La portada de mañana
Acceder
Timothy Garton Ash: “Los europeos deberíamos ponernos en lo peor”
Feijóo le quita a Mazón el congreso de PP Europeo tras una llamada de teléfono
Opinión - El silencio habla mal de Sánchez. Por Esther Palomera

Fue la primera reina de Europa y tuvo su particular 'Juego de Tronos' medieval

Retrato imaginario de la reina Urraca I de León expuesto en el Museo del Prado.

Andrea Blez

5 de marzo de 2025 18:45 h

0

El 8 de marzo de 1126 moría dando a luz Urraca I de León, la primera mujer que accedió a un trono de pleno derecho, como hija y única heredera viva de Alfonso VI, el rey que aparecía en el cantar del mío Cid, y con ello, comenzar un legado que se recuperaría siglos después de haber permanecido poco recordada y olvidada por sus coetáneos en parte por ser borrado u omitido su nombre en documentos oficiales y a lo que contribuyó su propio hijo, el rey Alfonso VII.

Urraca I de León, la reina que hizo valer su derecho a gobernar

Urraca nació en 1081 como hija de Alfonso VI y Constanza de Borgoña, y durante muchos años permaneció como única heredera, al no tener un varón para suceder a la corona el monarca, que, bajo la tutela de hombres, fue instruida y educada para que aprendiera como se llevaba el gobierno.

Una educación que continuó a pesar del nacimiento de su hermano Sancho, que se convirtió en heredero a la corona de Alfonso VI, y todo ello a pesar de su temprano compromiso cuando tan solo era una niña con Raimundo de Borgoña, como resultado de una alianza de su padre con los franceses como agradecimiento de la lucha con los almorávides.

El rey Alfonso VI otorgó al matrimonio el Condado de Galicia, en el que Urraca hizo valer su derecho de gobernar, firmando los documentos como reina del territorio, mientras se dirigía a su marido como príncipe, y de cuya unión nacieron dos hijos: Sancha y Alfonso, este último siendo protagonista durante su reinado.

En dos años tuvieron lugar dos acontecimientos que cambiaron el rumbo de la vida de Urraca para que se convirtiera en reina de León. En 1107 falleció su marido, y en 1108 murió su hermano Sancho en la batalla de Uclés, por lo que se volvió a convertir en heredera al trono de su padre.

Antes de la muerte de Alfonso VI, en 1109, y que ella fuera proclamada reina de León, su padre la casó con Alfonso I de Aragón, conocido como El Batallador, lo que propició el malestar de gran parte de los burgueses y el clero porque un hijo sería heredero de los territorios de León, Navarra y Aragón, con todo lo que la unión bajo una corona comportaba.

Un reinado propio de ‘Juego de Tronos’

Así, cuando Urraca I de León fue proclamada, su marido, que la maltrataba, la encerró en la fortaleza de Castelar para intentar dominar sus territorios. En 1111, ella se reconcilió con su marido y provocó una guerra civil entre Portugal, que quería controlar Galicia, el clero y los partidarios de mantener León bajo una sola corona y que abogaban por el que sería el futuro Alfonso VII y los aragoneses, a lo que se unía además la amenaza de los almorávides.

Estas intrigas y conspiraciones protagonizaron el reinado de Urraca I de León, que demostró ser una eficaz administradora en su gobierno, a la vez que no dudó participar en batallas para luchar por su derecho legítimo a gobernar. Algo que logró cuando en 1114, el Papa anuló su matrimonio con Alfonso I de Aragón y llegó a un pacto con los partidarios de su hijo para conseguir mantener su reinado hasta su muerte, y no hasta la mayoría de edad de su heredero, como pretendían.

Por eso, a su muerte en 1126 con 45 años, Urraca falleció como reina de León, y abrió un legado de mujeres en el poder, demostrando ser igual de hábil para ejercer el gobierno que un hombre, todo ello a pesar de que su nombre fue olvidado por sus sucesores, siendo su propio hijo Alfonso VII uno de los instigadores a omitir su nombre en documentos oficiales.

Etiquetas
stats