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La provincia de Huesca importó 828 toneladas de supuesta miel fraudulenta en 2024

Visionando panales

María Bosque Senero

28 de enero de 2025 17:15 h

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Apicultores aragoneses acaban de vender la miel de 2023, “a duras penas”, y siguen sin encontrar compradores para la toda producción de 2024 acumulada en el almacén. Este es el caso de un apicultor de la comarca de Cinco Villas, pero el testimonio se repite en otros puntos de Aragón porque “la situación empieza a ser la habitual”, lamentan los profesionales. La apicultura pasa por una de las crisis más profundas de su historia reciente. Los precios bajos en el mercado, el acuerdo de MERCOSUR, la climatología adversa de los últimos años, o la falta de protocolos estandarizados para la detección de mieles fraudulentas, son las principales causas de esta crisis que amenaza con sacar a la calle a miles de profesionales de la apicultura en España si la administración no pone medidas efectivas y “urgentes”. 

En Aragón, según los últimos datos publicados por el ejecutivo, hay censadas poco más de 1.200 explotaciones apícolas con un total de 104.000 colmenas. El 68% de las explotaciones son de carácter lúdico, ya que tienen menos de 140 colmenas. El resto, son explotadas comercialmente, bien de forma complementaria a otras actividades; el 30% de explotaciones con el 60% de colmenas, o de forma exclusiva en el 2% de explotaciones que suman el 20% total de colmenas. Dicho de otra manera, solo el 2% de los apicultores aragoneses que genera el 30% de la producción de miel en Aragón son profesionales. “Si las condiciones del sector fueran más justas, seríamos muchos más apicultores profesionales, pero en esta situación, muchos se ven obligados a complementar sus ingresos con otra actividad o incluso a tenerlo como un hobby”, denuncia David Visus, apicultor profesional y responsable de Apicultura en la organización agraria UAGA.

Los últimos tres años las producciones han sido muy bajas debido a la climatología: una sequía prolongada en el tiempo, olas de calor y fenómenos meteorológicos extremos a las que se suma la presencia de especies invasoras que amenazan directamente a las colmenas. En el mercado, los precios “llevan años contenidos a niveles bajos en mieles monoflorales, que son las que mejores precios tienen, aunque no terminan de ser justos”, explica David Visus. Unos precios que, además de no ser del todo “justos” para los productores, son menos competitivos si cabe en el caso de las mieles milflores que “tienen que competir con las que vienen del exterior”, recuerda el apicultor. 

El precio a granel de la miel multifloral (procedente del néctar de diferentes variedades de flores y también llamada comúnmente milflores), se sitúa en una horquilla que va desde los 2,60 euros a los 3,40 euros el kilo. Un precio que, en la mayoría de los casos, no cubre los costes de producción para el apicultor que oscilan entre 3 euros y 3,50 euros por kilo de miel. La miel importada desde países como China (+30%), Ucrania (+84,7%), Portugal (+23%) o Uruguay (+36%), según datos de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA), se está llegando a vender a granel a 1,20 euros el kilo, lo que está dejando al sector en una situación insostenible: “Nuestras mieles, a pesar de conocer su procedencia, de no ser mezclas y de su alta calidad, no pueden competir con esos precios en el mercado”, denuncia el portavoz de UAGA. 

Aragón, un paraíso para la miel, que se queda en los almacenes

La variedad de flora sumada a las muchas horas al año de buenas temperaturas y de sol, hacen de Aragón una comunidad clave para la producción de miel, sobre todo las de romero, tomillo o encina, mieles muy valoradas a nivel internacional, tal y como reconocen los apicultores aragoneses. Pero la producción está cayendo de manera vertiginosa, si en una situación normal una colmena en Aragón de media produce 20 kilos de miel al año, ahora la media está en siete u ocho kilos anuales.  

Y la situación se complica. Los precios de venta no han subido en los últimos diez años, pero sí que lo han hecho los costes de producción para un sector que presenta ciertas “desventajas” frente a la agricultura y la ganadería tradicionales. Los vehículos de los profesionales de la apicultura no están autorizados para combustible agrícola, lo que supone un “importante sobre coste, sobre todo cuando el precio sube mucho, como en los últimos tiempos”, recuerda David Visus, apicultor de Bulbuente. 

