Mujeres cristianas de Córdoba denuncian “injusticias e invisibilidad” en el seno de la Iglesia

Una treintena de mujeres cristianas de Córdoba se han congregado este sábado junto a la iglesia de San Nicolás para demandar una mayor igualdad y reconocimiento dentro de la Iglesia. Estas mujeres creyentes, provenientes de diversas parroquias, organizaciones, movimientos eclesiales y congregaciones, se unieron para expresar su profundo sentir de discriminación y para reclamar cambios estructurales que les permitan participar plenamente en la vida eclesial.

Las manifestantes se identificaron como herederas de las “mujeres valientes y libres de las primeras comunidades cristianas” y de todas aquellas que históricamente han luchado por la plena igualdad. Con determinación, alzaron la voz para decir “¡Basta ya!” ante lo que perciben como “incoherencias y autoritarismo cotidiano dentro de la Iglesia”.

En un manifiesto leído durante la concentración, las mujeres cristianas denunciaron las “múltiples formas de injusticias y la invisibilidad” a la que se ven sometidas en la Iglesia. Entre sus principales reivindicaciones destacaron la necesidad “imprescindible” del acceso al diaconado y al presbiterado femenino“ para poder atender a las comunidades cristianas. Asimismo, señalaron la ”desproporción existente entre el número de teólogas preparadas y los puestos que ocupan“ como docentes en facultades de Teología y en otros roles de responsabilidad.

Un punto central de la protesta fue la puesta en valor del trabajo “incansable y gratuito” que realizan las mujeres en la Iglesia. Así, subrayaron su “mayoría aplastante” en el voluntariado, las celebraciones religiosas, la catequesis, la pastoral, la acción social con los más empobrecidos, los movimientos eclesiales, la enseñanza y la vida religiosa. Por ello, se preguntaron qué sería de la Iglesia si ellas dejaran de realizar estas tareas.

En este sentido, manifestaron su apoyo a la “huelga de mujeres católicas” que se está llevando a cabo durante la Cuaresma y lamentaron que, en ocasiones, se les niegue la palabra, el voto, la toma de decisiones y el liderazgo.

Las participantes en la concentración reafirmaron su compromiso de seguir trabajando dentro de la Iglesia, a la que consideran su comunidad de referencia para vivir el Evangelio, con el objetivo de *“recuperar la comunidad de iguales que trajo Jesús”. Asimismo, dejaron claro que no detendrán su lucha hasta que se “reconozca y valore la riqueza de la teología feminista como motor de cambio”, “se elimine el lenguaje patriarcal y sexista” de las homilías, textos litúrgicos y documentos, y la “moral sexual de la Iglesia se impregne de ternura y misericordia”, dejando de culpabilizar a las mujeres.

Además, expresaron su firme intención de seguir trabajando para que la Iglesia “dialogue con los movimientos de liberación de las mujeres y reconozca la diversidad de familias, identidades y orientación sexual”. En esa línea, recordaron que la Iglesia se “está quedando al margen de las conquistas sociales en igualdad y corresponsabilidad”, lo que consideran “un error”.

La concentración también sirvió para denunciar el “sistema económico neoliberal” al que responsabilizan de impedir condiciones de vida dignas, expoliar la tierra, fomentar la feminización de la pobreza y favorecer la explotación laboral y sexual de las mujeres. Las mujeres cristianas se comprometieron a trabajar para que la Iglesia se posicione en contra de este sistema.