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Entrevista

David Colón, historiador: “Al Kremlin le resulta más rentable comprar un influencer que un tanque”

David Colón, investigador y autor del libro 'La guerra de la infromación'

Mathieu de Taillac

5 de marzo de 2025 22:03 h

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David Colón, profesor de historia en Sciences Po París, se ha especializado en el estudio de la propaganda y la manipulación de masas en la era contemporánea. Autor de dos libros sobre este asunto y de una biografía del magnate Rupert Murdoch, ha venido a Madrid invitado por el Institut français para presentar su última obra, La guerre de l’information (Tallandier, 2023) [La guerra de la información].

La guerre de l’information coloca al lector en medio de un conflicto entre potencias en el que es en ocasiones la víctima, otras veces el cómplice inconsciente y casi siempre el objetivo.

Empecemos por explicar qué es la guerra de la información. Los Ejércitos y los servicios de inteligencia siempre han recurrido a la intoxicación... ¿Qué cambios le llevan a afirmar que la información es un nuevo terreno comparable al de la guerra convencional?

En sentido estricto, la guerra de la información se refiere al uso de la información como arma, como extensión de las operaciones militares. Durante mucho tiempo los militares han utilizado la información para intoxicar a sus adversarios o para influir en las percepciones. Lo que está cambiando ahora, en la era digital, es que la información se está convirtiendo en un objetivo per se, y el espacio de la información se está convirtiendo en un campo de batalla que a menudo es tan importante como el campo de batalla físico. Al Kremlin le resulta ahora más rentable comprar un influencer que un tanque.

¿Esta guerra de la información enfrenta a las democracias con los regímenes autoritarios?

La llegada de la era digital de la televisión por satélite, Internet y, más tarde, los teléfonos inteligentes y las redes sociales, fue vista como una amenaza existencial por los regímenes autoritarios. Temían la proliferación del virus de la libertad. En consecuencia, se propusieron, en primer lugar, proteger su espacio de información de cualquier interferencia procedente del exterior y, en segundo lugar, interferir en el espacio de información de su adversario, creyendo que la mejor manera de ganar la batalla sería debilitar las democracias desde dentro. Para potencias económicas como Rusia, la información es la palanca más rentable.

Fui a Moldavia como parte de la delegación francesa que acompañaba a nuestro Ministro delegado para Asuntos Europeos. Nuestros contactos moldavos nos informaron de que el Kremlin se había gastado 200 millones de euros en las elecciones presidenciales y el referéndum del pasado otoño para comprar votos. Es una cantidad enorme, pero equivale a un día de financiación de la guerra en Ucrania. Así que invertir esta cantidad en unas elecciones que podrían debilitar la cohesión europea es muy rentable. Según filtraciones del Kremlin, el presupuesto de los medios de comunicación estatales rusos aumentará un 13,5% en 2025. Junto con el presupuesto militar, es el presupuesto que más crece en la actualidad. Nos encontramos en medio de una guerra mundial de la información que hoy es ampliamente favorable a los regímenes autoritarios y, dentro de los regímenes democráticos, a las fuerzas más hostiles a la democracia.

Cuando Trump gana las elecciones, ¿cambia Estados Unidos de bando en la guerra de la información?

Donald Trump es un agente de influencia del Kremlin desde hace mucho tiempo. Hay muchos agentes de influencia del Kremlin en su entorno, incluidas personas como Paul Manafort que han sido condenadas por los tribunales estadounidenses. Estados Unidos ha sido durante mucho tiempo el principal enemigo del Kremlin, y a largo plazo el Kremlin ha tratado de debilitar la capacidad de acción de su principal adversario sembrando la división en su seno y fomentando el debilitamiento de todas las estructuras democráticas.

Desde este punto de vista, existe una especie de convergencia entre las acciones del Kremlin y las de, por ejemplo, los libertarios próximos a los círculos industriales, en particular a la industria petrolera. Así que, más que un cambio de bando, en mi opinión, se trata de una forma de captura del Estado federal por parte de actores autoritarios de dentro y fuera de Estados Unidos. Su objetivo es destruir el Estado federal desde dentro.

Durante mucho tiempo los militares han utilizado la información para intoxicar a sus adversarios o para influir en las percepciones. Lo que está cambiando ahora es que la información se está convirtiendo en un objetivo per se y el espacio de la información se está convirtiendo en un campo de batalla que a menudo es tan importante como el campo de batalla físico

Con algunos primeros éxitos…

Cojamos la lista de los primeros órganos federales desmantelados. Parece la lista de la compra del Kremlin. Tenemos el GEC [Global Engagement Center], desmantelado el 23 de diciembre, que era la organización responsable de luchar contra la interferencia extranjera. Tienes todos los organismos responsables de contrarrestar la interferencia dentro del FBI. Tienes a USAID [Agencia de ayuda al desarrollo de EEUU], que se consideraba también una herramienta para influir en la inteligencia estadounidense. Es totalmente inédito.

