Mujeres leonesas que emprenden y comunican con mucha garra

El Día Internacional de la Mujer no sólo es una fecha para reivindicar derechos, sino también para visibilizar historias inspiradoras. En León, hay mujeres que han tomado las riendas de su destino profesional y han apostado por el emprendimiento. Hoy conocemos a cuatro de ellas: Sara Santos, Leticia Domínguez, Mary Cruz González y Lorena González cuyas trayectorias demuestran que la constancia y el talento no tienen género.
Sara Santos

El nombre de ‘Miss Ampel’ resuena con fuerza en la red empresarial leonesa. Sara Santos Granda, su fundadora, lleva desde 2015 ofreciendo servicios de consultoría de marketing, gestión de redes sociales, organización de eventos y formación. Con una década de trayectoria, recuerda sus inicios con una sonrisa: “Cuando empecé, fue más difícil darme a conocer y que confiaran en mí, sobre todo porque nunca tuve oficina. Ahora, con la pandemia, es lo más habitual”, explica.
León es una ciudad pequeña, lo que facilita 'hacerte un nombre'
La evolución del emprendimiento femenino en León le parece evidente: “Ahora hay más asociaciones, eventos y formación gratuita, lo que facilita los contactos y la visibilidad de los negocios”. De hecho, ella misma ha impulsado el ecosistema emprendedor con su implicación en la Asociación de Jóvenes Empresarios de León (AJE), Asociación de Mujeres empresarias y Directivas de León (ASELE) y la fundación del Club de Marketing de Castilla y León. A pesar de los desafíos, valora positivamente su experiencia en la ciudad: “León es una ciudad pequeña, lo que facilita 'hacerte un nombre' y que la gente te conozca y reconozca tu trabajo”.
Leticia Domínguez

Para Leticia Domínguez Cañas, el emprendimiento no es un cuento de hadas. La fundadora de ‘Noria Media’, una agencia de comunicación estratégica, prefiere llamarse a sí misma autónoma en lugar de emprendedora: “Ese término tiene un aura romántica que no refleja la realidad de quienes, día a día, sacamos adelante nuestros proyectos en España. Ser autónoma es pelear cada día por cada proyecto, asumir impuestos, burocracia y altibajos constantes. Pero también es construir algo propio. Tuyo”.
A veces me doy las gracias a mí misma por haber seguido creyendo que otra vida era posible
Tras años en Madrid, Leticia decidió regresar a la tierrina y crear una agencia que reflejara su esencia. Su trabajo se centra en copywriting, redes sociales y estrategias de comunicación para pymes y autónomos. Para ella, el cambio de ritmo ha sido clave: “Después de pasar ocho años en la vorágine de Madrid, vivir en León es una auténtica delicia. A veces me doy las gracias a mí misma por haber seguido creyendo que otra vida era posible”.
Esta profesional reconoce que, aunque la vida de la autónoma es muy solitaria, ella tiene la suerte de haber conseguido el apoyo de una gran comunidad local: “Quiero mencionar a mis compañeras del Club de Marketing de Castilla y León, especialmente a Sara y Nuky. Compartimos juntas casi a diario lo que nos pasa con clientes y proyectos… ¡y eso es muy guay!”.
Mary Cruz González

El espíritu emprendedor de Mary Cruz González Fernández se forjó desde niña, cuando ayudaba a su madre en la panadería familiar: “Desde muy pequeña, antes de ir al cole, ya colocaba el pan y después despachaba detrás del mostrador”. Con ese espíritu inquieto, trabajó en hostelería para costearse un sueño: viajar a Argentina. “Era algo que quería cumplir y lo hice en enero de 1997. Me gustó tanto que me quedé casi tres años. Trabajé en un bufete de abogados muy reconocido de Buenos Aires y aproveché para conocer casi todo ese país maravilloso”.
Todo esto me ha permitido no sólo reinventarme, sino también contribuir a mi comunidad de distintas maneras
A su regreso a León en el año 2000, se adentró en el mundo comercial del sector del automóvil, un entorno mayoritariamente masculino. “Era un mundo hostil, donde el 95% de la plantilla eran hombres y la competitividad en ventas no dejaba espacio para la colaboración. Pero allí gané confianza y profesionalidad”. En 2009 decidió ser madre, y fue entonces cuando sufrió en primera persona las desigualdades laborales. “Llegó la privación de derechos y la falta de confianza en mí como profesional. Las diferencias de género eran surreales”. Dos años después, con su segundo hijo y el cierre del concesionario donde trabajaba, se encontró con nueve meses de nóminas sin cobrar y un futuro incierto.
Lejos de rendirse, convirtió la adversidad en oportunidad: “Aproveché ese momento para dedicarme a la crianza de mis hijos, que son mi motor indispensable”. En 2014 cofundó Emottion Formación, una empresa de formación en habilidades blandas que operó a nivel nacional hasta que la pandemia la obligó a cerrar en 2022. Pero la resiliencia es parte de su ADN. En febrero de 2024 lanzó su propia empresa, Abanico Formativo, que actúa como nexo entre docentes y empresas, ofreciendo soluciones formativas personalizadas. “Creo en el trabajo colaborativo, donde todos ganamos”.
Más allá del emprendimiento, su compromiso social es indiscutible. Es presidenta del Club Lions León, desde donde impulsa becas comedor y ayuda humanitaria. “En 2019 me desplacé a las zonas afectadas por la DANA en Valencia para entregar personalmente una gran recogida de necesidades”. También es voluntaria en Los Amigos del Mocho, limpiando los márgenes del Bernesga, y socia fundadora del Club de Marketing de Castilla y León, que organiza congresos anuales para fortalecer el sector. En 2021 convirtió su casa familiar en un alojamiento turístico rural, ayudando a sus padres y dinamizando el turismo en la provincia. “Todo esto me ha permitido no sólo reinventarme, sino también contribuir a mi comunidad de distintas maneras”.
Lorena González Prieto

