La forja de un “antihéroe”: causas y consecuencias de la detención en Turquía del líder opositor a Erdogan

Mientras se ajusta la corbata, el alcalde de Estambul, Ekrem Imamoglu, cuenta en un vídeo para sus seguidores que la policía está a las puertas de su casa. Va a ser detenido. La escena se produjo este miércoles, justo un mes después de que la esperanza de la oposición anunciase su intención de presentarse a las próximas elecciones presidenciales en Turquía de 2028. Desde entonces, decenas de manifestantes han sido detenidos en protestas reprimidas por las autoridades.
Año 1999. El popular alcalde de Estambul, un joven Recep Tayyip Erdogan, se entrega en prisión tras recibir una condena por recitar un poema religioso considerado peligroso por la élite laica que llevaba décadas dirigiendo el país. La condena le obliga a dejar la alcaldía, pero su paso por prisión le convierte en una estrella política nacional. El régimen había creado su propia bestia negra: Erdogan fundó su partido islamista moderado, el AKP, y ganó las siguientes elecciones en 2002 con una aplastante mayoría absoluta. Desde entonces, ni él ni su formación han vuelto a perder unas elecciones generales y lleva en el poder 22 años consecutivos dictando personalmente la política turca.
El paralelismo es inevitable. “En 1999, el sistema político turco creó su antihéroe encarcelando al entonces alcalde de Estambul con cargos falsos. Entró como alcalde, pero salió como una estrella política. El arresto de Imamoglu tendrá el mismo efecto sobre su marca y lo catapultará al estrellato”, escribía Soner Cagaptay poco después de la detención del opositor.
Aquella condena contra Erdogan le alzó como la voz de los desposeídos ante la persecución de las élites del país, pero lo ocurrido con el actual alcalde puede ser diferente. “La Turquía de hoy es un país diferente al de 1999, tras haber experimentado la captura del Estado por Erdogan. El espacio para el debate y el activismo de la sociedad civil para forjar, esta vez a Imamoglu, como representante del votante común perseguido por las élites es limitado, ¡y Erdogan también apuesta por ello!”, añade Cagaptay en su análisis.
Este domingo por la mañana, después de pasar cuatro días detenido, finalmente la Justicia turca ha decidido prisión preventiva para Imamoglu.
Por qué el alcalde es importante
En 2019, Erdogan se llevó una mala sorpresa en las municipales al perder Estambul ante un desconocido Imamoglu tras 25 años consecutivos de poder sobre la ciudad más grande del país y su motor económico (representa el 30,4% del total del PIB de Turquía). Además, el entonces alcalde se había implicado mucho personalmente en la campaña electoral para no perder la ciudad. En una maniobra muy cuestionada, las autoridades ordenaron la repetición electoral, pero lejos de recuperar la alcaldía, Imamoglu volvió a ganar. Si en la primera votación el margen a favor del opositor fue de 14.000 votos, en la repetición multiplicó la diferencia por encima de los 800.000 votos.
Desde entonces, Imamoglu se ha convertido en uno de los principales líderes de la oposición en Turquía. En 2022, fue condenado a prisión por llamar “idiotas” a los que ordenaron repetir las elecciones, pero el caso está en proceso de apelación. La condena, además, complicaba su candidatura para las presidenciales de 2023. Aunque su nombre sonaba como uno de los más potentes, Imamoglu no se presentó. Las elecciones de 2023 fueron el mayor desafío electoral a Erdogan. Toda la oposición se unió en torno a un candidato, forzando a Erdogan a acudir a una segunda vuelta que ganó con un 52%. En 2024, Imamoglu volvió a ganar las elecciones municipales de Estambul.
“El partido opositor CHP, detrás del AKP de Erdogan durante 23 años, había conseguido recientemente por fin alcanzar al partido de Erdogan y el popular alcalde de Estambul del CHP, Imamoglu, estaba a punto de ser nombrado candidato presidencial del CHP el 23 de marzo”, sostiene Cagaptay. “Erdogan debe haber llegado a la conclusión que para entonces Imamoglu sería imparable”.
“Las encuestas presentadas a Erdogan probablemente mostraban que, pese a sus ventajas como presidente y el control absoluto de las instituciones y los medios, Imamoglu iba por delante con gran margen en una votación presidencial. Por eso Erdogan ha optado por la opción nuclear”, añade.
Erdogan ha cumplido el límite de mandatos presidenciales establecido en la Constitución turca y ya no podría presentarse a la reelección en 2028. Sin embargo, altos cargos de su partido y socios de coalición han sugerido su continuidad, y él ha lanzado mensajes contradictorios. Si el Parlamento convocase elecciones anticipadas, Erdogan podría presentarse a un nuevo mandato. El líder del partido ultranacionalista MHP, Devlet Bahçeli, ha sugerido enmendar la Constitución para que Erdogan pueda presentarse de nuevo.
De qué se le acusa
Tan solo un día antes de su detención, la Universidad de Estambul revocó el título universitario de Imamoglu obtenido en la década de los 90 del siglo pasado, lo que en la práctica le impediría presentarse a las elecciones. “La política turca tiene una creatividad infinita. Parecía descabellado, pero ahora es real. La Universidad de Estambul revoca el diploma de Imamoglu que concedió hace 35 años, en lo que solo puede verse como una maniobra política para impedir su candidatura presidencial”, reaccionó el eurodiputado Nacho Sánchez Amor, relator para Turquía del Parlamento Europeo.
La Fiscalía acusa a Imamoglu de “dirigir una organización criminal, corrupción, soborno y fraude”, entre otros cargos. Además, como a muchos de los opositores en el país, las autoridades también le acusan de “ayudar a una organización terrorista”. La acusación se basa en el pacto que hizo Imamoglu con el partido prokurdo DEM en las municipales de 2024, en las que esta formación no presentó a su candidato para concentrar el voto. Las autoridades presentan esta estrategia política como una maniobra diseñada por el grupo armado kurdo PKK (considerado terrorista por el Gobierno), que vinculan al partido DEM.

Esto se produce, además, en pleno proceso de negociación de paz con el PKK tras la llamada de su líder el pasado mes de febrero a dejar las armas y la declaración de alto el fuego. “Se trata de una operación de opresión política incompatible con la ley y la justicia”, ha señalado el partido DEM en un comunicado. “Se ha utilizado el poder judicial como instrumento político y se ha llevado a cabo un golpe de Estado civil”.
“Mientras la Llamada del Siglo [comunicado del fundador del PKK para abandonar la lucha armada] ha revelado los caminos para unir la sociedad al Estado y la república con la democracia, realizar este tipo de operaciones políticas es incompatible con el espíritu del proceso”, señala el partido prokurdo. “Presentar los acuerdos electorales como un crimen provocará errores irreparables. [No presentar un candidato para concentrar el voto] es una práctica legal y legítima de la democracia”. Durante años, además, la Justicia se ha dedicado a expulsar del poder a decenas de alcaldes electos de formaciones prokurdas y sustituirlos por administradores leales a Erdogan.
“Erdogan quiere acabar con la carrera política de Imamoglu, pero ¿no le preocupa la reacción mundial? No. Erdogan es un hábil lector del momento y ha convertido a Turquía en un socio clave de los actores mundiales, desde Siria hasta Ucrania, pasando por la competencia entre grandes potencias, para que nadie le critique”, señala Cagaptay. El ataque contra Imamoglu se produce precisamente en un momento en el que Erdogan pide retomar las negociaciones para la adhesión de Turquía a la UE y en el que reivindica un papel clave en la nueva arquitectura de defensa del continente.
13