Escala en Ankara: razones para incluir la capital en un viaje por Turquía

La vieja Angora. Las miradas de cualquier viajero que da una vuelta por este pequeño universo que es Turquía se posan de manera instintiva en Estambul, la gran ciudad turca por antonomasia y la capital histórica indudable del país. Los hitos patrimoniales de la augusta Bizancio, de la maravillosa Constantinopla son conocidos en todo el mundo: la espina del Hipódromo; la Mezquita Azul; los Mosaicos de San Salvador in Chora; los salones lujosos de Topkapi; la mole etérea de Santa Sofia… La capital del país queda eclipsada por los oropeles de su antecesora en el cargo. Ankara (Angora) queda relegada a un estatus simbólico de capitalidad forzada ante los encantos de la megápolis del Bósforo (una de nuestras ciudades preferidas a lo largo y ancho del mundo). Ankara queda relegada en las rutas por el país que suelen dejar de lado a la ciudad en un recorrido clásico que se centra en la Capadocia, Pamukale y las maravillas de la costa mediterránea (con Éfeso como protagonista absoluta). Pero ¿merece la pena acercarse hasta Ankara?
La ciudad se convirtió en capital en 1923 tras las reformas de Ataturk. Un pueblo de apenas 15.000 habitantes desplazaba como capital del nuevo país a una de las ciudades con más pedigrí histórico del mundo mediterráneo. Una jugada maestra para asentar los cimientos del nuevo estado lejos de las intrigas de los salones y harenes del recién fenecido Imperio Otomano. Pero Ankara también tiene raíces muy profundas. La ciudad está situada en un lugar de centralidad en la región de la Anatolia.

El gran monumento que define la historia reciente de la ciudad es el Anit Kabir (Mebusevleri), el enorme complejo de edificios y pabellones que sirve de mausoleo para el gran héroe nacional turco: Mustafa Kemal, Atatürk. Aupado a una colina desde la que se domina la ciudad entera, el mausoleo parece proteger la ciudad a modo de un castillo moderno y simbólico. A los pies se extiende la ciudad moderna con todos los edificios que ponen de manifiesto la capitalidad: el Parlamento; el CSO Ada Ankara (auditorio nacional); el Palacio de Justicia; la modernísima Estación de Ankara (donde ancla el tren de alta velocidad que en poco más de tres horas te deja en Estambul -540 kilómetros-); el paisaje que se va cubriendo de grandes rascacielos… ¿Queda algo de la vieja Angora? Mucho. Y muy bueno.

El Museo de las Civilizaciones de Anatolia (Kale, Gözcü Sk. 2).- Uno de los mejores museos arqueológicos del mundo. La potencia histórica de Turquía es brutal. Situada en uno de los puntos calientes de la civilización mediterránea ha servido de nexo entre los pueblos del oriente y los de occidente. Eso se traduce en una riqueza patrimonial única. En este museo vas a encontrar una completísima colección de artefactos y objetos artísticos que vienen de todos los rincones del país y hablan de todas la civilizaciones que pasaron por aquí: griegos, romanos, persas, bizantinos, otomanos, el legado de la Ruta de la Seda… Brutal. Aquí puedes pasar horas y horas.

Visitando la vieja Ankara.- La ciudad nueva, la verdad, no nos dijo mucho. Si vas a estar aquí dos días te recomendamos centrar tus esfuerzos en la ciudad antigua, el Anit Kabir y en explorar el entorno de la Plaza de Ulus, un lugar que simboliza como pocos esa historia reciente de la ciudad y su transición desde sus orígenes históricos al estatus de capital de Turquía. En la plaza puedes ver una estatua dedicada a Ataturk (omnipresente por toda la ciudad) y justo enfrente un pequeño palacete que sirvió de primera sede del Parlamento de la República (Hacı Bayram, Cumhuriyet Cd. No: 2/1) y hoy se ha convertido en el Museo de la Guerra de la Independencia. Esta zona de la ciudad sirve de entrada al laberinto de callejuelas que dan paso a esa Angora milenaria famosa por la lana de sus cabras, un artículo de lujo desde la Antigüedad más remota. Otro gran edificio que sirve de nexo entre la ciudad nueva y la vieja es la Mezquita Melike Hatun (Anafartalar, Atatürk Blv No:19), un enorme templo de nueva construcción aunque siguiendo las líneas de la arquitectura otomana.

Dicen que el origen de la ciudad tiene que ver con un santuario hitita deniminado Ankuwas. El principio de una vorágine que se aceleró con el esplendor de la cultura frigia y la llegada de griegos y romanos en los siglos posteriores. Esta sucesión de culturas se pone de manifiesto en una trama urbana donde asoman huellas de muchas civilizaciones. Subiendo desde la Plaza Ulus por Anafartalar e Hisar Parki nos encontramos con el primer gran hito de esta superposición de elementos: el Teatro Romano (Bentderesi Cd). Entramos en la antigua ciudadela de Ankara. El barrio histórico es de los más bonitos del país: callejuelas que suben y bajan en un trazado diseñado por un verdadero desquiciado… Un centro plagado de pequeñas mezquitas, esos yalis (casas tradicionales) típicos de las ciudades otomanas y que culmina en el Castillo de Ankara (Altındağ). El entorno abrazado por las murallas es de una belleza increíble. Visita el castillo y otros lugares de interés como la Mezquita del Sultán Aladdin (Alitas SK) o el mausoleo Müsafir Fakih (Alitas SK, 30).

De la ciudadela a Kizilay.- O sea, de la vieja a la nueva Ankara. La construcción de una capital en poco más de 100 años es una tarea titánica en todos los sentidos. La monumentalidad de la vieja Angora no estaba a la altura de la magnífica Estambul. Y eso había que remediarlo: un ejemplo de este esfuerzo es la Mezquita Melike Hatun (Ataturk Boulevard, 19), un enorme templo que rinde homenaje a la arquitectura clásica otomana replicando la grandiosidad de las famosas mezquitas de Sinan en Estambul. El Boulevard Ataturk sirve de espina dorsal de la capital y, también, de nexo entre el entorno de Ulus y la ciudadela con la zona moderna. Nos adentramos en Kilizay, el barrio moderno y pujante donde crecen los rascacielos y se instalan las grandes marcas internacionales. Este boulevard tiene como puntos culminantes la Plaza de Kizilay (epicentro de esta modernidad) y la sede del Parlamento Nacional de Turquía. Otros puntos de interés en el barrio son la Mezquita Kocatepe (Dr. Mediha Eldem Sk. 67) –la más grande y bonita de toda la ciudad- y el precioso parque de Saraçoğlu Mahallesi.

Subir a la torre de Atakule (Çankaya, Çankaya Cd).- Está un poco a desmano pero la experiencia merece la pena. La torre está situada en un centro comercial y se eleva 125 metros sobre el suelo de la ciudad para ofrecer una vista 360 sobre la práctica totalidad de Ankara.
Fotos bajo Licencia CC: Timon91; Asim Bharwani; Omer Unlu; Jorge Franganillo; sk; Sergio & Gabrielle
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