Si hay una historia que demuestra que el emprendimiento se lleva en la sangre, es la de Lorena González Prieto, cofundadora de ‘Dosmasuno Huella Creativa’, una empresa leonesa dedicada al diseño gráfico y la impresión. Su camino hasta aquí no ha sido fácil, pero sí cargado de anécdotas, esfuerzo y muchas ganas de comerse el mundo. “Vengo de la zona de Villahornate, cerca de Valencia de Don Juan. Soy pueblerina de pura cepa”, dice con orgullo. Creció en una familia de cinco hermanos en la que ayudar en el negocio familiar era parte del día a día: “Mis padres fueron ganaderos y agricultores, así que desde pequeña sacaba las ovejitas al campo con mi cacha. Iba con mis cascos ‘Walkman’ de la época, escuchando música mientras cuidaba el rebaño. Luego venían a buscarme con la Vespino”.
Estamos ganando espacio
Pero Lorena es una mujer con un gran espíritu inquieto, así que estudió Bachillerato de Artes y siempre tuvo claro que quería hacer algo grande: “Desde pequeñita decía: quiero ser mi jefa, tener mi propia empresa”. Su primera idea fue montar un negocio de eventos, pero su pasión por la imagen la llevó a estudiar Imagen y Sonido en María Auxiliadora. Su carrera en el mundo audiovisual la llevó a hacer prácticas en Televisión de Oviedo, donde descubrió la magia y las dificultades del sector: “La tele es un mundo bonito, pero también tiene sus cosillas. Para avanzar hay que irse a Madrid, trabajar en grandes cadenas como Antena 3 o Telecinco”. Incluso tuvo la oportunidad de visitar los platós de Telecinco y conocer a figuras como Jorge Javier Vázquez. “Salí de allí diciendo: yo quiero trabajar en la tele”.
Sin embargo, la vida la llevó por otros derroteros. Encontrar trabajo en televisión en León era prácticamente imposible, así que pasó por varios empleos, incluyendo una imprenta. Pero, fue en 2010 cuando su deseo de emprender volvió con fuerza. “Siempre quise montar algo por mi cuenta. En 2011, con una compañera, nos lanzamos a crear la imprenta. Y claro, todo el mundo nos decía: ¿cómo vais a montar una empresa en plena crisis? Dos chicas”, recuerda como un reto. El mundo de la impresión y la rotulación estaba copado por hombres: “Si tiras de hemeroteca: los diseñadores, los que imprimían, los que ponían vinilos… casi todos hombres”.
Pero ni las dudas externas ni la falta de ayudas frenaron su determinación. Desde entonces Ofrecen servicios de diseño gráfico, impresión y rotulación, y a lo largo de los años han trabajado con grandes clientes como el Ayuntamiento de León y Es.Pabila. “Nos llamaron para recopilar fotos de todo lo que habíamos hecho en sus 25 años. Fue un orgullo ver cómo nuestro trabajo ha dejado huella”, nunca mejor dicho. A nivel social, Lorena ha sido muy activa en el ecosistema empresarial leonés. Ha estado en asociaciones como BNI (donde llegó a ser presidenta), AJE y el Club de Marketing de Castilla y León, del que es socia fundadora y fue secretaria.
Sobre su experiencia como mujer emprendedora en León, es clara: “Al principio fue duro. La gente de León es difícil, muy fría. Al principio iba puerta por puerta ofreciendo nuestros servicios, y costaba que te tomaran en serio, sobre todo siendo una chica joven. Pero con el tiempo he demostrado que aquí estoy y que sé lo que hago”. Por suerte, l sector también ha evolucionado y ahora hay más mujeres en el diseño y la impresión, poniendo vinilos, rotulando fachadas. “Estamos ganando espacio”, sentencia. Con una trayectoria de más de 13 años en el sector, su empresa sigue en plena evolución. “Somos analógicamente modernas”, dice con humor, reconociendo que combina la experiencia del mundo analógico con las tendencias digitales actuales. Lorena es el ejemplo de que, con carácter, determinación y una buena cacha (literal y figuradamente), cualquier mujer puede abrirse camino en el mundo empresarial.
Todas coinciden en que León es un lugar donde es posible abrirse camino, aunque el emprendimiento sigue teniendo desafíos. La red de apoyo, las asociaciones y la cercanía de la comunidad juegan un papel clave, pero aún hay barreras que superar. En este 8 de marzo, sus historias sirven como ejemplo de que el emprendimiento femenino no es sólo cuestión de valentía, sino también de resiliencia, creatividad y mucho trabajo. Porque detrás de cada negocio hay una mujer que ha apostado por sí misma.