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Feminismo, adopción y acogimiento: claves para comprender las historias de vida en la protección a la infancia con perspectiva de género
Cada 8 de marzo, el Día Internacional de la Mujer nos invita a reflexionar sobre la desigualdad estructural que aún persiste en nuestra sociedad. En el ámbito de la adopción y el acogimiento, la perspectiva feminista es fundamental para entender las dinámicas de género que atraviesan estas experiencias y para construir narrativas más justas y coherentes sobre las historias de vida de quienes han pasado por estos procesos.
El abandono no es neutro: el peso del género en la adopción y el acogimiento
Comprender que los motivos de abandono en adopción y acogimiento son diferentes para niños y niñas es esencial. En muchos casos, la pobreza, la violencia de género y la falta de apoyo a la maternidad son factores determinantes en la separación de las familias biológicas. Sin embargo, el sistema de protección y la sociedad en su conjunto rara vez abordan estas realidades desde una perspectiva de género, lo que dificulta la comprensión de la historia de vida de las personas adoptadas.
Además, el impacto de una sociedad patriarcal se refleja en el propio sistema de protección. Según el último Boletín de Medidas de Protección a la Infancia, hay más niños que niñas en residencias infantiles. Esta diferencia no es casualidad, sino el reflejo de una estructura social que tiende a confiar el cuidado de las niñas a otras mujeres dentro de la familia, mientras que los niños son más propensos a ser institucionalizados. Entender esta realidad ayuda a desculpabilizar a quienes han vivido estos procesos, permitiéndoles comprender que su historia no es un hecho aislado, sino el resultado de factores estructurales.
Las madres biológicas: de la culpa a la comprensión
El feminismo también permite abordar la historia de las madres biológicas desde una perspectiva más justa. En una sociedad donde el abandono se castiga de manera desproporcionada en las mujeres, la figura de la madre que entrega en adopción o pierde la custodia de sus hijos es duramente juzgada. Mientras que a los hombres se les permite socialmente desentenderse de la paternidad sin grandes cuestionamientos, las mujeres que no pueden hacerse cargo de sus hijos son vistas como irresponsables, desalmadas o carentes de instinto materno.
Esta construcción social no solo afecta la percepción de la madre biológica, sino también la forma en que las personas adoptadas elaboran su historia de vida. En muchos casos, la figura del padre biológico permanece en la sombra y ni siquiera se cuestiona su ausencia, mientras que la madre biológica es el centro de interrogantes y conflictos emocionales. Una mirada feminista nos permite entender que esto no es casualidad, sino el resultado de una narrativa patriarcal que exime a los hombres de responsabilidades y carga todo el peso sobre las mujeres.
Personas adoptadas y roles de género: cuidadores y solitarios
El impacto del género en la adopción no solo afecta a las madres biológicas, sino también a las personas adoptadas. La herida del abandono se manifiesta de manera distinta en hombres y mujeres. Muchas mujeres adoptadas desarrollan patrones de cuidado hacia los demás, asumiendo roles de contención emocional dentro de sus entornos, mientras que muchos hombres adoptados tienden hacia la autosuficiencia extrema y el aislamiento emocional. Estas diferencias responden a la forma en que la sociedad impone determinados roles de género y a las expectativas que recaen sobre cada persona según su sexo.
Además, los procesos de adaptación también reflejan estas diferencias. Los niños adoptados o acogidos suelen asumir roles de poder dentro de su entorno, mientras que las niñas tienden a adoptar roles de sumisión y complacencia. Sin una intervención consciente que tenga en cuenta estas dinámicas, se corre el riesgo de perpetuar desigualdades y de no atender adecuadamente las necesidades específicas de cada persona.
Un feminismo que reescribe historias
La adopción y el acogimiento no pueden analizarse sin una perspectiva de género. El feminismo nos brinda herramientas para comprender las estructuras de poder que atraviesan estas experiencias y para construir narrativas que permitan a las personas adoptadas y acogidas comprender su historia sin culpa ni juicios morales. Al visibilizar las desigualdades que afectan a las madres biológicas y a las propias personas adoptadas en su desarrollo, podemos avanzar hacia una sociedad más justa y hacia un sistema de protección que realmente respete los derechos de la infancia y la adolescencia.
Este 8M, reivindiquemos un feminismo que también se haga cargo de estas realidades, que escuche y valide las voces de quienes han vivido la adopción y el acogimiento, y que nos ayude a construir un futuro donde ninguna historia de vida esté marcada por la desigualdad de género.
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