¿Es Donald Trump un actor consciente de este desmantelamiento o un tonto útil y manipulable?

Durante su primer mandato, dos personas se disputaban cada noche el oído de Donald Trump. Rupert Murdoch y Steve Bannon. Hoy, un actor tiene más que la oreja del presidente: Elon Musk. Steve Bannon ha dicho de Musk que posee las dos armas nucleares tácticas del siglo XXI: las redes sociales y el dinero. Ahora están en proceso de ser empleadas al servicio de los propios intereses de Elon Musk. Prácticamente todas las agencias federales desmanteladas habían abierto investigaciones contra él. Musk es muy crítico con muchos regímenes democráticos, pero muy elogioso con el Kremlin y no ha expresado la más mínima crítica contra China, dos países en los que tiene intereses comerciales e industriales.

¿Qué papel ha jugado Elon Musk en esta victoria? ¿Y qué parte corresponde a injerencias extranjeras?

Nunca antes nadie había gastado tanto dinero en una campaña presidencial. Hablamos de más de 200 millones de dólares. Ese dinero se gastó, sobre todo, en replicar las operaciones de manipulación de la información que, en 2016, eran propias de Cambridge Analytica y de los servicios de inteligencia rusos. Operaciones de desinformación con objetivos psicográficos para sembrar la duda en la mente de los votantes.

Por último, ha convertido su plataforma X en un arma informativa al servicio de su candidato y sus ideas. Dado el estrecho margen en los tres estados clave de Pensilvania, Michigan y Wisconsin, no me cabe la menor duda de que las elecciones han sido en gran medida obra de Musk. La injerencia del Kremlin, que fue gigantesca, parece casi anecdótica en comparación. Con todo, lo que presenciamos no fue el peor de los escenarios. Lo que podíamos temer era una toma del poder por la fuerza en caso de victoria de Kamala Harris. Jack Posobiec [influyente agitador de la derecha radical estadounidense y difusor de teorías de la conspiración] dijo en la CPAC, la mayor reunión de conservadores estadounidenses: “Bienvenidos al fin de la democracia. No lo conseguimos la última vez, pero lo conseguiremos esta vez”. No cabe duda de que Musk es un actor ineludible para cualquiera que quiera perpetuarse en el poder en la Casa Blanca.

Usted afirma que Hamás, a pesar de su derrota militar, ha vuelto a ganar la batalla de la información a Israel.

Israel recurrió muy rápidamente a un contradiscurso dirigido a la comunidad internacional. Mediante la difusión del llamado vídeo de los crímenes de Hamás y mediante la difusión de anuncios en las redes sociales, en particular en YouTube, Israel quería obstaculizar la estrategia de comunicación de Hamás destinada a presentarse como la víctima, a pesar de que Hamás fue el autor de los crímenes del 7 de octubre.

Sin embargo, la estrategia de Hamás ha tenido un éxito sin precedentes en el campo informativo. Hay dos razones. La primera es la inclinación del Kremlin a favor de Hamás. El objetivo era desviar la atención de europeos y estadounidenses del conflicto en Ucrania. Y en segundo lugar, se trata de la primera guerra entre Israel y Hamás que tiene lugar en la era de Tiktok. Tiktok ha sido una formidable cámara de eco para la propaganda pro-Hamás a escala mundial. En un contexto en el que la China comunista se inspiró en el modus operandi del Kremlin para instrumentalizar este conflicto. Esto era algo completamente nuevo, y creo que todo ello, combinado con la llegada de la IA generativa y la transformación de Twitter en X, ha provocado un debilitamiento sin precedentes de la fiabilidad de nuestro entorno informativo.

En este conflicto, la Agencia France Presse (AFP) justificó su error al atribuir la explosión en el hospital Al-Ahli Arabi a un ataque israelí diciendo que “es imposible esperar horas sin dar la información”. ¿Qué es más peligroso para la verdad? ¿Un periodista corrupto vendido al Kremlin o un medio con prisas, obsesionado por la carrera de las audiencias y los clics?

