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ENTREVISTA

Manuel Alegría, historiador: “El proyecto que podría haber desarrollado el PRC ha sido secuestrado por el revillismo”

Manuel Alegría en la redacción de elDiario.es Cantabria.

Olga Agüero

Santander —

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El sentimiento de identidad cántabro ha estado capitalizado desde la transición por un regionalismo de carácter presidencialista que ahora se enfrenta a un futuro sin Miguel Ángel Revilla como candidato electoral mientras se fortalece el proyecto político de una formación emergente como Cantabristas. Protagonista y testigo directo del proceso de conquista de la autonomía, el historiador Manuel Alegría (Santander, 1960) ha estudiado los movimientos identitarios y nacionalistas y ahora trabaja en una tesis sobre cantabrismo.

Con 18 años entró en ADIC, la Asociación para la Defensa de los Intereses de Cantabria, de donde emergió el Partido Regionalista de Cantabria que contribuyó a fundar. Fue también el primer secretario general de las Juventudes Regionalistas de Cantabria y autor de un libro fundamental para entender el origen de la autonomía en la transición como es 'Presencia e influencia de ADIC en la historia de Cantabria'.

¿En Cantabria se ha analizado poco el sentimiento cantabrista?

Hay un gran vacío en el estudio del movimiento cultural, económico, social y cultural cantabrista. Hay ciertos estudios desmitificadores de la Universidad de Cantabria por parte de Manuel Suárez Cortina. También Benito Madariaga, cronista oficial de Santander, ha aportado datos y hay trabajos sobre la República de Bernardo Colsa… Pero es necesario estudiar desde el punto de vista de las ciencias sociales no solo la identidad, sino lo que puede interpretarse como movimiento cantabrista. Tanto las expresiones que conciben que Cantabria es una región que forma parte de la nación española -lo que podría ser el cantabrismo regionalista- como aquellas otras quizá más minoritarias que conciben a Cantabria como una entidad que necesita un proyecto político dentro del Estado en el contexto de Europa, lo cual nos acercaría más a la vertiente soberanista que puede ser nacionalista o no.

¿Qué es la identidad cántabra? ¿Cómo podría definirse?

La conciencia de identidad está latente, es algo a lo que se apela para traducirla en algún tipo de proyecto de institucionalización política. La identidad cántabra no es una esencia, es una inquietud que surge basándose en parte en esa identidad que hace un planteamiento fundamentalmente político de proyecto, de organización social. Ese magma de que somos cántabros ha permanecido en el inconsciente colectivo y se expresa cuando hay conciencia de identidad, es decir, cuando se plantea un movimiento. Todo en realidad es una construcción política: el socialismo, el anarquismo y el nacionalismo. En este caso también el regionalismo o el cantabrismo.

El sentimiento de identidad cántabro brota en la transición, pero ¿qué lo desata? ¿Aquel famoso manifiesto de los 100?

El cantabrismo se asienta en la transición. El manifiesto que firman 100 personas se hace con la participación de diferentes agentes de la vida de Cantabria. Es un movimiento interclasista que evoluciona hacia posiciones de activismo y que deriva en la creación de ADIC en 1976 impulsada por Miguel Ángel Revilla.

El proceso autonómico empieza por un planteamiento económico. Porque ese manifiesto no habla de sentimiento de identidad. Aunque esto se sabe poco, reclama un concierto económico como el que en esos momentos tienen Álava y Navarra, porque Vizcaya y Guipúzcoa los recuperan con la Constitución de 1978. Por tanto, hay una conciencia de problema que tiene una base estructural económica y social, como en casi todos los movimientos.

El teórico marxista escocés Tom Nairn decía que el nacionalismo es la expresión aparentemente ideal de un problema desgarradoramente material, que es la diferente ubicación de las sociedades en el proceso de industrialización. En Cantabria, Revilla parte de la realidad estructural. Después de los felices años sesenta cuando la región llegó a ser la sexta provincia en renta per cápita con una estructura económica equilibrada, plantea que hay un descenso y que hay que hacer algo.

Miguel Ángel Revilla capitaneó aquel proceso hace 49 años y sigue en primera línea política.

Habría que analizar por qué Revilla decide hacer algo y no sigue la lógica de las estructuras franquistas y falangistas que es pasarse a la UCD (Unión de Centro Democrático). Yo he participado en la transición porque con 18 años ingresé en ADIC, una vez que habían expulsado a los de UCD, y Revilla plantea la creación de un partido político. Antes de los partidos surgen asociaciones. En ese momento en Cantabria no fragua un cantabrismo de tipo político con un planteamiento propio, en Euskadi y Cataluña, sí. Se plantea el autogobierno y también con quién. Si con Castilla o no. Es también cuando hay un debate sobre que el municipio de Castro Urdiales podría haberse incorporado en Bizkaia.

