El bar escondido en el centro de Barcelona que ya es todo un éxito entre los estudiantes

Solo con haber visitado Barcelona una vez ya te habrás dado cuenta de que sus barrios están repletos de rincones que parecen extraídos de una novela gótica. Entre sus bulliciosas calles y mercados, donde los barceloneses se mueven al frenético ritmo de sus terrazas y el incansable tráfico, aún se esconden pequeños remansos de paz. En este caso, se trata un recodo de la ciudad condal que -a pesar de que muchos lo conozcan- aún es un refugio al frenesí.

Hablamos del Bernat Pescaire, un chiringuito que a pesar de estar dentro de un edificio tan transitado como es la Universidad de Barcelona (UB), todavía resulta un hallazgo inesperado para muchos de sus estudiantes. El nombre del bar rinde homenaje a un ave que cogió fama en todo el campus por devorar los diminutos peces del estanque. El chiringuito se encuentra en las proximidades de una zona ajardinada del histórico edificio de la Plaza Universitat y para llegar hasta él debes atravesar los centenarios pasillos universitarios y salir a los jardines, donde un espacio de madera con ambiente relajado te están esperando.

Lo que empezó como una anécdota con tintes de leyenda urbana -el misterioso bar que pocos conocen en el jardín oculto de la facultad- ahora se ha convertido en punto de encuentro para estudiantes, profesores y todo aquel que necesite una pausa para su café entre clases.

El encanto de lo escondido, un café entre historia

Es cierto que a simple vista, el Bernat Pescaire es un chiringuito al aire libre sin muchas pretensiones, pero es su propuesta gastronómica y su ubicación lo que hacen de este lugar algo especial entre los jóvenes. Lejos de limitarse a la oferta clásica de bocadillos y cafés convencionales entre las cantinas universitarias, este rinconcito en la UB apuesta por productos de todo tipo.

El Bernat Pescaire ofrece desde alimentos veganos y opciones saludables hasta un café de especialidad siguiendo la tendencia de las cafeterías de moda en Barcelona. El espacio, además, tiene un aire bohemio con un mobiliario desenfadado que encaja con el ambiente académico de la universidad. 

No obstante, su carácter universitario no impide que cualquier persona pueda acercarse a disfrutarlo. De hecho, se ha convertido en un punto de encuentro también para paseantes y trabajadores de la zona que buscan un respiro al ajetreo de la ciudad. Abierto de 8:00 a 20:00 y a precio de estudiante, el Bernat Pescaire ofrece buen café y comida en un entorno cargado de historia, rodeado de los maravillosos claustros y jardines de la primera universidad que se erigió en la ciudad condal.

Es un lugar que, sin proponérselo, ha conseguido capturar la esencia de la vida universitaria barcelonesa. Y aunque su existencia ya es vox populi, sigue siendo uno de esos sitios que se descubren con cierto asombro, como quien encuentra un tesoro oculto entre los muros de una ciudad.