El “toque diferente” que aportan las mujeres al sector vitivinícola: “Por eso ahora también es más rico el vino”

Distintas añadas, distintos territorios, pero un mismo objetivo: dar a conocer que hay mujeres que hacen vinos. Y vinos muy buenos. Vinos que llevan la marca de Castilla-La Mancha y de Toledo a todo el mundo. Así son las mujeres que participaron en la mesa redonda 'Las autoras hablan de vino', en el encuentro 'Vinos de Autora', celebrado por elDiario.es Castilla-La Mancha, que contó con el patrocinio de la Diputación de Toledo y la colaboración de la Denominación de Origen Méntrida.

En una mesa redonda moderada por Pilar Virtudes, directora de la sección Agroalimentaria de elDiarioclm.es, las enólogas Maite Sánchez, de Bodega Arrayán; Carmen López, de Bodega Uva de Vida y Margarita Madrigal, de Bodegas Más que Vinos, repasaron el momento actual por el que pasa el sector y el papel que han protagonizado ellas desde su propio ámbito profesional.

Virtudes recordó como, hace no tanto tiempo, las mujeres “ni siquiera podíamos beber vino, porque estaba mal visto”. “Por supuesto, no podíamos ni ser titular de una explotación, ni hacer funciones remuneradas. Éramos completamente invisibles”, recordó la periodista especializada en temas agroalimentarios. Sin embargo, las mujeres siempre estaban en la viña y en la bodega, aunque de forma “completamente invisible”.

Pero hoy en día, la situación ha cambiado, y estas tres enólogas han relatado cómo. “Yo he visto el cambio climático, porque en Burgos hemos vendimiado con nieve”, recordaba Margarita Madrigal en relación a sus primeras vendimias. La profesional ha resaltado el papel de los vinos y de las profesionales que trabajan en su elaboración y distribución, como un sello distintivo para llevar a todo el mundo. Un símbolo de calidad de un trabajo realizado a pulso. Madrigal es parte de un trío de personas -dos mujeres y un hombre-, que se lanzaron en 1999 a montar la bodega Más que Vinos en Cabañas de Yepes, en plena Mesa de Ocaña, trabajando en el potencial de las variedades autóctonas de Castilla-La Mancha y que elaboran sus caldos en secano y con producción ecológica.

“Lo más importante para esta profesión -para hacer vinos-, es realmente tener una pasión y tener claro lo que quieres hacer y qué quieres dar a conocer”, recalcó Madrigal, que destacó la calidad de los vinos en Castilla-La Mancha y en España. “Buenísimos”, aseveró. Pero para disfrutar de ellos hay que “tener la mente abierta”. Además, resaltó “la suerte” que ha tenido, al haber sido siempre muy aceptada por ser mujer“. ”Estoy muy agradecida a este sector, porque te da la oportunidad de viajar, de estar con un montón de gente. Y las mujeres aportamos un toque diferente. Por eso ahora, también, es más rico el vino“, recalcó.

Maite Sánchez ha pasado por bodegas de Rioja, Chile y Borgoña. Actualmente, es la directora técnica en Campo y Bodega de Bodegas Arrayán, donde trabaja con “total libertad” desde que tenía 27 años. Comenzó trabajando con variedades francesas, pero hoy en día están rescatando variedades autóctonas en la zona de La Torre de Esteban Hambrán. También siguen en la búsqueda de variedades minoritarias, que puedan “darnos armas” contra el cambio climático. “Ciertamente, creo que estamos aportando, y gracias a pioneras que nos han permitido estar ahora integradas en el sector”, recalcó la profesional.

Por su parte, Carmen López, de Uva de Vida, recuerda que el trabajo en esta bodega ubicada en la localidad toledana de Camarena, comenzó en el 2012, en una vendimia dura y “muy complicada”. Uva de Vida produce vino biodinámico, y trabaja toda la familia de Carmen y su pareja, Luis Ruiz. “Se hace todo a mano, etiquetamos, embotellamos, vendemos y vamos a feria”, explicó durante la ponencia. Pero no solo es el vino el importante en el proyecto de vida, también su entorno. “Me importa el lugar donde trabajamos, para dejarlo un poquito mejor de lo que lo encontramos”, explica. “Vivir de la agricultura, para mí es lo más importante.

Las tres profesionales reflexionaron también sobre los “cambios de ciclo” que vive el consumidor de vino, que actualmente busca unos caldos con menos graduación, y más suaves, a diferencia de lo que se buscaba hace años, que eran vinos más concentrados y expresivos. Pero, recalcaron, no tiene que ver con ser mujer. “Creo que ahora hay mucha más amplitud”, reflexionó Madrigal. Pero los cambios en el mercado están ahí, y las profesionales tienen que trabajar en este sentido. “Pero lo que hay que reivindicar es que el vino forme parte de la alimentación, de la dieta”, señaló Carmen López. Maite Sánchez, por su parte, zanjaba: “Se va hacia vinos más frescos, pero no creo que sea una cuestión de mujer o hombre. Es una tendencia del consumo”.