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Valeria Castro: “Decir con el pecho bien alto que eres vulnerable te humaniza”

Valeria Castro.

Javier Herrero/Efe

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Todo iba bien en la vida artística de Valeria Castro, convertida en los últimos años en la cancionista iberoamericana de moda, pero la presión por ser capaz y no decir no a nada, se convirtió en una fuente de ansiedad y soledad sobre la que la canaria reflexiona en su tercer disco.

“Decir con el pecho bien alto que eres vulnerable, que lo has pasado mal mil veces como cualquiera, te humaniza y conecta con la realidad. A mí me permite llegar a casa por la noche sin nada que esconder”, destaca a EFE en una entrevista ante la publicación este viernes de 'El cuerpo después de todo' (Warner).

Explica que es el resultado de exponerse al mundo, de contar “lo humano” que ha vivido en su intimidad y de cómo se manifiesta en la parte física lo de dentro. “Yo lo somaticé con nudos en la garganta que me bloqueaban y que solo podía soltar llorando o escribiendo canciones”, indica.

En solo dos horas, algo inédito en su manera de componer, creó la canción que da título al álbum, “una fotografía muy literal” de una época de mucha ansiedad, “en un estado de alerta constante”, y en Madrid, “una ciudad preciosa, que te acoge con los brazos abiertos, pero que a veces puede abrumar”.

“A mí me han tocado dos años preciosos laboralmente en los que he vivido cosas impresionantes, pero también hubo días en que he llorado aunque todo fuera bien por el peso de no parar, y Madrid contribuye mucho a eso”, reflexiona Castro (Los Llanos de Aridane - La Palma, 1999).

Reconoce que, como artista, resulta muy difícil decir “no”. “Y la juventud parece que no lo trae en el vocabulario. Yo misma le he ido contando a la enemiga que tengo dentro que la única que se dice no soy yo y que soy capaz de todo. Pero eso no puede ser el mensaje todo el rato, porque va a haber veces en que no pueda y hay que poner límites”, explica.

En ese sentido, 'El cuerpo después de todo' encierra muchos anhelos: “El de querer parar, el de quererse y de que sea más fácil hacerlo, el anhelo de que quien tengas alrededor te sepa tratar bien, el de saber poner límites a amores, desamores o circunstancias vitales”, enumera.

Por eso también hay freno en este disco a la melancolía. “Es bonito que la balanza siempre oscile entre el drama, la fragilidad y la celebración, empezando con la soledad (a la que dedica un tema), pensar que podemos cambiar de bando los sentimientos, que no nos tiene que atar algo doloroso ni siempre estar a la altura de las circunstancias”, opina.

La mejor muestra de cómo convertir una circunstancia adversa en algo digno de encuadrar es otro de los temas, 'Debe ser', que nació cuando la canaria estaba afónica y que terminó derivando en su primera colaboración junto a su “artista favorita del mundo”, Silvia Pérez-Cruz.

A toda esa celebración ayuda la rica y delicada sonoridad del disco, compuesto entre Madrid y Ciudad de México junto al productor Carles 'Campi' Campón, que en el pasado colaboró con Jorge Drexler, Natalia Lafourcade o Vetusta Morla, y que en algunos de los temas contó con hasta 15 músicos, pero sin sensación de saturación.

“Tocábamos en directo a ver qué salía, qué arreglos y qué se podía mantener en la grabación, pero quería que todo naciera de lo emocional vivido en una sala de ensayos para saber que las canciones estaban vivas”, cuenta orgullosa y sonriente ante el resultado.

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