Denuncian el derribo en Donostia de una villa de 1932 para construir viviendas

La asociación Áncora, que se encarga de velar por el patrimonio de Donostia, ha denunciado que el Ayuntamiento de la ciudad va a acometer el derribo de una villa erigida en 1932 para construir seis viviendas en el terreno. “Su desaparición conlleva una significativa pérdida de identidad por ubicarse en un punto muy visible, convertida en un referente urbano”, se queja. Explica la asociación, además, que Villa Irune, que se levantó según el proyecto trazado por el arquitecto Fausto Gaiztarro Arana, quedó bajo el amparo de una moratoria de derribos en 2018 pero no fue luego incluida en el catálogo, lo que hace posible que ahora se derribe.
¿Cómo es el edificio? Es una residencia unifamiliar con una parcela de 1.700 metros cuadrados. Está sita al borde de la carretera que conecta Madrid con Irún, en el número 102 de la avenida del Alcalde José Elósegui.
“La villa se eleva sobre un poderoso zócalo de piedra que salva el desnivel de la parcela creando una amplia terraza y viene precedida por una escalera simétrica a dos vertientes, que conduce al porche. Arquitectónicamente es un volumen cúbico de composición equilibrada, que consta de tres alturas. Tiene muros de mampostería y estructura interior de madera, rematándose mediante una cubierta a cuatro aguas con trabajado alero. Se encuentra en buen estado de conservación e incluye varias dependencias de garajes, frontón particular y un anexo que funcionó como carpintería mecánica”, explica Áncora.

El inmueble se erigió en 1932, durante la Segunda República, de acuerdo con los planos esbozados por el arquitecto Fausto Gaiztarro Arana, que se había titulado en la Escuela de Madrid apenas una década antes. “Se aleja del habitual paradigma neovasco, para combinar elementos propios del lenguaje regionalista dentro de una versión modernizada”, dice Áncora sobre el edificio que ahora se va a derribar. Al edificio se le concedió el nombre en euskera de Iruneren-Etxea por llamarse así la esposa del industrial José Antonio Lasa, primera propietaria.
“La familia poseía una flota de embarcaciones, talleres mecánicos y varios almacenes en el cercano puerto de Pasajes, siendo una de las impulsoras del auge de las pesquerías de bacalao, entre los años 50 y 70”, explica Áncora. Y destaca que en el edificio nació Francisco Lasa Echarri, que llegaría a ser alcalde de Donostia entre los años 1974 y 1977.
Áncora denuncia que el derribo se enmarca en una “lista de derribos incesantes” acometidos por el Gobierno municipal encabezado por Eneko Goia. Cifra las villas derribadas durante sus mandatos en una treintena. “La villa estuvo amparada por una moratoria de derribos aprobada en 2018, pero el Ayuntamiento rechazó finamente incluirla en el catálogo, sin aportar ninguna justificación”, se queja la asociación.
El Ayuntamiento, preguntado por este periódico, subraya que no se pronuncia sobre los comunicados de Áncora y les señala la existencia de la vía judicial. “Todas y cada una de las denuncias que ha interpuesto Áncora en los tribunales se han saldado a favor del Ayuntamiento”, aseveran. En 2023, la Fiscalía investigó la posible destrucción de patrimonio en otra villa, la de María del Carmen, en este caso de 1912. En octubre del pasado año, Áncora también denunció “obras clandestinas” y destrucción “a martillazos” del cine más antiguo de España, el palacio Bellas Artes.
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