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La política errática de Trump pone en peligro la economía mundial
Cinco años de la pandemia: por qué no queremos mirar atrás
Opinión - Las cremas de Mazón. Por Sergi Pitarch
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Todas las fotos de las Azores

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Generaciones enteras devastadas en los último cien años no han servido para acabar con las ansias bélicas de los países y naciones y sus infaustos líderes. Después del Holocausto y la segunda guerra mundial, la sociedad del bienestar como regalo, como conquista más bien, a cambio de permitir una peligrosa escalada bélica –la guerra fría- que llenó las arcas de los fabricantes de armas. Desde entonces, superado el enemigo del este hace más de treinta años, los países occidentales –según se mire el mapamundi- no han cesado de aumentar sus presupuestos de defensa. Ahora se pide más. Con la nueva llegada del histrionismo y la ridiculez a la Casa Blanca, se nos quiere imponer el 5% del presupuesto para defensa. ¿Para defendernos de qué o de quién? ¿Del cambio climático, de las posibles pandemias, de las inculturas varias, por citar algunos ejemplos? Pues no. Para defendernos de nosotros mismos y de lo que esté por venir. Ya lo dirán, ya lo inventarán.

 Uno de esos personajes que ejerce como secretario general de la OTAN, aunque no es general ni guarda secretos, ha manifestado que los presupuestos de defensa hay que aumentarlos aun a costa de las pensiones o del presupuesto sanitario y de educación. Cuánta insensatez. Cuánta inmundicia. No es Trump, solo, es el mercadeo de siempre del capitalismo ahora exacerbado. Para enriquecerse unos pocos hay que potenciar aún más la industria de la muerte. Deben recordar esos señoros que los recursos públicos son de las personas que votan y que deciden a dónde van los dineros. A veces deciden tonterías pero casi siempre en pro del bien común y de la mayoría social. Precisamente por eso no conviene que enfaden a esa mayoría. Precisamente por eso hay que estar atentos y listos para no perder los derechos conquistados.

Sin embargo, según pasan estos días, vaya días, la escalada hacia la locura colectiva no parece tener fin. Por eso recordé la foto ya vieja de las Azores, con aquellos líderes caducos de sí mismos sonrientes ante la barbaridad que iban a iniciar. España tuvo ahí a un tal López, de triste recuerdo y de bravucón presente. Casi se podía ver el otro día en el Palacio del Elíseo en París, una repetición de la memoria. Pero no: el inglés es otro, aunque socialista, el alemán aunque está al final de su mandato conserva cierta firmeza, y el español Sánchez mantiene una postura de política internacional coherente con cierta socialdemocracia todavía interesante. Nada sabemos poco esperamos. Los ingenuos como yo, solo una oportunidad para la paz, como diría Lennon. Mientras, los malos que están en todas partes, se frotan las manos porque la bolsa sube gracias a las cotizaciones de la industria de la muerte. Qué cosas.

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