon y un 22% Shiraz con 16 meses en barrica. Y es que este Penfolds BIN 600 añada 2018 considero que estaba en su punto más óptimo para ser bebido. Hacía mucho tiempo que un tinto “maderizado” no me sorprendía tanto. Carácter y equilibrio suelen ser características en un vino muy difícil de lograr, porque suelen depender del tiempo, que es quien afina el vino, por lo tanto el momento de este Penfolds había llegado y tuvimos la inmensa suerte de estar ahí, compartiéndolo y disfrutando de su evolución en copa, que fue maravillosa.
Todo lo bueno siempre tiene un final, y normalmente en estas veladas disfrutonas suele venir en forma de postre, elegimos irnos a un contraste entre ellos, pero dos clásicos: Brownie de chocolate casero con helado de vainilla y sorbete de limón casero con vodka que compartimos entre los cuatro.
Maná 264 tiene que estar en tu lista de restaurantes en el sur de la isla de Gran Canaria, su apuesta por la calidad lo convierte en un acierto seguro. Su ticket medio dependerá de lo que pidas, pero ronda los 35-40 euros por comensal, sin vino. Un auténtico lujo en relación calidad/precio. Y si deseas “salirte del plato” también estás en el lugar adecuado porque disponen de grandes sorpresas culinarias y líquidas.
El restaurante engloba todo lo que se necesita para el éxito, una gran intención que busca la excelencia, producto de calidad, un entorno único, elegante, lleno de detalles y un servicio profesional con actitud proactiva. Por ende, el tiempo y las formas tan bien cuidadas harán lo que mejor saben hacer, y están convirtiendo a Maná 264 en uno de los restaurantes más punteros del sur de la isla de Gran Canaria.
“Goza inteligentemente de los placeres de la mesa” Epicuro.
Gracias por leerme, nos vemos como siempre en una buena sobremesa.
Puedes seguirme en @gonzalo_santana o contactar conmigo en disfrutones@canariasahora.com
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