El sencillo truco para preparar el salmón que nos hubiera gustado conocer antes

Fuente de minerales, vitaminas, proteínas de alta calidad y ácidos grasos saludables (omega-3 y omega-6), el salmón es uno de los pescados azules más consumidos junto a la trucha, el boquerón, la caballa, la sardina o el atún. Supernutritivos, se recomienda incluir este tipo de pescado al menos un par de veces a la semana y en cualquier momento del día. A pesar de contener más grasas y calorías que el pescado blanco, los pescados azules son muy beneficiosos para nuestra salud, en especial la cardiovascular, por su alto contenido en ácidos grasos como el omega-3.
Del salmón se aprovecha “hasta 67 de cada 100 gramos de producto fresco”, según el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, que señala además que contiene un alto porcentaje de selenio, fósforo, vitamina B12 y D, además de las proteínas y ácidos grasos. Su contenido lipídico, “es de 12 gramos por 100 gramos de porción comestible, similar al de los atunes”. En cuanto al fósforo, una ración contiene la mitad de la ingesta diaria recomendada, y también es muy rico en selenio, yodo y potasio.
Y acerca de las vitaminas, apuntan desde el Ministerio, contiene en orden descendente tomando en consideración la ingesta diaria recomendada “vitamina B12, niacina, B6, tiamina, riboflavina y folatos. De las vitaminas liposolubles podemos mencionar el aporte de vitamina E y D”. Además, dispone de unos 25 gramos de proteínas por cada 100 gramos de salmón. Y según la Agencia Española de Seguridad Alimentaria, se encuentra dentro del grupo de pescados con un bajo contenido en mercurio, “un contaminante medioambiental que puede encontrarse en nuestros alimentos debido a su presencia natural en la corteza terrestre y como resultado de la actividad humana”. En el pescado lo encontramos en forma de metilmercurio.
Además de favorecer la salud cardiovascular, algunos estudios han demostrado que el salmón es una poderosa fuente antioxidante y que previene la inflamación, lo que le hace muy beneficioso en la etapa del embarazo, tanto para la madre como para el feto.
Pero además de sus beneficios nutricionales, el salmón es un pescado muy versátil, con un sabor suave y muy agradable al paladar, que se adapta a muchísimas recetas y que podemos consumir tanto crudo —siempre previamente congelado para evitar enfermedades como el anisakis— como ahumado, preparado en ceviche o sushi o cocinado a la plancha, al horno o al vapor. Puede ser un plato principal o un ingrediente para alguna sopa o caldo de pescado, arroces o pasta. Es ideal para cualquier momento del día, desayuno, comida, merienda o cena. Y queda riquísimo para un bocadillo o wrap saludable con vegetales.
Un truco infalible
Si quieres cocinar el salmón entero al horno, te vamos a dar el truco perfecto para que quede crujiente por fuera, pero no pierda jugosidad por dentro y quede con la textura adecuada. El consejo, de la creadora de contenido Christine Pittman, es cocinarlo con la piel hacia arriba y no al contrario, que es como suele hacerse habitualmente. Al dejar la piel hacia arriba protege al salmón del calor y no se ablanda con los jugos que suelta el propio pescado.
Para replicar la receta de Pittman, lo primero que haremos es marinar el salmón con un poco de aceite de oliva virgen extra y las especias que queramos. Le pueden ir bien la pimienta negra, tomillo, romero, ajo en polvo, eneldo y una pizca de sal. Mientras, podemos ir calentando el horno a 200 °C. Cuando esté listo el pescado y el horno a la temperatura deseada, introduciremos el salmón al menos durante diez minutos. Es importante vigilar el proceso e ir pinchando con un cuchillo o tenedor para comprobar si ya está listo y que no se nos pase.
Una vez tengamos ya el salmón preparado, podemos completar el plato con una rica ensalada de brotes verdes, tomates secos, parmesano y pistachos, por ejemplo, con verduras salteadas de temporada y unas patatas al horno.

Otras técnicas
Según un estudio de la revista Europa Azul, el salmón es el pescado que más se consume en los hogares españoles después de la merluza. Los resultados de la encuesta que realizaron apuntaban a que “el 79 % de los españoles había consumido salmón en los últimos seis meses” y “el 42% come salmón al menos una vez a la semana”. Según este mismo estudio, ocho de cada diez españoles que comen salmón, lo hacen en su casa. Así que te vamos a desvelar algunas técnicas más para cocinar el salmón:
- Al vapor. Como con cualquier otro ingrediente, esta técnica es una de las más saludables que podemos utilizar en la cocina, pues no se utiliza ninguna grasa adicional y se mantienen al mismo tiempo todas las propiedades nutricionales del alimento. Para cocinarlo al vapor, retiramos piel y espinas, llevamos la pieza al cesto de la vaporera y lo dejamos cocinar al menos diez minutos. Si queremos darle más sabor, en lugar de hacerlo con agua podemos utilizar algún caldo de pescado o verduras que tengamos por casa.
- A la plancha. Es la forma más utilizada. En este caso, calentaremos la sartén a fuego alto, añadimos unas gotas de aceite y marcamos por ambos lados durante unos 3 minutos para que se dore por fuera pero no se reseque por dentro. También se puede cocinar por el costado de la piel, sin tener que voltearlo, pero tardará más, al menos ocho minutos.
- En papillote. Para cocinarlo al papillote, lo que haremos será envolver en papel sulfurizado (el que usamos para el horno) el salmón y las hierbas o verduras con las que queremos cocinarlo. También se pueden utilizar envases de silicona. Se cocina en el horno entre 20 y 30 minutos a una temperatura de 180 °C. Queda muy tierno al hacerse en su propio vapor.
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