Bueno, antes de hacer este impactante relato, quiero decir que Manolo es un nombre falso para ocultar su verdadera identidad y evitar que su vida se convierta en una verbena mediática. A mí me lo contó un experto en tema ovnis al que le costó un año de investigación dar con el personaje y que le relatara su experiencia. Manolo había quedado con unos amigos en su bodega, no diré el lugar para no dar pistas, un sábado por la tarde. El tenderete, vino y carne asada, se prolongó durante horas casi hasta media noche y cuando todos se fueron Manolo se sentó a echar un cigarrillo en la puerta y entonces vio la luz, en la pista de bajada de la bodega a la general. Cogió su jeep y fue hasta la luz, paró, se bajó y los vio perfectamente, una nave circular posada en tierra. Había dos aliens, uno que parecía el piloto y otro fuera de la nave intentado arreglar algo. Eran de lo que son muy blancos y casi traslúcidos, muy delgados y con tremendo cabezón, calvos y con ojos como platos. Manolo tal vez con el valor que da el vino y una serenidad para él incomprensible se acercó y les dijo: “Buenas noches, qué pasa, si hay avería tengo un medio cuñado que tiene un taller y los puedo remolcar para que le eche un vistazo”. El alien emitió unos sonidos raros, pero Manolo entendió que le daba las gracias. Entonces Manolo le dijo: “Mira, lo mejor es que lo pongan en segunda, usted y yo empujamos a ver si así arranca”. Y así lo hicieron, empujaron y arrancó, el alien se mostró muy agradecido, luego despegaron y al cabo de unas semanas el alien visitó a Manolo en su bodega, al parecer se echaron unas copas, asaron algo de carne y reafirmaron su amistad. Manolo dice que se comunicaban telepáticamente. El alien le pidió total discreción y le compró unas botellas a cambio de unas monedas de un metal que parecía oro, pues su planeta era bastante aburrido y necesitaba algo de marcha. El resto de la historia prometí no contarla, no sea que se genere una peregrinación a la bodega. Manolo no tiene ningún afán de notoriedad, no como otros que ingieren ciertas substancias, ven de todo y luego se meten a redentores. Y es que hoy en día hasta los futbolistas parecen manuales de autoayuda. Y no veas esa gente que antes de almorzar dan gracias a Dios que está en todas partes, pero no se ve en ninguna y no a la cocinera a la que suelen tener delante de sus narices y se ve a simple vista. Y luego les parece raro que los aliens sólo quieran comunicarse con Manolo y es que Manolo sólo hay uno. Él no sabe de la mecánica cuántica pero si de la mecánica del corazón.