La Palma, ante el espejo de su ciencia: una carretera que lastra un sueño estelar, baches hacia las estrellas

En lo alto de la isla, donde el cielo parece más próximo y el silencio se llena de estrellas, el Observatorio del Roque de los Muchachos (ORM) se erige como uno de los enclaves científicos más relevantes del planeta. A 2.400 metros de altitud, este complejo de telescopios internacionales ha contribuido a descubrimientos astronómicos de primer nivel, proyectando la imagen de La Palma al mundo como un lugar privilegiado para la observación del universo. Sin embargo, quienes acceden a este icono de la ciencia se encuentran con una paradoja difícil de asumir: la carretera LP-403, principal vía de acceso en el interior del observatorio, presenta un estado de deterioro que desdice de la excelencia del lugar al que conduce.
La descripción que varios usuarios hacen de esta vía es alarmante: “enormes baches”, falta de medidas de seguridad y una sensación de abandono impropia de una infraestructura que debería ser ejemplo de fiabilidad y cuidado. A falta de informes técnicos recientes, las evidencias apuntan a una situación que requiere atención inmediata. La LP-403, estrecha, sinuosa y sometida a las inclemencias de la alta montaña, no puede permitirse el lujo de añadir a sus dificultades estructurales un mantenimiento deficiente.
La desatención de esta carretera tiene implicaciones que van mucho más allá de los baches visibles en su firme. La seguridad del personal investigador, del personal técnico y de los miles visitantes que cada mes acuden al observatorio está comprometida. No se trata solo de una cuestión de incomodidad, sino de un riesgo tangible. Un accidente en este entorno puede tener consecuencias graves, especialmente si se consideran las dificultades de acceso para vehículos de emergencia en condiciones extremas.
En el plano simbólico, el impacto también es considerable. La imagen que proyecta una isla que aspira a convertirse en referencia internacional de turismo científico y astroturismo se ve empañada por una infraestructura que no está a la altura. Las empresas que promueven experiencias nocturnas bajo los cielos limpios del Roque —una de las joyas de la certificación Starlight— se ven directamente perjudicadas por el mal estado de esta carretera. La experiencia del visitante se resiente, el relato de excelencia se agrieta y la oportunidad de fidelizar turistas exigentes se desvanece.
La situación adquiere una dimensión estratégica aún mayor en un momento en que La Palma mantiene viva su candidatura para albergar el Telescopio de Treinta Metros (TMT), uno de los proyectos científicos más ambiciosos del siglo. Aunque los responsables del consorcio internacional TMT no han hecho pública una evaluación específica de las vías de acceso, parece poco razonable pensar que la logística, la seguridad y la fiabilidad de las infraestructuras no pesen en su decisión. Un proyecto que podría suponer inversiones anuales de más de 25 millones de euros y una proyección global sin precedentes no puede construirse sobre una carretera maltrecha.
El calendario añade además un factor de urgencia. En abril de 2025, La Palma será sede del festival Starmus, un evento de divulgación científica que reunirá a premios Nobel, astronautas, periodistas y divulgadores de todo el mundo. La expectación es máxima. También lo será el escrutinio. Que estos ilustres visitantes accedan al ORM por una vía en tan mal estado sería un revés en términos de imagen y una oportunidad perdida de demostrar el compromiso de la isla con la ciencia y la hospitalidad.
Resulta llamativo que mientras La Palma ha conseguido blindar su cielo como un bien preciado, cuidando la contaminación lumínica y apostando por un modelo de turismo sostenible basado en la observación de las estrellas, no haya aplicado el mismo empeño en garantizar que el acceso físico a ese cielo sea igual de ejemplar. Las condiciones meteorológicas de la zona —bajas temperaturas, nevadas, ciclos de hielo y deshielo— son sin duda un desafío para el mantenimiento. Pero precisamente por eso, la previsión y la actuación temprana deberían formar parte de una estrategia constante.
La Palma tiene ahora ante sí una oportunidad para corregir esta incongruencia. No basta con pequeñas actuaciones paliativas ni con medidas temporales tras cada temporal. La LP-403 necesita una intervención estructural, planificada y duradera. El desafío no es solo técnico, es también político y simbólico: decidir si La Palma quiere consolidarse como un referente internacional del turismo astronómico y la investigación científica o resignarse a que sus infraestructuras minen ese propósito.
El Roque de los Muchachos es mucho más que un lugar de telescopios: es un emblema de lo mejor que puede ofrecer esta isla. Merece una carretera que esté a su altura.
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