El Mago Pop, magia con un recorrido “diésel” y una conexión universal

Inmaculada Tapia

Madrid, 11 feb (EFE).- El Mago Pop, Antonio Díaz, es el ilusionista español más aclamado por el público si tenemos en cuenta las cifras millonarias de espectadores que ya ha visto 'Nada es imposible'; un éxito que le ha llevado a incorporarse como Récord Guiness, con una imagen promocional premonitoria: le sitúa como un astronauta a punto de tocar las estrellas.

“Están siendo unos meses apasionantes, más bien unos años apasionantes, en los que hemos tenido la oportunidad de actuar en algunos de los teatros más importantes del mundo y estamos muy felices”, explica en una entrevista con EFE Antonio Díaz, en la que no oculta su satisfacción, sin un ápice vanidad.

Cuando se le pregunta sobre el secreto del éxito de público, define su recorrido como “diésel”. “Hemos sido -explica refiriéndose a su equipo- año a año, intentando mejorar, confiando en el boca a boca”.

Lo cierto es que 500 funciones al año demuestran que ha tenido poco descanso y le han permitido -asegura- escuchar los gustos de la gente “con su manera de reír, de expresarse, con su aplauso y eso me permite dejar lo que funciona y quitar lo que no”.

En junio de 2024 consiguió entrar en la categoría 'Mayor recaudación semanal en un show unipersonal en Broadway' con el espectáculo 'Nada es imposible', que presentó en 2023, sobrepasando el techo de Bruce Springsteen, una de las cosas -reconoce- más surrealistas que le han pasado en la vida; difícilmente podía imaginar quitar ese podium a El Boss o a Hugh Jackman.

El ilusionista, que permanecerá hasta el 27 de abril en el teatro Nuevo Alcalá de Madrid, describe su espectáculo como transversal. “De repente ves a un niño y a su abuelo con la misma mirada; o a un adolescente junto a sus padres que hace lo mismo”.

“La magia es universal, tiene el poder de conectar a diferentes generaciones”, porque al final es un viaje a la niñez.

“Ver esas miradas en el público es una de las cosas que más me gusta de mi oficio”, ha señalado, consciente de que muchos espectadores se sientan en la butaca con el reto de descubrir sus trucos.

“Me encantan, los ves desde el principio; son esos que te miran con los ojos entrecerrados y piensan: te voy a pillar”, comenta divertido, porque sabe que lleva un momento en el que se dan por vencidos y se dejan “llevar por la ilusión”.

Se confiesa muy introvertido y tranquilo, como Antonio, y más rock and roll y echado para adelante, como el mago; una profesión que le atrapó a los cuatro años, según su madre, y que un libro de Tamarit acabó por conquistarle.

“Para un niño tan introvertido como yo, encontré una manera lúdica de proyectar mis ilusiones ensayando y buscando nuevos retos”, fijándose en un público imaginario en los puntos del gotelé de la pared de su habitación.

Unas ilusiones que se han concentrado en estar “orgulloso” de su carrera e “intentar llegar lo más alto posible. Tengo ganas de seguir creciendo, de seguir aprendiendo y mejorando”, sostiene.

Son trucos que requieren cientos de horas de ensayos. Volar era uno de sus sueños y lo ha conseguido.