Dos columpios gigantes en España que te permitirán contemplar la naturaleza desde las alturas

Hay muchas formas de admirar los paisajes con los que nos deleita la naturaleza y las alternativas van más allá de utilizar unos prismáticos, hacer una ruta por la montaña o viajar en un globo aerostático, una iniciativa que ha ganado adeptos en los últimos años. Entre tener los pies en el suelo e ir flotando por el aire, existe una alternativa: sentarse en algunos de los columpios gigantes instalados en varios puntos de nuestro país.
Además de ofrecer unas espectaculares vistas del entorno, la mayoría tienen características comunes: están cuidadosamente diseñadas para no quitar protagonismo al paraje y utilizan como material el hierro o la madera, ambos en color marrón para pasar lo más desapercibido posible e integrarse en el entorno.
El imponente columpio de Riaño
En el Parque Regional Montaña de Riaño y Mampodre (Castilla y León), uno de los enclaves montañosos más sobresalientes de la Cordillera Cantábrica, se esconde el columpio de Riaño, que presume de ser uno de los más grandes de España. Mide ocho metros y está ubicado a 1.200 metros de altitud.
Está estructura se asienta sobre varios pilares de madera. De lo más alto, bajan un par de cadenas que permiten un divertido y curioso balanceo, en el que se puede observar la majestuosidad del enclave. Aunque tenemos que subir a un pequeño montículo en el que se levanta, desde el consistorio aseguran que es fácil acceder y que es un espacio perfecto para acudir en compañía de familiares, amigos y mascotas. Se puede llegar dejando el coche en el camping de Riaño y, a partir de ahí, siguiendo la ruta a pie.
El ejemplo de reciclaje en el columpio de Librán
Sin abandonar la comunidad castellanoleonesa, los que quieran contemplar la naturaleza desde un columpio pueden visitar el que hay instalado en Librán, una pequeña localidad perteneciente al municipio de Toreno, en la comarca de El Bierzo (León). Este tiene una altura de casi nueve metros y está ubicado en un entorno privilegiado, al norte de esta localidad. Y las vistan no decepcionan a ninguno de los curiosos y senderistas que ahí se acercan, aunque no se posen en su asiento.
De acuerdo con el consistorio, en el diseño de la estructura se ha cuidado hasta el más mínimo detalle. Para su construcción, se aprovecharon las piezas obtenidas tras el desmontaje de las torres de suspensión de un proyecto de tirolina que finalmente no salió adelante, siendo un ejemplo de reciclaje de materiales a gran escala. Se puede acceder desde la carretera que une Librán con Pardamaza o a pie siguiendo la ruta de la Senda del Cañón.
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