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Hoy, 16 de enero, San Pedro Mártir, recordamos uno de los museos que tuvo o pudo tener Toledo: el Panteón de los hombres ilustres, que tuvo su sede en San Pedro Mártir, donde , gracias a este proyecto, se contemplan aún algunos afamados sepulcros. Realmente la ciudad ha sido un nicho donde ubicar museos y, de hecho, es una de las ciudades españolas que más número de ellos puede ofrecer al visitante. Pero ha existido un proyecto que se ha resistido a fructificar: el llamado “Museo de la ciudad de Toledo”. Y, ciertamente, hemos conocido varios intentos de ponerlo en marcha.
Primero se proyectó en las mismas casas consistoriales, pero fue en la Posada de la Hermandad, edificio declarado Monumento Nacional y comprado por el Estado donde instaló por breves años un auténtico 'Museo de la ciudad'. El montaje museográfico lo realizó el historiador Manuel Jorge de Aragoneses (1927-1998) y como director se nombró al archivero y cronista oficial de la ciudad, Clemente Palencia Flores (1906-1989), que publicaría un catálogo que hacía el nº 9 de la Colección de Guías de los Museos de España, de la Dirección General de Bellas Artes, inaugurándose el museo en 1958 y cerrándose, definitivamente, en 1878.
Al cerrarse, en el 2001, el Museo de Arte Contemporáneo de Toledo, instalado desde 1975 en la llamada 'Casa de las Cadenas' con fondos del Museo de Santa Cruz y depósitos de Museos del Estado se pensó en montar en él, al ser edificio de propiedad municipal él el ansiado 'Museo de la ciudad'.
Quizá se vio mejor para su instalación el entonces vaciado espacio del templo del que había sido convento de Trinitarios Calzados, el llamado 'Espacio San Marcos', recién restaurado, y donde el editor y gestor cultural Antonio Pareja abría dos años después un montaje audiovisual, novedoso entonces, llamado 'Claves de Toledo. Llave del futuro'. Al ser temporal, se pensó en trasladar al que se construía como Centro de Recepción de Turistas, proyecto quebrado y hoy un inmueble de diseño contemporáneo cedido en uso a la Escuela de Arquitectura de la Universidad regional.
De nuevo vuelve a ponerse sobre el tapete la posibilidad de su “apertura”, en este caso trufado con otro proyecto irredento: el de la creación de un Museo provincial, que como tal ya existe en el organigrama de los museos estatales españoles: la red de museos provincial, en nuestro caso el de Santa Cruz, con las filiales de Talavera [cerámica], Taller del Moro [arte islámico] o El Toboso [“casa-museo Dulcinea”, de tradiciones populares], pero muchas diputaciones provinciales tienen en sus demarcaciones museos que atienden a este título y cuyo contenido va desde piezas de arqueología, etnología o arte contemporáneo. En este caso para ubicarlo en el que fuera palacio de Abdón de Paz, en la Plaza también llamada de La Cabeza.
Tras este prolijo repaso histórico nos preguntamos si sigue siendo necesario un “Museo de la ciudad” o “Centro de interpretación”. Creemos que sí, que el visitante, dada la complejidad y riqueza que ofrece la visita a nuestra ciudad necesita ese espacio. Pero, creemos que se debe ubicar en otro inmueble olvidado y sin uso: El Pósito o Alhóndiga, donde estuvieron instalados en su día los juzgados y estación de autobuses. Este edificio es, por su localización y amplitud, el lugar adecuado, juzgando que el anhelo de hacer del edificio una Escuela de danza y música, otra de las promesas incumplidas de nuestros munícipes, puede localizarse en otro lugar más apropiado, como el malogrado “Quixote Crea”.
Nos atrevemos a pensar que, combinando métodos audiovisuales, mostrando piezas museísticas y emplazando espacios destinados al patrimonio de cultura inmaterial que ofrece la ciudad [cerámica, damasquino, espadería y cincelado] podría completar el discurso museográfico que actualmente se ofrece al visitante.
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