Este joven apicultor advierte de que no solo la climatología o el mercado están poniendo en peligro la producción de miel, también lo hace la agricultura, a través de la introducción de productos “como herbicidas que afectan a la vida de las abejas”, explica Visus. Las nuevas técnicas agrícolas y el manejo de la tierra, asegura, también van en contra de los polinizadores, al igual que la intensificación de cultivos que hacen que la alimentación de las abejas sea estacional, “cada vez las extensiones de cultivo son mayores, hay menos margines y menos flora complementaria para alimentarlas”, lamenta el apicultor.  

También los productos que se emplean para reforzar la alimentación en invierno de las abejas han experimentado una subida de precios de hasta el 50%, lo que se suma a unas ayudas de la Política Agraria Común “escasas”. “No tenemos una línea de PAC especialmente importante, en mi caso, que tengo 450 colmenas, con dedicación plena, cobro 8.000 euros de PAC para todo el año”, confiesa David Visus. “Somos un sector olvidado y poco cuidado, hacemos polinización beneficiosa para el resto de cultivos, y no se nos reconoce”, añade. 

En cuanto a la comercialización de los productos aragoneses, los apicultores recuerdan que, en la mayoría de los casos, se ven abocados a vender sus productos en ferias o en pequeños comercios, en decadencia y cada vez más afectados por la influencia de las grandes superficies comerciales. Y si alguno ha pensado en vender su miel en un supermercado, su comentario tras el intento es: “No podemos entrar en las grandes cadenas porque tienen unas condiciones a las que no podemos responder, ya sea de producción, de exclusividad o de muchas otras variantes, no están preparadas para dejar hueco a los pequeños productores”, denuncian los apicultores, que se sienten “maltratados” por el sistema en general.

La miel fraudulenta se cuela por los vacíos de la normativa comunitaria

La organización agraria UAGA, advierte que, en 2024, en la provincia de Huesca, se han importado 828 toneladas de miel a 1,87 euros el kilo, según “datos publicados por el Departamento de Aduanas”, exponen. “Viendo ese precio medio estamos convencidos de que esa miel no ha podido ser producida en las condiciones que tenemos aquí”, explica el representante de Apicultura de la organización, “cuando vemos operaciones de importación de mieles por debajo de los dos euros el kilo, saltan todas las alarmas” añade. Además, apuntan a que en el año 2023 fueron 918 las toneladas importadas a 2,07 euros el kilo de miel.

Tras más de una década de denuncias, y para acabar con la entrada de miel fraudulenta que compite directamente en los lineales de las tiendas con la miel aragonesa, las organizaciones agrarias están reclamando actuaciones urgentes por parte de las Administraciones competentes: Unión Europea, Ministerio de Agricultura y Comunidades Autónomas. Piden que se refuerce el control en las importaciones con el objetivo de garantizar la calidad y la trazabilidad de las mieles que entran en España procedentes de otros países, y mejoras en la trazabilidad de los productos a lo largo de la cadena de comercialización. 

En este sentido, desde UAGA, solicitan que “se hagan analíticas completas de laboratorio” a las mieles procedentes de países terceros, y demandan la puesta en marcha de un “laboratorio oficial público”, regido por un protocolo estandarizado para todos los países de la Unión Europea, que permita “trabajar de la misma manera, con unos criterios estandarizados en las aduanas, además de un laboratorio independiente al que podamos acudir”, añaden.  

El etiquetado es otra de las batallas pendientes en este, y en otros sectores. Las organizaciones solicitan un etiquetado claro del producto para hacer frente a la competencia y fraude. “Se consiguió que se pusiera el nombre de los países por orden de importancia en el etiquetado de las mieles, pero no se conoce el porcentaje”, explica David Visus, que denuncia que esta medida “no ha servido para frenar la entrada ni el consumo” de mieles adulteradas. 

UPA reclama al Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación un mayor esfuerzo en los controles de las importaciones, una efectiva trazabilidad en todo el proceso de comercialización de la miel, el estricto cumplimiento de la Ley de la Cadena Alimentaria y acciones de promoción institucionales (campaña específica de la miel y productos apícolas). Y solicitó mantener una reunión para tratar este y otros temas, desde el Ministerio se ha convocado un encuentro que se celebrará el próximo 10 de febrero.

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