Sin embargo, usted señala algunas contradicciones. ¿Como cuáles?

Hay varias contradicciones sobre el cantabrismo que a, pesar de todo, ha sido un elemento de activación desde la transición hasta la actualidad: que está dirigido por un exfalangista y que, en las primeras fases, acaban dirigiendo la autonomía aquellos que estaban en contra de ella: Alianza Popular (AP) y la extrema derecha. Exceptuando a Falange Española y los carlistas, que estaban a favor.

¿Qué papel o qué importancia tuvo la mítica asamblea en Puente Viesgo?

Hubo varias asambleas. Pero en un momento determinado se planteó que el objetivo ya no era el concierto económico, sino conseguir una autonomía propia, el Estatuto de Autonomía. Eso fue el 26 de julio de 1977. Lo plantea ADIC y hace decantarse a toda la sociedad. Autonomía ¿sí o no? ¿Solos o con Castilla? ¿Seguir la vía de las oligarquías y pertenecer a la Castilla simbólica o una vía propia? Los que son el antecedente del PP y de Vox se oponen a la autonomía y generan la asociación ACECAN, Asociación Cantabria en Castilla, y hay un debate. ADIC empezó a trabajar en temas de controversia social como la defensa de los trabajadores de la crisis de la empresa Agua de Solares y contra la central nuclear de Santullán en San Vicente de la Barquera.

¿Esos movimientos sociales contagian cierta explosión de júbilo cantabrista?

Mi padre era un poco epicista y se concienció del hecho cántabro con el libro 'Los cántabros' de Joaquín González Echegaray de 1966, que daba un elemento de identidad. Tenía una tienda en el centro de Santander y puso una pegatina que decía: 'Cantabria, capital Santander' y mucha gente nos pedía una. La habíamos hecho nosotros pegando letras.

Revilla es un españolista. Así que esa orientación ideológico-emocional que podemos llamar cantabrismo se plantea como un regionalismo

¿Por qué la identidad cántabra se canaliza en el regionalismo y no en el nacionalismo?

Por primera vez en la historia surge una estructura política de origen cántabro que es el PRC que nace de ADIC. Revilla no cree en la identidad de Cantabria, parte de elementos economicistas. Pero hay un hecho evidente: la gente se va movilizando porque se siente cántabra. Se ve obligado a luchar por un Estatuto de Autonomía no porque Cantabria tenga unos problemas económicos, sino porque hay una conciencia de diferenciación. Es cuando se plantea el lema: 'Cantabria es región, estatuto de autonomía'. Hay un impulso importante del Centro de Estudios Montañeses que avala la existencia de una identidad propia que puede amparar ese desarrollo autonómico. Cuando se creó el partido le pregunté a Revilla: “¿Por qué no se denomina Partido Nacionalista de Cantabria?”. Respondió: “Bueno, bueno, un poco más adelante...”. Hay una cosa muy clara: Revilla es un españolista. Así que esa orientación ideológico-emocional que podemos llamar cantabrismo se plantea como un regionalismo.

Sin embargo, regionalismo y nacionalismo sostuvieron cierto pulso político enfrentando a Miguel Ángel Revilla y a Rafael de la Sierra. ¿Cómo fue ese proceso?

Revilla viene del franquismo y da paso al regionalismo porque forma parte del caciquismo provincial. En la propia Falange hay una diferenciación entre el falangismo de Santander y el falangismo montañés. Gente que viene de Castilla y que reniega de Cantabria, como Francisco Ignacio de Cáceres, y falangistas, franquistas, que reconocen que aman Cantabria. Cuando se plantea qué hacer políticamente Revilla ve que la gente en Cantabria no se siente castellana y que si inicia una vía como la de los vascos puede tener una salida personal.

Siempre he pensado que Revilla juega con las cartas marcadas porque es populista, dice lo que le gusta a la gente. Pero Revilla nunca ha dado un paso sin temer a las élites internas de Cantabria

Siempre he pensado que Revilla juega con las cartas marcadas porque es populista, dice lo que le gusta a la gente. Pero Revilla nunca ha dado un paso sin temer a las élites internas de Cantabria. En 1979, el día anterior a la constitución del Ayuntamiento de Santander, plantea que los cuatro concejales del PRC se voten a sí mismos en lugar de apoyar al socialista Jesús Cabezón como alcalde y salió elegido Juan Hormaechea por la UCD (Unión de Centro Democrático). ¿Por qué hace esto Revilla? ¿Por qué el diputado José María Mazón vota con PP y con Vox en contra la investidura de Pedro Sánchez cuando estás gobernando con el PSOE en Cantabria? Porque en última instancia está atenazado por los poderes de las élites.

