Musk, el cuerpo extraño que empieza a pasarle factura a Trump

Más cierre de filas y más ruido para desviar la atención. La fotografía de Donald Trump junto a Elon Musk con uno de sus Tesla en la Casa Blanca no solo era un inesperado rebranding del coche eléctrico en el vehículo del trumpismo. La imagen pretendía arropar al multimillonario en un momento en que incluso su excentricidad parece estar fuera de lugar dentro de las filas de Trump. Cinco días antes, las maneras de Musk en su campaña para recortar la administración desencadenaban un estallido a puerta cerrada con el resto de miembros del gabinete Trump.
El secretario de Estado, Marco Rubio, fue el que más se enzarzó con Musk durante la reunión explosiva de la semana pasada. Según explicaba el The New York Times, el líder del DOGE le reprochó a Rubio no haber despedido a suficiente personal, mientras que este le respondió que más de 1.500 funcionarios aceptaron el plan de renuncias anticipadas. La conversación se fue caldeando mientras Trump observaba mudo, hasta que salió en defensa de Rubio e intentó calmar los ánimos. Trump pidió a los secretarios (ministros) que cooperaran con Musk en la tarea.
Rubio, que carga también con el malestar de ver cómo Trump lo ha relegado en un segundo plano a través de los enviados especiales como Steve Witkoff, fue el que rompió con el silencio incómodo que se había creado alrededor de Musk. Otros miembros del gabinete Trump y congresistas republicanos hace tiempo que, de espaldas al presidente, se han mostrado molestos con las acciones del multimillonario.
La que fue jefa de campaña de Trump y que actualmente es la Jefa de Gabinete de la Casa Blanca, Susie Wiles, ya hacía tiempo que había dejado entrever su frustración con Musk. Ya cuando empezó el desmantelamiento de la agencia de cooperación internacional USAID, Wiles se lamentó de la falta de coordinación por parte del DOGE. Incluso la misma Wiles, quien forma parte del círculo íntimo de Trump, llegó a sentirse al margen de lo que pasaba en la Casa Blanca mientras Musk intentaba despedir a miles de empleados federales y accedía a información sensible.
Fuentes cercanas al entorno de la Casa Blanca dijeron a Reuters en febrero que Wiles y varios de sus asesores ya habían expresado a Musk su preocupación por la falta de comunicación.“Necesitamos comunicar todo esto. Necesitamos estar informados”, dijo Wiles al multimillonario.
Musk, con su gorra MAGA negra y las camisetas de “tech support”, se ha convertido en la rara avis dentro de los pasillos de la Casa Blanca. Ni Trump ha llegado a aparecer en el Despacho Oval con la gorra MAGA puesta. Musk sí lo hizo, en su primera aparición conjunta con el magnate. Es el único de todo el equipo Trump que se ha permitido romper con las reglas de etiqueta de la institución. En los más de cincuenta días de mandato Trump la única vez que se ha visto a Musk vestir un traje fue en el discurso que dio el presidente en la sesión conjunta de las dos cámaras del Congreso. El líder del DOGE apareció con camisa y corbata justo después de que, días antes, Trump le hubiera afeado al presidente ucraniano Volodímir Zelenski asistir a la reunión con ropa militar en lugar de traje y corbata.
Trump volvió a defender en el Congreso el fichaje de Musk y el día siguiente, la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, valoraba positivamente el atuendo del multimillonario. “Anoche sí llevó traje, y creo que al presidente le gustó mucho”, dijo Leavitt, que añadió: “Y se veía genial.”
Así mismo, después de las tensiones vividas con Rubio en la reunión explosiva donde aparecieron las primeras grietas, Musk publicó un tuit dando la razón al secretario de Estado sobre la situación del servicio de Starlink en Ucrania. “Nadie ha hecho ninguna amenaza sobre cortar Starlink en Ucrania”, decía Rubio. Y Musk lo compartía añadiendo: “Lo que el secretario Rubio dice es absolutamente cierto”. El gesto era un intento de mostrar cierta reconciliación de cara a la galería. El día antes, incluso el mismo Trump, hizo una publicación en Truth Social asegurando que: “¡ELON Y MARCO TIENEN UNA GRAN RELACIÓN! ¡CUALQUIER AFIRMACIÓN QUE DIGA LO CONTRARIO ES NOTICIA FALSA!!!”
Musk no solo es un cuerpo extraño dentro del protocolo de la Casa Blanca, sino en la manera de abordar la política. Igual que Trump en su anterior mandato, el multimillonario es un outsider que nunca antes había recorrido los pasillos del poder en Washington y se le escapan muchas cosas de la manera de hacer en la capital. De todos los miembros del gobierno Trump, sin duda alguna Musk es el que más tuits hace por día. Algunos de los cuales, a pesar de la clara agenda que lidera Trump, no postearía ningún otro miembro de gabinete.
Esta misma semana, entre los miles de tuits que publicaba Musk, estaba una reproducción de las 12 estrellas de la Unión Europea con la hoz y el martillo en el centro. El mensaje pretendía ser una supuesta crítica a la existencia de la UE como si fuera un exceso de burocratización que existiera una institución por encima del resto de instituciones que tiene cada uno de los países miembro: “Imagina que amas tanto ser gobernado, que quieres un gobierno para tu gobierno”.
Un lastre en las encuestas
Musk no solo está causando fricciones dentro de la administración, sino que parece que fuera de esta tampoco está gustando. Más allá del boicot a los coches Tesla como un gesto de protesta contra la nueva mano derecha de Trump, las encuestas también reflejan una aversión creciente ante el multimillonario y los recortes que está liderando. El 53% de los estadounidenses tiene una opinión negativa sobre Musk, según una encuesta realizada por la CNN/SSRS que se publicó el miércoles. Las opiniones favorables solo representan un 35%.
El sondeo también muestra cómo un 62% de los encuestados considera que Musk no tiene ni experiencia ni criterio para “realizar cambios en la forma en que funciona el gobierno”. Así mismo, un 61% duda del criterio del propietario de Tesla, incluido el 28% de personas que sí que están de acuerdo en que se necesitan cambios en el gobierno federal, según la encuesta.
Hasta ahora, se supone que Musk lideraba el DOGE. Aunque recientemente la Casa Blanca ha empezado a blindarse legalmente ante futuros conflictos legales por conflictos de intereses. Primero se hizo público un documento judicial de la administración que negaba que Musk fuera el administrador legal del DOGE, después, Trump firmó una orden ejecutiva en al que determinaba que serían los secretarios de cada departamento quienes liderarían los recortes, mientras Musk tendría solo una función de apoyo. Diga lo que diga el papel, al sudafricano se le sigue tratando como el que lleva la batuta de los despidos masivos, que también han implicado cierres de programas de ayuda exterior y congelaciones de fondos, entre otras medidas drásticas.
La encuesta refleja como el 55% de los estadounidenses esperan que los recortes de Musk tengan repercusiones negativas en la economía, y casi el mismo porcentaje (51%) piensa que tendrán un impacto negativo directo en su familia. Solo alrededor de un tercio de los estadounidenses cree que estos recortes beneficiarán la economía (34%), y aún menos esperan que tengan un impacto positivo en su familia o comunidad (22% en cada caso).
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