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Trump resucita la Ley de Enemigos Extranjeros para agilizar las deportaciones y un juez la bloquea

Fotografía del presidente de EE.UU., Donald Trump. EFE/Al Drago

Antònia Crespí Ferrer

Washington —

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Era algo sabido y anunciado por Donald Trump desde el discurso de campaña en Aurora (Colorado) el pasado octubre. Solo faltaba saber el cuándo. Y el cuándo ha sido un sábado por la tarde, cuando nadie miraba. El presidente estadounidense ha resucitado la Ley de Enemigos Extranjeros de 1789 para acelerar las deportaciones de inmigrantes venezolanos relacionados con bandas criminales. Aunque la norma del siglo XVIII -cuando Estados Unidos estaba al borde de la guerra con Francia- solo ha aguantado en pie un par de horas. Poco después, un juez federal de Washington ha emitido una orden para bloquear cautelarmente la deportación de cualquier persona migrante bajo esta ley de hace tres siglos. 

Se trata de un nuevo encontronazo entre Trump y los tribunales, que se han convertido en el único dique de contención a las aspiraciones absolutistas del presidente estadounidense. En una audiencia programada a última hora, después de que la Casa Blanca emitiera por sorpresa la orden -pues se esperaba que el presidente lo anunciara el viernes en su discurso en el Departamento de Justicia, pero no lo hizo- se ha resuelto frenar su aplicación temporalmente y se ha ordenado que se detenga cualquier plan de deportación que se hubiera activado bajo esta norma. 

El juez James E. Boasberg ha suspendido temporalmente la ejecución de la norma, considerando que no entraba dentro del campo de acción del poder presidencial. Boasberg, además, considera que puede causar un daño irreparable “dado que estas personas serán deportadas, y muchos o la gran mayoría acabarán en prisiones en otros países o serán enviados de vuelta a Venezuela, donde enfrentan persecución o algo peor”. Por lo cual, el juez pedía al Departamento de Justicia cumplir “de inmediato” con la resolución cautelar.

La Ley de Enemigos Extranjeros fue creada cuando Estados Unidos estaba a punto de entrar en guerra con Francia en 1789 y se temía que los extranjeros o no ciudadanos que vivían en el país pudieran acabar simpatizando con los franceses. En realidad no es una sola ley, sino un paquete de normas que se engloban bajo el mismo nombre y que establecen que para ser considerado ciudadano estadounidense se debe haber residido entre 5 y 14 años, dando más margen para las detenciones, encarcelamientos y deportaciones de extranjeros durante tiempos de guerra. Además, la norma también convierte en delito que los ciudadanos estadounidenses “impriman, pronuncien o publiquen... cualquier escrito falso, escandaloso y malicioso” sobre el gobierno. La ley solo se ha aplicado tres veces en la historia, todos ellos en un contexto de tiempo de guerra: en la guerra de 1812, la Primera Guerra Mundial y la Segunda Guerra Mundial.

En el texto publicado por la Casa Blanca, se justifica la invocación de la ley como una herramienta para deportar a aquellos migrantes venezolanos relacionados con la organización criminal Tren de Aragua (TdA, en las siglas usadas por el gobierno). 

“Proclamo que todos los ciudadanos venezolanos de 14 años de edad o más que sean miembros de TdA, se encuentren dentro de los Estados Unidos y no sean en realidad ciudadanos naturalizados ni residentes permanentes legales de los Estados Unidos, están sujetos a ser detenidos, restringidos, asegurados y expulsados como Enemigos Extranjeros”, expone el escrito publicado en la página de la Casa Blanca y que no ha sido comunicado vía el servicio de prensa como el resto de resoluciones y acciones que ha tomado el gobierno en sus más de 50 días en activo. 

Según estable el escrito, se quiere usar la ley para perseguir a los migrantes venezolanos relacionados con el Tren de Aragua, pero como publicaba en febrero EFE al menos a tres personas de nacionalidad venezolana han sido detenidas bajo el argumento de estar relacionados con la banda criminal a pesar de que sus familiares denuncian lo contrario. Dichas personas fueron enviadas a Guantánamo y no tienen un récord criminal que los asocie con el Tren de Aragua, algo que sí asegura el gobierno, que no ha dado información pública sobre los detenidos en la isla. El único rasgo común que compartían los tres hombres detenidos es que tenían tatuajes. 

Trump ha calificado a las personas relacionadas con la banda del Tren de Aragua como “lo peor de lo peor” y ha convertido al grupo criminal en uno de los principales elementos de sus discursos xenófobos para criminalizar a los migrantes que vienen a Estados Unidos.

Más allá de aumentar la campaña de miedo contra la comunidad migrante, la invocación de la Ley de Enemigos Extranjeros coincide con la purga que está llevando a cabo el gobierno de Trump dentro de los campus universitarios. En el período de una semana, dos estudiantes internacionales -con estatus legal en el país- de la Universidad de Columbia han sido detenidos por participar en las manifestaciones propalestinas de la pasada primavera. Según la administración republicana, participar en las acampadas contra la guerra de Gaza se consideraba simpatizar con el grupo islamista Hamás. Al menos este es el argumento que se ofreció el fin de semana pasado cuando se detuvo al activista palestino Mahmoud Khalil, quien tenía una green card, por haber tenido un rol activo en las movilizaciones estudiantiles.

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