¿El extraño episodio en el que el PRC da la Alcaldía de Santander a la derecha es el detonante de la pulsión nacionalista?

Tras la decepción de Hormaechea hay ciertos recelos hacia Revilla. También hay cierta insatisfacción en ADIC porque se estaba gestionando el estatuto y el PRC no está haciendo ninguna aportación. Internamente se dice que en realidad nosotros no somos una región, somos una nacionalidad y en la quinta asamblea de ADIC de 1980, en el Mercado de Ganados de Torrelavega, el regionalismo tiene una facción que apuesta por el nacionalismo cántabro y va a plantear una alternativa en 1983 que es ANAC, Agrupación Nacionalista de Cantabria, donde Rafael de la Sierra se enfrenta a Revilla, pero no consigue ningún diputado. El nacionalismo cántabro no fragua, aunque posteriormente en 1987 hay un sector de las Juventudes Regionalistas -donde, por cierto, está Leticia Díaz, la actual portavoz parlamentaria de Vox- y sectores del partido que estaban hartos del personalismo de Revilla y plantean una alternativa. Pero el Partido Nacionalista de Cantabria (PNC) tampoco cuaja. Después surgieron más movimientos como Conceju Nacionaliegu Cántabro, Cantabria No se Vende y el actual Cantabristas. 

Usted ha dicho en alguna ocasión que el expresidente Juan Hormaechea tenía en mente la creación de un partido nacionalista en Cantabria...

Así es. Hormaechea propuso a Revilla crear un partido nacionalista. Hay un momento en el que Hormaechea, que estaba como independiente de una alianza de partidos de la derecha, le plantea a Revilla: “Yo me voy a ir de la derecha, te propongo crear un partido nacionalista cántabro como el PNV y sacamos el 70 por ciento de los votos”. Contestación de Miguel Ángel: “Es que, si tú eres el presidente, ¿qué voy a ser yo?”. Eso se lo escuché yo contar a Hormaechea. Por ello, también ese sector del PRC da el paso, se mete mucha gente en el Partido Nacionalista de Cantabria porque piensan que va a desembarcar Hormaechea. Hormaechea acabó creando su propio partido, que fue la Unión para el Progreso de Cantabria (UPCA), que sería como la expresión de un cantabrismo de la derecha histórica que tampoco ha tenido luego viabilidad, no ha cristalizado.

Además de los símbolos, también se necesitan altavoces. En alguna ocasión ha destacado el papel clave de La Hoja del Lunes, por ejemplo. ¿Qué papel han jugado los medios de comunicación de Cantabria?

Revilla tiene la idea de que Cantabria existe gracias a él y que solo ha sido él quien lo ha planteado. Lo ha llevado al terreno de que todo se debe a él. El papel del periódico La Hoja del Lunes en este proceso fue fundamental. Aquellas dos tribunas de 'Sin mala intención' y 'Las cosas claras' de su director, Juan González Bedoya, fueron muy importantes porque prácticamente la argumentación que estaba desarrollando ADIC con el Manifiesto de los 100 y la reivindicación de la autonomía la defendía este periódico todos los lunes. Tampoco se ponen en contra los otros dos: Alerta, que es todavía de la cadena del Movimiento, y El Diario Montañés, que es el sector conservador.

El lábaro es el símbolo de la identidad de un cantabrismo más profundo y más exigente de lo que ha representado el revillismo del PRC

La construcción de una identidad se apuntala sobre unos símbolos propios: bandera, himno... ¿Qué simboliza el lábaro? ¿Fue una derrota que no se convirtiese en la enseña oficial de Cantabria?

En las reuniones previas se plantean tres banderas: la de ADIC, la blanquirroja y el lábaro. Se asume la blanquirroja. Si el lábaro se hubiera hecho símbolo oficial hubiese sido la bandera de una entidad, no voy a decir estado, más antigua. Y eso le asustaba a los sectores que fueron más reacios a la autonomía. Hasta el mismo PRC temía asumir posiciones que les identificasen con el separatismo. El lábaro es el símbolo de la identidad de un cantabrismo más profundo y más exigente desde un punto de vista político de lo que ha representado el revillismo del PRC. El hecho de que se haya cooficializado es el reconocimiento a un cantabrismo soberanista que, en estos momentos, está en la línea de lo que puede representar un partido como Cantabristas.

Cantabristas gana fuerza y visibilidad en la defensa del territorio de Cantabria. ¿Cómo valora su entrada en el terreno político en los últimos años?

