De la incertidumbre a la integración: el centro para migrantes en Burbáguena que suma población y mejora los servicios
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En 2021, los 200 habitantes de Burbáguena vieron cómo empezaban los trabajos en un local del pueblo para abrir un centro de migrantes. Lo que al principio se vio con “incertidumbre” y con cierto “reparo” acabó siendo “muy positivo”. Durante meses, los responsables del centro explicaron y divulgaron qué es lo que se iba a hacer ahí y cuál era el objetivo, esta es, según Julia Ortega, responsable territorial de Accem en Aragón, la clave de “la integración” de los usuarios en el pueblo.
Accem es la entidad que gestiona este centro, se escogió Burbáguena por “las posibilidades reales de inserción tanto social como laboral” frente a una gran ciudad como Zaragoza. “Nos planteamos mirar a nuestros pueblos y buscar alguna zona viable, bien comunicada, que se pudiera poner en valor, una zona que necesitase mano de obra y que el pueblo nos quisiera”, asegura Ortega. Hoy, son 352 los habitantes de este municipio, que ha aumentado su población en un 70% desde 2021.
El alcade del pueblo, Joaquín Peribañez, asegura que “le han dado vida al pueblo”. Explica que “en ningún momento ha habido ningún problema. El pueblo lo entendió y lo aceptó, la vida de estos residentes forma parte del pueblo y el pueblo forma parte de la vida de estos residentes”.
José Rafael es uno de los usuarios de este centro, tuvo que salir de Venezuela “por fuerza mayor”: “Soy militar, huí de mi país porque corre riesgo mi vida”. José valora muy positivamente el proceso de acogida en el centro de Burbáguena, asegura que desde que llegó le han brindado “toda la ayuda y apoyo necesario”.
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Explica que lo que necesitan, viniendo de contextos violentos, es “paz y tranquilidad”. Se está formando para lograr su objetivo cuando salga del centro, que es “aportar conocimiento y experiencia acá a la comunidad, en la pequeña y gran empresa, los conocimientos que de una u otra forma me han llevado a cada día formarme más”. Destaca también la formación que reciben sus compañeros que no conocen el idioma, “gracias a este centro salen que se pueden defender para un empleo y para integrarse en sociedad”.
Nos adaptamos, nuestros chicos se han adaptado mucho a este país y a nuestra nueva vida
Aura Rosales y su familia también estuvieron en el centro, pero ahora viven en Calamocha y se encuentran en el proceso de obtener la nacionalidad, tras lograr el asilo político. Aura, su marido y sus dos hijos llegaron en diciembre de 2021, tras salir de Colombia por motivos políticos. Esta familia vivió durante seis meses en el centro y, después, decidió quedarse a vivir en la zona. Ahora residen en Calamocha, a 14 kilómetros, lugar en el que han encontrado trabajo y en el que se sienten “perfectamente integrados”.
Aura explica que tuvieron que salir de su país después de un atentado contra la vida de su marido, Efraín. Vendieron su piso y dejaron su trabajo. Eligieron España porque la madre de Aura ya vivía en el país. El 23 de septiembre llegaban y el 16 de diciembre ingresaban en el centro de Accem de Burbáguena: “Llegamos en pleno diciembre, con muchos sentimientos encontrados, nos abrieron las puertas de una manera impresionante, fue un acogimiento muy familiar, encontramos familias de diversos países y culturas”, explica.
Seis meses después, consiguieron el permiso de trabajo y decidieron quedarse en el pueblo. “Vivimos en la casa parroquial al salir del centro, yo trabajé dos años en la residencia de Burbáguena y mi esposo entró a trabajar en Calamocha y nos quedamos en la zona. Nos adaptamos, nuestros chicos se han adaptado mucho a este país y a nuestra nueva vida, nos encontramos viviendo en Calamocha, nuestros niños estudian aquí, estamos muy contentos”. Ahora, parte de su familia ha emprendido el mismo camino y se han instalado en Calamocha, la hermana y el hermano de Efraín se han trasladado al pueblo: “Están los tres hermanos en Calamocha, las tres familias, solo queda pendiente que venga mi suegra con su actual pareja”.
Cuentan con asilo político y se encuentran en el proceso de obtener la nacionalidad. “Nos encontramos adaptados y abiertos a todo este proceso, ha sido muy enriquecedor a pesar de las lágrimas, un gran cambio en nuestras vidas, pasar por Accem nos ayudó bastante. Aspiramos a seguir nuestro proceso para adquirir la nacionalidad, amo mi país y mi cultura pero más allá de eso amo la seguridad de España, mi esposo supo lo que era perder un padre y yo no quiero que mis hijos les pase algo igual”.
Ha sido muy enriquecedor a pesar de las lágrimas
Desde su apertura en mayo de 2021, el centro de Accem en Burbáguena ha atendido a más de 1.000 personas, de las cuales cerca de 100 han logrado su inserción sociolaboral en la zona. Este centro es “una respuesta para que las personas puedan entrar en el sistema de acogida temporal mientras esperan que se les asigne una plaza, es un centro de emergencia”. Ortega valora que, como en la zona hay mucha oferta laboral, antes de que obtengan una plaza los usuarios ya han recibido formación y, cuando logran el permiso de trabajo, “se incorporan directamente en el mercado laboral”.
