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Un gemelo digital para la Isla del Trocadero: drones y radares para preservar un lugar cargado de Historia

La isla de Trocadero, o lo que queda de ella, vista desde el aire

Pedro Espinosa

Cádiz —
11 de marzo de 2025 22:35 h

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Hubo una vez en que a este caño, ahora cubierto de frondosa vegetación y edificios ruinosos, se le llamó “el Canal Prodigioso”. Eran principios del siglo XVIII y entonces Cádiz había asumido la capitalidad del comercio con las Indias. Todos los barcos que llegaban a la ciudad gaditana pasaban por la isla del Trocadero, de ahí que se construyeran edificios nobles, almacenes, capillas, arsenales, carenas... Años después fue la sede de una batalla que ganaron los franceses en un lugar, hasta entonces, inexpugnable para sus tropas. Tanto orgullo generó que París le puso Trocadero a una plaza junto a la Torre Eiffel.

200 años después, el tiempo y el abandono empujan a la deriva la memoria de estos suelos. Un equipo de investigadores lleva meses luchando contra ese olvido. Están creando un gemelo digital de esta isla. Lo que el viento, la lluvia y el mar se llevan, la tecnología lo guardará para siempre.

Para acceder a la isla del Trocadero, ubicada en término municipal de Puerto Real, es necesaria una pequeña barca que se coge en un embarcadero repleto de casetas de pescadores, frente a los astilleros. Son solo unos metros entre la península y este trozo de tierra rodeado de mar y cubierto de Historia para salvar un calado de unos cinco metros. Este pequeño viaje lo hacen habitualmente desde hace unos meses los miembros del equipo liderado por el catedrático de la Universidad de Cádiz Lázaro Lagóstena, que tienen hasta finales de este año para terminar el que han llamado ‘Proyecto I+D+I Gemelo Digital Isla del Trocadero’.

“Hemos conseguido fondos del plan complementario de Ciencias Marinas dentro del Plan de recuperación, transformación y resiliencia para poder crear una serie de modelos digitales en tres dimensiones, dentro de un modelo digital del terreno de la isla y su patrimonio cultural y natural”, detalla el investigador. Para ello, se usan de forma combinada tecnologías como el dron, el georradar o el láser. Son técnicas que Lagóstena ya ha usado para estudiar otros suelos históricos como el yacimiento fenicio de Doña Blanca, en El Puerto, o para buscar el templo de Melkart.

Según detalla, se trata de un proyecto novedoso para recuperar una isla que alberga “uno de los conjuntos patrimoniales más importantes de España”. Ubicada junto a la bahía de Cádiz, visible desde el puente José León de Carranza, la isla fue habitada desde mucho antes, pero solo constan vestigios más recientes. Este caño cobró especial importancia hace unos 300 años cuando sus habitantes lo eligieron como un lugar emblemático para atracar sus barcos en la época en que más navíos transitaron esas aguas.

El Trocadero fue testigo de la partida de los barcos correo con destino a Indias desde finales del XVII. La Casa de Contratación se instaló en Cádiz en 1717 y en el Trocadero se abrió el Consulado de Cargadores de Indias. Lo acompañaron la Real Compañía de La Habana y la Compañía de Filipinas, creada por interés de la llamada Compañía Guipuzcoana o de Caracas. Tanta importancia reunió que justificó que hasta aquí llegara la segunda línea férrea de España, que la unía a Jerez. Junto a ellos aparecieron espacios reales y de fabricación de barcos, antes de que, de forma definitiva, los astilleros quedaran enclavados en la orilla de enfrente. El espacio conformó lo que se llamó el Canal Prodigioso por la enorme actividad que generaba a su alrededor.

En la noche del 30 al 31 de agosto de 1823 la isla fue escenario de una batalla. El ejército francés, conocido como los Cien Mil Hijos de San Luis, derrotó a los liberales que ocupaban el gobierno español, lo que permitió restaurar al monarca absolutista Fernando VII. Tanto orgullo despertó en los franceses que Trocadero sirvió para denominar muchos lugares de Francia, como los jardines que rodean la Torre Eiffel, o la parada de la línea nueve de metro que conduce al emblema turístico de París.

“Si no se actúa pronto, todo se terminará cayendo”

“El Trocadero tiene un valor de marca bestial, que en Cádiz está absolutamente desaprovechado. El nombre está hecho y solo hay que trabajarlo”, defiende convencido Lagóstena. La posibilidad de tener un gemelo digital ahonda en ese propósito. El proyecto busca con tecnología documentar el estado actual del patrimonio que sobrevive en la isla del Trocadero. “Cada vez que venimos comprobamos algún nuevo deterioro en los edificios”, lamenta Antonio Villalpando, otro de los investigadores participantes del proyecto y gran conocedor de la isla. Junto a él, Manuel Ruiz Barroso maneja con precisión un dron que sobrevuela algunas de las edificaciones. Las gaviotas, que suelen vivir allí en paz, se molestan y vuelan amenazantes contra el artefacto intruso.

Todo el entorno de la isla está protegido medioambientalmente, dentro de las cautelas que exige el Parque Natural de la bahía de Cádiz, a lo que se suma la catalogación histórica como Bien de Interés Cultural del castillo de San Luis o Fort Louis, la muralla norte o las dependencias navales. Pero desde que en los años 80 del pasado siglo se abandonara su uso salinero, ya nadie cuida en la Isla de lo que le pase a estos edificios. Por eso, el proyecto busca definir el estado de conservación y, gracias a este gemelo digital, también promueve posibilidades de restauración. “Si no se actúa pronto, todo se terminará cayendo”, explica Lagóstena.

“En cualquier otro lugar del mundo, aquí tendríamos montado un parque temático y un espacio cultural perfectamente aprovechado a disposición de los visitantes y generando riqueza. Este lugar alberga mucha historia. Trocadero es algo que suena internacionalmente”, añade con reproche mientras observa cómo se han caído nuevas cornisas o avanzan las grietas de las paredes. Este lugar es un buen sitio para observar las consecuencias del cambio climático y del inexorable avance del mar.

El gemelo digital, gracias al dron, al láser aéreo, al escáner terrestre y a la fotometría tradicional, permite avanzar en una recreación perfecta de cómo está la isla. Y gracias a la inteligencia artificial y a todos los estudios realizados conseguirá recrear cómo era este lugar y cómo puede llegar a ser si se quiere apostar por su recuperación. Es un lugar prácticamente virgen para la excavación arqueológica. “De vez en cuando encontramos botones militares o restos de bombas, simplemente paseando por la Isla”, resaltan los investigadores. Este trabajo también sienta las bases para poder realizar una visita virtual.

Los primeros resultados de las digitalizaciones se darán a conocer en marzo como un adelanto de este trabajo que persigue llamar la atención sobre un lugar cargado de Historia. “El Trocadero es un perfecto resumen de la España de los últimos 300 años”, describe gráficamente Villalpando. Y ahora mismo ese resumen de España, a solo unos cuantos metros en barca, se cae a pedazos.

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