Yolanda Díaz se aleja de Sánchez y de Europa

Lo intentó con la reducción de la jornada laboral, siguió con la vivienda, después con la tributación en IRPF del SMI y ahora cree haber encontrado un filón con su oposición al aumento del gasto en defensa de la agenda europea para la nueva era. Yolanda Díaz se aleja así de Sánchez, pero también de Europa. No quiere eufemismos ni le sirve que Bruselas prescinda de la palabra “rearme”. Lo que busca es “cambiar el proyecto europeo” y “hacerse cargo de aquello que le falta a la política europea”.
La vicepresidenta segunda del Gobierno ha recuperado la ochentera bandera del “no a la OTAN” para salir del estado de hibernación en el que la sumió su propio electorado con sucesivas convocatorias electorales. Pero no solo. También está en contra de que su gobierno haya decidido no presentar los Presupuestos Generales para 2025 en el Congreso. Promete, además, dar una cruenta batalla contra María Jesús Montero para que los perceptores del Salario Mínimo no tengan que hacer la Declaración de la Renta. Y, por si fuera poco en su desmarque del PSOE, ya avanza que si es necesario sumará sus votos a los del PP en esa cruzada.
El PSOE hace caso omiso de sus proclamas y de sus órdagos porque entiende que lo que busca es notoriedad, que en ningún caso romperá el Gobierno y que su pretendida conexión con los votantes no llegará tampoco situándose al margen de la UE en un momento trascendental para Europa. Más bien, y aunque ella no ha decidido si volverá o no a ser candidata a las elecciones en el caso de que la coalición Sumar sobreviva a la entropía, la dan por amortizada igual que las encuestas.
Quienes la convirtieron en la enésima esperanza blanca y el pegamento que necesitaba la izquierda alternativa, se equivocaron. En los sondeos no queda rastro de aquella Yolanda Díaz que llegó a aparecer como la líder política mejor valorada, por delante de Pedro Sánchez, y la segunda preferida por los españoles para dirigir el país. Entre aquellos datos y los que hoy sitúan a Sumar en torno al 7% de intención de voto, mucho ha tenido que ver la estruendosa ruptura con Podemos.
Si en 2023 Yolanda Díaz llegó a ser la líder preferida para dos de cada tres votantes de Sumar, en marzo la primacía ha caído hasta el 24%. Su proyecto político, como su liderazgo, hacen agua. Tanto, que ni siquiera el coordinador de IU, Antonio Maíllo, la considera ya interlocutora para asuntos que tienen que ver con el Gobierno. El PSOE ha intensificado la relación con Izquierda Unida y su responsable orgánico, pese a que su posición respecto al aumento del gasto en defensa en busca de una salida a las diferencias que no colisione con el histórico discurso antimilitarista de la izquierda alternativa. A nadie se le escapa que el aislamiento de quien fuera líder de Sumar, y hoy número 3 del espacio tras su reciente Asamblea, es cada vez mayor, aunque ella trate de aparentar lo contrario en sus intervenciones públicas.
Su carrera política ha entrado en la cuenta atrás, como demuestra que apenas retenga el 40% de quienes la votaron en julio de 2023. Por la división de la izquierda, sin duda, pero quizá también porque en un gobierno de coalición los ciudadanos no distinguen entre las iniciativas impulsadas por los diferentes socios. Y si no lo hacen ante la subida del SMI o la reducción de jornada laboral impulsadas por Sumar, tampoco lo harán respecto al aumento del gasto en defensa y seguridad y que Yolanda Díaz, por acción u omisión, también avalará con su mera presencia en el Consejo de Ministros. Salvo que dimita, claro. Algo que no está previsto en el guion y sí una aproximación paulatina al concepto amplio de defensa que incluya la seguridad y una apuesta por la industria militar europea.
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