Ninguna de las dos cosas, sino la instrumentalización por parte de actores malévolos de las propiedades del mercado de la información. El modelo de negocio de AFP es de empresa a empresa. Los clientes de AFP son los medios de comunicación. Pregunté a AFP por qué difundían con tanta rapidez informaciones que no habían podido verificar y me respondieron que era por la presión de sus clientes, que de otro modo podrían acudir a un competidor como Reuters o Associated Press. Ese es un punto débil. Otro punto débil del modelo económico dominante en muchos de nuestros medios de comunicación es la publicidad; es la práctica clásica del Partido Comunista Chino: grandes periódicos firman acuerdos de colaboración con los medios estatales del Partido Comunista Chino. Pero también está ligado al interés de los medios por contenidos con una fuerte resonancia emocional. El Kremlin, por ejemplo, coge el tema de las chinches en París en vísperas de los Juegos Olímpicos y lo amplifica en las redes sociales y en Google News, haciéndolo tendencia. A la mañana siguiente, en una conferencia de redacción, los periodistas, totalmente inconscientes de que están siendo manipulados, deciden dedicar un artículo al tema, haciéndole así un favor al Kremlin.

Desde la perspectiva de Putin, [su estrategia] se trata de darnos a probar nuestra propia medicina. ¿Estáis alentando la pérdida de influencia de Rusia en la antigua Unión Soviética? Pues yo voy a acelerar la desintegración de la Unión Europea

En su libro menciona la instrumentalización del independentismo catalán por parte del Kremlin. En un conflicto que no afecta directamente a Rusia y en el que la cuestión separatista podría incluso tener un eco desfavorable en su suelo, ¿por qué es más importante para Rusia la tentación de sembrar el caos que las posibles desventajas?

A los ojos de Vladímir Putin, la influencia que los países de la OTAN, y Estados Unidos en particular, han ejercido en la antigua esfera de influencia soviética es una influencia separatista. Ha declarado en repetidas ocasiones que el fin de la URSS fue a sus ojos la mayor catástrofe del siglo XX. Ha criticado públicamente las influencias occidentales en las revoluciones de colores. A su modo de ver, se trata de darnos a probar nuestra propia medicina. ¿Estáis alentando la pérdida de influencia de Rusia en la antigua Unión Soviética? Pues yo voy a acelerar la desintegración de la Unión Europea. Si las maletas de dinero de las que hablábamos en Moldavia son aceptadas, surten efecto. Pero incluso si se rechazan, la revelación de su existencia hace que la confianza en las instituciones públicas caiga en picado. Y ese es el elemento más decisivo para el Kremlin.

Usted cita a Steve Bannon, que aboga por “inundar la zona de mierda”. ¿Se está volviendo difícil encontrar información fiable en medio de una ingente cantidad de contrainformación?

Es peor que eso. Porque en realidad, una vez que has conseguido inundar la zona, la propia información de mala calidad que has dispersado produce efectos secundarios. Los chatbots de IA se entrenan con datos de Internet. Cuanto menor sea la calidad de la información contenida en los datos de Internet, menor será la calidad de las respuestas proporcionadas por estos chatbots. Varios actores maliciosos, empezando por los que actúan en nombre del Kremlin, distorsionan de forma mecánica y sistemática los algoritmos de motores de búsqueda como Google y los de los agentes conversacionales. Un informe publicado en junio por la UNESCO expresaba su preocupación por el peligro que corre la memoria del holocausto. La saturación de contenidos que niegan el Holocausto distorsiona los resultados de los motores de búsqueda y las IA. Esta contaminación sistémica es el mayor riesgo al que se enfrentan hoy nuestras democracias.

¿Es ingenuo pensar que una IA buena puede utilizarse contra una IA mala?

En absoluto. Mistral ha firmado un acuerdo de colaboración con AFP, y eso es una gran noticia. Hoy en día, según Newsguard, los once mayores chatbots del mercado ofrecen mecánicamente información del Kremlin en el 30% de los casos. Y estos agentes conversacionales tienen dificultades para ofrecer información objetiva. En cambio, si mañana tenemos un agente conversacional entrenado en datos fiables, tendremos respuestas fiables. Si preguntamos a un chatbot que ha sido entrenado en los debates de nuestros parlamentos durante décadas, las respuestas serán más fiables que las que obtengamos de Grok, que está entrenado en tuits. También creo mucho en las virtudes de la IA para ayudar a guiar hacia la verdad factual personas que hoy viven en cámaras de eco conspirativas. Según un estudio publicado en la revista Science, en tres series de preguntas y respuestas, una de cada cinco personas se da cuenta por sí misma de que su teoría no se sostiene.

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