Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
La portada de mañana
Acceder
La UE se conjura para garantizar a Zelenski ayuda militar
La pareja de Ayuso lleva un año ocultando al juez cómo difundió sus correos
OPINIÓN - La paz en Ucrania: ni tan fácil ni tan rápida. Por José Enrique de Ayala

¿Y si fueran tus hijos?

Archivo - Salvamento Marítimo rescata a varios menores cerca del Puerto de la Restinga
18 de marzo de 2025 22:10 h

41

La ONG Save The Children publicó un informe en el que definía a los millones de niños y niñas que viven lejos de sus hogares por haberse visto obligados a desplazarse a otro país como ‘los más solos’. No se me ocurre una mejor descripción.

Muchos viajan sin nadie y haciendo frente a adversidades que no podemos ni imaginar. Son trayectos que a veces duran semanas, a veces son meses. Huyen de crisis humanitarias, de violencia, del hambre o de un presente que no les ofrece ningún porvenir.

Los que logran sobrevivir, en bajos de camiones, en lanchas destrozadas o saltando vallas cada vez más altas, se encuentran con que lejos de ofrecerles la protección que se merecen y que las administraciones están obligadas a darles, se les intenta negar cualquier derecho y se convierten en un número más en una subasta entre comunidades que, como hemos comprobado de nuevo esta semana, se traduce en una competición para ver quién es más racista. 

El mero hecho de referirse a ellos como ‘menas’ es una manera de deshumanizar a estos jóvenes. El Colegio de Periodistas de Catalunya y el Consell de la Informació pidieron hace ya un tiempo a los medios que no usasen ese acrónimo porque, entre otras cosas, es el que utiliza habitualmente la extrema derecha para intentar vincularles a la delincuencia.    

Son 4.400 menores a los que deberíamos poder ofrecer una esperanza, un futuro que no sea peor que el pasado que a su edad ya arrastran. Pero en vez de eso asistimos a una nueva batalla política, azuzada por una extrema derecha, sea con la bandera rojigualda de Vox o la estelada que se apropia Aliança Catalana, que con sus discursos xenófobos consiguen arrastrar a otras formaciones. Y no solo condicionan a los partidos de derechas. La periodista y fundadora del colectivo Caminando Fronteras, Helena Maleno, lleva tiempo advirtiendo de que “el mercadeo de menores no acompañados es una violación de derechos”.

El Estado tiene la competencia en inmigración pero son las comunidades las que disponen de la competencia de infancia y servicios sociales. Los criterios del nuevo reparto, cerrado tras un acuerdo con Junts a cambio de sus votos a la reforma de la Ley de Extranjería, algo que no parece el mejor punto de partida, tiene en cuenta la cifra de menores acogidos con anterioridad por cada autonomía. Se trata de proyecciones, puesto que el Ministerio no ha dado a conocer las cifras oficiales, cosa que tampoco es muy normal.   

El ministro Ángel Víctor Torres, que además, como canario, conoce perfectamente esta triste realidad, dio en el clavo al recordar que fuimos capaces de acoger a decenas de miles de jóvenes ucranianos y que estos son los mismos menores, solo les diferencia el color de la piel. Añadió, como también insisten a diario ONG y ayuntamientos, que en espacios donde caben 15 personas, hay 300. Ahora que está en boga reivindicar los valores europeos debería empezarse por lo más básico: no vulnerar derechos humanos.

En el mejor de los casos se les acogerá en un centro hasta que cumplan los 18 años. Y a partir de ese momento tendrán que buscarse la vida como puedan. Se les exige mucho más que a los nacidos aquí teniendo mucho menos que ellos. En comunidades como Catalunya se ha diseñado un sistema de prórroga asistencial, a la que están acogidos unos 4.800 chavales. Se trata de una ayuda en forma de prestación o vivienda a la que tiene acceso cualquier persona extutelada que lleve seis meses en el sistema. En Madrid el sistema de prestaciones se canaliza a través de organizaciones subvencionadas.

En el documental ‘M’, en el que 14 chicos y chicas que llegaron aquí solos relatan cómo ha sido su vida, puede comprobarse cómo de difícil puede ser su subsistencia. Hasta el punto de dormir en algo parecido a un colchón en el armario de los suministros de un portal. 

Si los responsables de acoger a estos jóvenes visitasen algunos de los centros de Canarias, Ceuta o Melilla y vieran las condiciones en las que malviven hacinados centenares de ellos a lo mejor dejarían de utilizarlos como munición partidista. Está escrito en condicional porque es probable que ni así cambiasen de estrategia.  

Quiero pensar que si esos menores fuesen nuestros hijos todos lo veríamos distinto. 

Etiquetas
stats