De todo lo que podemos considerar cantabrismo -PRC, UPCA, PNC- pienso que Cantabristas es la generación más preparada política y técnicamente. Para mí, en estos momentos está bien el planteamiento de defensa del territorio que está haciendo Cantabristas, está creando una base, pero tiene que dilucidar su futuro. Puede ser la referencia de la izquierda, porque la estatal está autodiluida con Podemos y Sumar, y entonces tendría que elegir ser el núcleo fundamental de la izquierda con un carácter cantabrista. Pero si el PRC no trasciende al revillismo, el cometido histórico de Cantabristas es ser el partido central de todo el cantabrismo, y tendría que pedir voto hasta de la derecha. En un país conservador como es Cantabria, aunque juegue un papel de progreso, tendría que bascular hacia unas posiciones más centrales para ampliar su base electoral. Si el PRC se consolida y se adapta a un futuro sin Revilla como un partido de progreso al estilo PNV, entonces Cantabristas se tiene que vincular a un cantabrismo más exigente de carácter más soberanista que nuclee a toda la izquierda yendo claramente a la base del PSOE. Salvando a todas las distancias, lo que le pasa a Bildu con el PNV.

Ha aludido a que en un contexto de debilidad del PRC, un partido como Cantabristas podrá crecer siendo más transversal de lo que es ahora. También el PRC ha capitalizado el sentimiento de identidad cántabro como un partido bisagra que ha gobernado con la derecha y la izquierda. ¿Cómo valora esta evolución?

El proyecto que podría haber desarrollado el PRC ha sido secuestrado por el revillismo. Para mí, el PRC no es un partido regionalista, es un club de notables con un proyecto de gestión más similar a las diputaciones provinciales del franquismo que un partido autonomista, que es ahora lo que podría ser. Un populismo de anécdotas que no ha ido más allá de la gestión que podía haber hecho una diputación en época de Franco: el agua, la luz y el teléfono en los pueblos. El revillismo ha muerto. Pensé que iba a morir con la muerte física de Revilla, pero ha muerto antes porque nunca más va a ser presidente de Cantabria. Es decir, que la estrategia de basar un cantabrismo y unas bases electorales más allá del anecdotismo revillista es un populismo que apela a Cantabria sin darle contenido. El PRC no ha hecho ningún tipo de diferenciación real en lo que puede ser el modelo de desarrollo socioeconómico de Cantabria respecto al que está haciendo el Partido Popular. El PRC no ha exigido la puesta en marcha de un autogobierno que, sin plantear un soberanismo ni un independentismo, pudiera reclamar más competencias, darle un contenido político o una negociación con tu diputado en Madrid en una forma de Estado.

¿Tiene futuro el PRC sin Revilla en primera línea?

No sé si el PRC tiene solución. Igual dura dos legislaturas. Lo que puedan necesitar algunos de sus cuadros, de sus alcaldes y sus notables, y luego desaparece como le pasó a la UPCA de Juan Hormaechea. Si se quiere salvar tiene que conformarse en partido, con unos cuadros políticos y técnicos coordinados más allá del interés de los alcaldes, y tener un proyecto que trascienda la gestión municipal: ser un partido autonomista. Cantabria debe dar una respuesta plurinacional, no vamos a plantear un proceso de independencia, pero sí de exigencia autonómica. Y eso conllevaría el desarrollo identitario que hoy es muy peliagudo no solo para Cantabria sino a nivel internacional, porque actualmente... ¿en qué se diferencian las sociedades de Nueva York, de Londres o de Madrid? La forma de vida, los anhelos… Que hablan una lengua diferente y que los equipos de fútbol canalizan identidades colectivas. Y las personas necesitan una identidad colectiva. ¿Y cómo va a haber identidades colectivas en un mundo que es prácticamente igual? Aquí estamos estableciendo la justificación de una soberanía, de un poder de decisión. Yo quiero que Cantabria pinte en el Estado, eso es legítimo.

¿Qué conocen los jóvenes de Cantabria? ¿Se está enseñando Cantabria en los colegios e institutos?

He luchado por eso en Cantabria. En los institutos no se habla ya nada de Cantabria, en las escuelas algo más, pero cada vez menos. Hubo algunas reuniones con la consejera de Educación del PRC en la anterior legislatura, Marina Lombó, para desarrollar el currículum cántabro. Teníamos una propuesta para estructurar en materias propias y comunes contenidos sobre la realidad de Cantabria y de repente nos llamaron y sacaron la propuesta de currículum que no mejoraba nada lo que había. Creo que hubo miedo por parte de Revilla porque Vox ya empezó a decir que se estaba haciendo lo mismo que en el País Vasco y en Cataluña, y lo anularon. Ahora, teóricamente tienes que hacer referencia a Cantabria, pero no lo hace nadie.

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