El ideal de este sistema contempla que, cuando una persona solicita asilo, en el plazo de seis meses puede empezar a trabajar, están en fase de acogida. Ortega explica que el problema actual es que “cada vez hay que esperar más para que te den cita, hasta un año, mientras tanto la gente está en los centros que están planteados como recursos mucho mas temporales”.
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El propio centro ha evolucionado, en 2021 se acogió el primer grupo, personas que habían entrado en España por la ruta de Canarias. “Cuando se pasó la presión de Canarias cada vez el perfil fue más de familias que estaban en Aragón y necesitaban ayuda y apoyo”.
Convivencia
El proceso de preparar este centro fue de un año y medio, acondicionando y obteniendo los permisos. “Esto acabó siendo muy positivo porque durante ese tiempo pudimos explicar bien y tranquilamente lo que íbamos a hacer y cómo. Eso fue dejando al pueblo muy tranquilo. La actitud de los vecinos y vecinas ha sido muy respetuosa y cada vez con más ilusión, estuvieron apoyando cualquier iniciativa, ofrecimos voluntariado y son varias las personas que colaboran con nosotros. Hay mucha convivencia del centro con el pueblo y del pueblo con el centro”.
Ortega considera que la clave para esta buena acogida del pueblo fueron las respuestas a las preguntas de los vecinos, y las ofertas laborales de personal cualificado, “lo que permitió que muchas personas que querían trabajar en su pueblo o volver a su entorno lo pudieran hacer, el primer beneficio es que hay muchas familias que acaban teniendo alguien trabajando en nuestro centro”.
Elena Orús es directora del centro de acogida de Accem en Burbáguena y también valora de forma positiva la integración y la convivencia en el pueblo, reconoce que hubo un “impacto inicial” debido a la incertidumbre, pero “la valoración tras casi cuatro años ha sido muy positiva de esa convivencia muy real y natural, una aceptación bilateral que yo creo que sí que hay que destacar, un acompañamiento de vecinos y vecinas, se ha conseguido que familias y personas se queden a vivir en la comarca de manera independiente”.
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También resalta que el pueblo ha ganado servicios, más población “significa más horas de consultorio médico abierto, una ruta de transporte escolar que beneficia a los niños de otros pueblos o reactivar la ludoteca”. Ortega asegura que, durante estos años, no ha habido ningún conflicto, “es un pueblo en el que hay convivencia. Como no ha habido rechazo nunca tenemos conflicto. Un pueblo con 117 personas siempre nuevas y sin ningún conflicto ni altercado”. Orús destaca que los servicios se han mejorado en el pueblo debido al incremento poblacional y a la instalación del centro, como es la panadería, la tienda de ultramarinos, la guardería o el consultorio médico, “los servicios de aquí se han visto reconfortados y ampliados”.
La influencia de este centro se ve también en la población, en 2021 este pueblo turolense tenía 207 habitantes, según el INE, hoy, son 352. En cuanto al origen de estos ciudadanos, en 2022, los últimos datos publicados, un año después de la apertura del centro la población extranjera en el pueblo había aumentado de un 8,7% a un 28,42% en un año. En 1996, no había ningún vecino en la localidad nacido en otros países. También ha disminuido la edad media de los habitantes de Burbáguena es de 53,52 años, -10,46 años menos que hace un lustro que era de 63,98 años.
Peribañez ratifica estos datos, asegura que ha bajado la media de edad el pueblo y que se ha reactivado la actividad laboral en sectores donde no se encontraba personal en edad de trabajar. “En la comarca hay 100 personas que han pasado por el centro que están llevando a cabo actividades laborales que eran necesarias y que estaban sin cubrir. Nos ha venido muy bien porque nos ayuda a prestar servicios mínimos que antes no teníamos, se han incorporado a nuestra sociedad con mucha normalidad”.
30 profesionales y 117 plazas
Orus explica que todas las personas que están en este centro son solicitantes de protección internacional. “El objetivo es acompañar en el proceso de integración en España ofreciendo y asegurando cubrir las necesidades más básicas, somos un centro de acogida de la fase de valoración. La mayor parte de las personas que llegan llevan poco tiempo viviendo en España o acaban de llegar y les aseguramos la manutención, el alojamiento, cubrimos a través de ayudas económicas las necesidades más básicas para la persona”.
En este centro trabajan 30 profesionales, es un centro de atención 24 horas. Cuenta con 117 plazas de las 111 están ocupadas actualmente, aunque con la llegada de dos núcleos familiares en los próximos días estará al completo. El perfil de los usuarios es “muy heterogéneo, hay personas solas, unidades familiares, menores solos… El requisito principal para entrar en el centro es que sean solicitantes de protección internacional y que haya una situación que les obligue a entrar en este tipo de centros de emergencia por la imposibilidad de acceder a un alojamiento”.
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