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De los límites del humor

Un momento de la actuación del cuarteto Ku Klux Klan Klan.
12 de febrero de 2025 21:13 h

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Acaba de empezar la actuación del esperado cuarteto de Miguel Ángel Moreno con la dirección de Ángel Gago. Todo va bien, hasta que de pronto salen cuatro nazarenos blancos y en el fondo se proyecta una cruz en llamas. Coño, el Ku Klux Klan, pienso yo, al tiempo que se me hiela la sangre. 

Y es que desde el salón de mi casa de Estados Unidos, y con la que está cayendo con el recién avenido gobierno ultraderechista, la broma no hace tanta gracia. Y eso que yo, con mi cara blanca de que hace meses que no me da el sol, no tengo nada que temer. Pero no puedo evitar preguntarme cómo se sentirán las personas negras que caminen por Cádiz este carnaval y vean esta estampa.

Llevo más de una semana dándole vueltas a si me atrevía a escribir esta columna. Al fin y al cabo, como ellos mismos dicen, “en las redes somos miles los que damos lecciones/ De cómo tiene que ser el carnaval gaditano/ Aunque el 90% seamos sevillanos”. Entonces, cómo iba yo, una sevillamalagueñalmeriense atreverme a decirle a nadie de Cádiz qué es lo que se hace en el carnaval. ¡Faltaría más!

Sin embargo, lo que me decidió fue un polémico vídeo que apareció en mi Instagram de esta agrupación, que desde entonces lo han tenido que bajar de la plataforma. En el vídeo, al son del himno del Fútbol Club Barcelona, los integrantes del cuarteto Ku Klux Klan Klan cantan “Ku Klux Klan/ Es un clan/ De alma puritana/ Que nos gusta hacer el bien o decir lo que está bien/ Poner las normas pero yo/ Hacer lo que me dé la gana”. 

Me pregunto yo: ¿les habría parecido bien disfrazarse de pelotón de fusilamiento franquista? ¿O de comando de ETA? ¿O de guarnición nazi, o de soldados de las Fuerzas de Defensa de Israel?

Me dispuse a leer los cientos de comentarios de gente enfadada por esto, y me di cuenta de que nadie estaba, como yo, un poco mosqueao por estar viendo al Ku Klux Klan en la pantalla, sino por haberse atrevido a hacer risa con su equipo de fútbol favorito. En ese momento, fue cuando me convencí de que tenía que escribir estas líneas, no para decirle a nadie lo que tiene que cantar o cómo se tiene que vestir, sino para que quienes reciben ese mensaje sepan lo que están viendo. 

Porque, si vamos a analizar los límites del humor, por lo menos, vamos a hacerlo con conocimiento de causa de qué estamos viendo. Porque el Ku Klux Klan no son unos nazarenos que se han perdido a la salida de la Paz, son personas de extrema derecha que en el siglo XIX mataron a por lo bajo 6.400 personas negras por el simple hecho de serlo. 

Por poner un ejemplo, en marzo de 1866 miembros del Ku Klux Klan mataron y colgaron de árboles a 24 hombres, mujeres y niños negros en Pine Bluff, Arkansas. En septiembre de 1868 en Luisiana asesinaron a 200 personas negras tras participar en un proceso electoral. Si yo, a día de hoy, me encontrase a cuatro personas con esa vestimenta por la calle me daría la vuelta y empezaría a correr como loca para que no me linchen por el hecho de hablar español.

Me pregunto yo: ¿les habría parecido bien disfrazarse de pelotón de fusilamiento franquista? ¿O de comando de ETA? ¿O de guarnición nazi, o de soldados de las Fuerzas de Defensa de Israel? 

Y si la platea del Falla abuchea a los antivacunas, ¿por qué nadie protesta cuando asesinos racistas salen al escenario?

No significa lo mismo para mí que vivo en Estados Unidos ver al Ku Klux Klan en un escenario que como se interpreta en Cádiz

Pero la verdad, de corazón, no le afeo ni al autor ni al director el tipo ni la producción, porque los símbolos cobran sentido dependiendo de la cultura en la que se interpretan. No significa lo mismo para mí que vivo en Estados Unidos ver al Ku Klux Klan en un escenario que como se interpreta en Cádiz. 

Me parece acertada la crítica al humor racista y machista, como el típico chiste acerca del tamaño del pene de los hombres negros, hablar mal de la suegra, o un clásico del carnaval, meterse con la pareja. “También hace mucha gracia/ Si hablas de tu parienta/ Como una controladora/ A la que nunca echas cuenta”, dicen los del Gago. 

Geniales son las líneas que le dedica a la caja B de dinero negro del Partido Popular. Hilarantes son la presentación y la puesta en escena. Vistos de cerca, son más bien unos nazarenos entrañables que no se enteran de lo que hace el Ku Klux Klan, si pegar plumas o matar a gente prendiéndoles fuego. 

Lo que sí no les perdono es que si van a usar un tipo racista, si se van a vestir de gente que se dedican a matar a personas negras, lo mínimo me parece es hacer una crítica al racismo que existe en España, en Andalucía y en el mismo Cádiz. 

En el primer pase la crítica antirracista brilla por su ausencia, pero ojalá tras leer estos párrafos se anime su autor Miguel Ángel Moreno a para los próximos pases (y ojalá tenga muchos) se escriba unos cuplés en los que de verdad critique racismo que está tan interiorizado en nuestra sociedad. 

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