Cádiz sacude sus penas con coplas: batalla generacional en el concurso de carnaval

Los miembros de un Ku Klux Klan carnavalero en lucha por la supremacía del humor blanco. Unas ratas renacentistas apartadas de sus barrios por los turistas. Unas momias que reivindican las esencias ancestrales de una ciudad. Unas gallinas purgando los males de la sociedad. Unos tipos muy jóvenes disfrazados del humorista Eugenio promoviendo la revolución. Unos James Bond venidos a menos recuperando risas del pasado. La gran final del Concurso Oficial de Agrupaciones del Carnaval de Cádiz es diversa y poliédrica. Es surrealista y contestataria. Es un espectáculo único en el mundo, que dura 10 horas, que se retransmite en directo en medio de una gran expectación y que este año reflejará una batalla generacional entre autores de toda la vida y una juventud que viene pisando fuerte.
La final del Concurso Oficial de Agrupaciones del Carnaval es un espectáculo singular para un certamen que, en sí mismo, no tiene parangón en otro lugar. Dura más de un mes. Más de un centenar de agrupaciones presentan repertorios variopintos cada año con letras y músicas de estreno. Su fuerte impacto en las redes sociales provoca la viralización de sus mensajes o sus momentos más frenéticos. Este año, con especial mención a la chirigota negacionista que fue abucheada por el público, que no dejó que cantara debido a su nula calidad. Y un jurado es el encargado de cribar a las mejores en una decisión que nunca convence a todos.
Este año serán 14 las agrupaciones que actúen en la gran final. Deberían ser 16 (cuatro por modalidad) pero hace años que el cuarteto, la modalidad más complicada, lleva un tiempo en crisis y no consigue que todos los grupos que se presentan lleguen a la última fase del concurso. Con todo, los dos cuartetos que sí estarán en la final llegan con gran nivel. Un clásico nunca falla representa la esperanza y frescura de un grupo de jóvenes, recién salido de la cantera. Ku klux Klan Klan, escrito por Miguel Moreno, es, quizá, la más inteligente y mordaz agrupación de todo el concurso. Con el disfraz de capirote blanco que representa a la banda supremacista, aquí sus componentes ironizan en su repertorio con los que quieren limitar el humor.
En comparsas, la modalidad más seria del concurso, también se cruzan generaciones de autores. Está el veterano Miguel Ángel García Argüez, escritor de profesión y con gran poso ideológico, con la música de Raúl Cabrera, quien escribe desde hace unos años al grupo del mítico Juan Carlos Aragón, fallecido en 2019. Este año, con La tribu representa unos indígenas en una especie de continuación de su idea del año pasado Los colgaos.
Está también otro histórico del carnaval, Jesús Bienvenido, un artista multifacético que ha calado hondo con Las ratas, que representa a todos los vecinos de Cádiz a los que el turismo ha apartado de su particular paraíso. Otros dos grupos de autores más jóvenes han llegado a la final con un disfraz fúnebre. Jonatan Pérez lidera a los enterradores de El cementerio, y Antonio Pérez y Sergio Guillén impulsan a las momias de Los del otro barrio. Sus nombres, cada vez más aferrados a las finales, afianzan el futuro de un carnaval que se estaba quedando huérfano de referentes.

En chirigotas, la modalidad más divertida, ha destacado un contraste. La gran revelación del año ha sido un autor muy joven, Alejandro Pérez ‘Alex el Peluca’, ingeniero de profesión, quien a sus 24 años ha dado lo que se conoce en Cádiz como “pelotazo”, una agrupación que consigue ovaciones en cada uno de sus pases y cuyas frases y gestos saltan a repertorios de otros grupos. Su hallazgo ha sido recuperar un personaje del pasado, el humorista Eugenio, para proponer un repertorio innovador, lleno de ingenio y hondura. Son favoritos con una chirigota que han llamado Comparsa Los calaíta (fuimos a por tabaco), una chirigota de toda la vida.
Y, frente a esta frescura, otra agrupación con muchas opciones para ganar es Los James Bond que da gloria verlos, lo que ha supuesto el regreso al carnaval de José Guerrero Roldán ‘Yuyu’, locutor en Canal Sur, tras 15 años de ausencia. La chirigota ha triunfado con un repertorio de humor añejo, como si no hubiesen pasado estos 15 años de retirada de la fiesta, con pasodobles humorísticos sobre las orejas de Carlos de Inglaterra, los deslices amorosos de Juan Carlos I, o burlas sobre la identidad de género.
Ambas chirigotas tendrán enfrente otro autor que ha vuelto, Kike Remolino, junto a Javi García ‘El Ojo’, que con Los butaneros, ha firmado algunas de las mejores letras del concurso; y Los que van a cantar te la sudan, de los hermanos Villegas, que ganaron el primer premio el año pasado, y que representan con gran tino a unos disléxicos que se equivocan tanto que en cada estribillo repiten una frase ya aclamada: “Traga tiérrame”.

La final se completa con cuatro coros, la modalidad más multitudinaria, la garante del tradicional tango gaditano. También aquí hay una lucha generacional y de estilos: están los coros más solemnes como Las entrañas de Cádiz y El lado de oscuro, este último innovando en la colocación de la orquesta; está la frescura y solvencia de El gallinero, y está el particular estilo más cercano al musical que representa Cádiz, el show.
La última sesión del concurso empezará a las 20 horas y se extenderá durante toda la madrugada. Poco antes del amanecer se conocerá el reparto de premios. Y ahí empezará otro carnaval: el de la calle. Sin competición ni jurado, sin reglamentos ni normas, las llamadas agrupaciones ilegales, aquellas que no participan en el concurso, darán a conocer este fin de semana sus repertorios. Allí surgen también otras obras maestras de la ironía y el humor corrosivo que permite la clandestinidad de la calle. Es otro carnaval, el que se expande sin límites más allá de las paredes de un teatro.
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